El SIDH es patrimonio de los ciudadanos y ciudadanas de la región

El SIDH es patrimonio de los ciudadanos y ciudadanas de la región

Estamos aquí como integrantes de la Coalición Internacional de organizaciones por los derechos humanos en las Américas, para estar presentes en la Asamblea General Extraordinaria, porque consideramos que este es un momento crítico para el futuro del Sistema Interamericano, y para la protección de los derechos de nuestras y nuestros conciudadanos del continente.

 

Desde la sociedad civil, como usuarios, víctimas, defensores públicos, académicos, jueces, y personas vinculadas a la vida pública, hemos sido hombres y mujeres críticos desde un inicio con este proceso de reflexión, y vemos con mucha preocupación que el mismo se alargue más allá de esta Asamblea General Extraordinaria.

Este proceso no logró un fortalecimiento real del Sistema Interamericano. Prueba de ello es que:

 El mismo no se ha enfocado en mejorar la efectividad o respuesta del SIDH ni el grado de cumplimiento por parte de los Estados con las decisiones de la Comisión y la Corte, que es la debilidad central del sistema.

 Ni se ha orientado a mejorar el acceso de las víctimas a la Comisión y a la Corte, ni la efectividad de estos órganos para darles a ellas una respuesta rápida, que es la razón de ser del sistema.

 Ni se hapreocupado por mejorar los procesos de selección de los candidatos a Comisionadas y Comisionados, y Jueces y Juezas, que es una necesidad apremiante del sistema.

El proceso tampoco ha resultado en un aumento del financiamiento de la Comisión y de la Corte. Por el contrario, los Estados, por medio de la OEA, sólo proveen el 55% del presupuesto de la CIDH, y además varios Estados quieren limitar a la CIDH su capacidad de recibir fondos externos. Esto implicaría que casi todas las relatorías y la propia CIDH perderían cerca del 45% de su financiamiento, el cualproviene de fuentes externas.

Todos anhelamos que un día los Estados cumplan con su promesa y que el presupuesto de la CIDH provenga íntegramente del presupuesto regular de la OEA. De igual modo, esperamos que de manera genuina se fortalezca a todas las relatorías de la CIDH, dotándolas de los recursos necesarios para que puedan realizar de manera adecuada sus labores.

Pero eso hoy no es una realidad, y por tanto hacemos un llamado para que los Estados cumplan con su obligación de financiar a la Comisión, en vez de asfixiarlaal limitarle o condicionarle su financiamiento externo.

Este proceso ha cargado de más trabajo a la CIDH sin incrementarle sus ya escasos recursos, por lo cual hoy ha pasado a estar en una situación aún más precaria que cuando comenzó todo estadiscusión. Como resultado de ella, la CIDH se comprometió a producir al menos seis informes sobre temas diferentes antes de final de año.

Las reformas adoptadas hacen más complejo el trámite de medidas cautelares y casos. De ahora en adelante, la CIDH será el órgano internacional con mayores restricciones para otorgar medidas de protección urgente.

Por lo anterior, esperamos que el proceso político de revisión de los procedimientos de la CIDH termine hoy, y que la CIDH pueda abocarse a su tarea principal, que es la promoción y protección de los derechos humanos.

Sería inaceptable para las víctimas de violaciones perpetradas por los Estados, que se estableciera, como algunos actores lo han sugerido, algún mecanismo que faculte a los Estados para monitorear de manera permanente la implementación de las normas de procedimiento de la CIDH, y mermar su capacidad de tomar decisiones en el ejercicio de sus competencias por posibles reacciones políticas de los Estados, y desvíe la atención de su tarea fundamental. Si los Estados desean de veras seguir con un proceso de fortalecimiento, deberían centrarse en los múltiples compromisos que ellos tienen pendientes, como dotar de adecuado financiamiento al SIDH y cumplir cabalmente sus decisiones.

Para terminar, hacemos un llamado para que todos los Estados ratifiquen los tratados interamericanos de derechos humanos, incluyendo la CADH, de modo que todas las personas del continente tengan acceso a un sistema regional de protección de derechos humanos fuerte, autónomo, independiente y efectivo. Esperemos que la reflexión generada en torno a esta reforma sirva al menos para que hoy los Estados actúen teniendo en cuenta su responsabilidad histórica de garantizar que eso ocurra.

El SIDH es patrimonio de los ciudadanos y ciudadanas de la región, que nos pronunciamos hoy en defensa del SIDH. En ese sentido, vamos a entregar las firmas de miles de personas, escritores, intelectuales, ex Presidentes y otras personas que han mostrado su enérgico respaldo al Sistema.

Coalición de organizaciones que trabajan ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos

22 de marzo de 2013

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