En memoria de Jorge Adolfo Freytter Romero en el XI aniversario de su asesinato

Once años después su querida familia sigue luchando para que no se olvide un hecho tan terrible, para lograr que se abra camino la verdad, para que se haga justicia. Supongo que habrá quien diga que ha habido avances, incluso condenas, pero no es menos cierto que todavía no se ha hecho la luz, no se ha llegado al fondo, no se ha abordado la reparación exigible moralmente en justicia.

Desde la lejanía geográfica, pero desde la cercanía afectiva a la viuda e hijos del profesor, quiero hacer oír mi voz, una vez más, instando a las instituciones Colombianas a que superen los obstáculos que impiden avanzar en la resolución de este caso, de forma que el olvido no se imponga y la luz alumbre para que se conozca toda la verdad, aunque esta pueda incomodar a un “establishment” que en el pasado no fue ajeno a tan graves vulneraciones de derechos humanos.

Para alcanzar el objetivo de una sociedad reconciliada y en paz es necesario que se abra camino la justicia; justicia que empieza por el esclarecimiento de la verdad, por el reconocimiento del dolor causado, por la asunción de responsabilidades por parte de un Estado que cobijó en su seno a las personas que cometieron tal barbaridad.

Desde Euskal Herria, que ha sido tierra de acogida para un hijo de esta querida familia, y donde desgraciadamente tanto sabemos también de dolor injustamente causado por la violencia de diferentes orígenes y agentes que olvidaron el principio ético fundamental, de que el fin nunca justifica los medios, quiero unir mi voz a esa exigencia de verdad, dignidad y justicia, que son la base sólida sobre la que construir un escenario de reconciliación que abra camino al perdón y posibilite un futuro del que todas las personas puedan participar en paz, justicia y libertad en esas queridas tierras colombianas.

Rafael Larreina Valderrama

Diputado Vasco en el Congreso de los Diputados del Estado Español

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