Una destacada dirigente.

Se suma este reconocimiento, a otros más de los que se le han venido haciendo a Piedad, desde las distintas orillas de esta América Latina y desde luego en el viejo continente, no solo por su visible labor para alcanzar la liberación de varios de los políticos que estuvieron secuestrados por la guerrilla, como también por la aguerrida labor de cuestionamiento a muchas de las erráticas políticas de los gobiernos de turno, así como la lucha que ha librado por la democratización del partido liberal. En el año 2001, con ocasión de los diez años de la Fundación Biodiversidad, también tuvimos la oportunidad de rendirle un pequeño homenaje con un puñado de ambientalistas en Cali, sin aspavientos de ninguna índole.

En la más visible de sus luchas, muchos olvidan que fue víctima en carne propia del flagelo del secuestro, en manos de Castaño, uno de los temidos jefes del paramilitarismo. La derecha recriminó que hubiere sido liberada, reclamaron un desenlace fatal, pero los vientos de la esperanza soplaron a su favor. Sus obvias conversaciones con la guerrilla, le han valido como remoquete, un señalamiento por el que pauta la corrupta dirigencia del país.
Se abrió camino en las tierras antioqueñas, donde hizo sus primeros logros en materia político electoral, a contramarea de las expresiones del narcotráfico, que permeó muchas de las campañas de dirigentes de los partidos tradicionales.

En el Congreso de la República, logró que su voz se escuchara por todos los rincones del país, en una clara muestra de desobediencia con la costumbre manzanilla, de los gamonales tradicionales que perpetuaron el secuestro del ideario liberal, que tantos logros sociales marcó en la historia colombiana, logrando en los esplendorosos momentos de participación democrática de las bases liberales, su elección como Directora Nacional, triunfo que le fue arrebatado en una más de las acostumbradas mangualas que retornaron a los oscuros laberintos de la parlamentarización, a un partido que se preciaba de su modernización.

Ha sido víctima de la más enconada persecución, desde los tenebrosos tinglados de la Procuraduría General, hoy en manos de la extrema derecha.

Es sin duda, la figura más destacada de la Marcha Patriótica, la más reciente expresión política y social, que surge como respuesta al desgaste de los partidos y movimientos electorales, como un respiro y opción de la izquierda colombiana. Es una contundente luchadora contra las políticas neoliberales y una de las forjadoras de un nuevo ideario político socialista.

Su falta de reverencia, su osadía para expresar con espontaneidad sus ideas y sus desacuerdos, la franqueza de muchos de sus adjetivos, con los que se despacha causando roncha en muchos de los círculos de poder, que le recriminan y le marcantizan, tildándola de irrespetuosa. Su cercanía a los gobernantes de la nueva izquierda latinoamericana, también ocasiona reproches que emergen desde los cuarteles de la derecha, que encuentra eco en muchos sectores de la opinión pública, que se quedan sin argumentos en el momento de explicar su inventada y heredada animadversión por esta mujer de talante.

Hoy en día, desde un dinámico vehículo, las redes sociales del internet, el listado que conforma Piedad Córdoba está siendo sometido al escrutinio de los usuarios de la moderna informática, para que en forma libre y espontánea, sin el cabildeo del clientelismo, lejos de las prácticas electorales, sin votos amarrados, sin obedecer a directrices, sin quemarle incienso ni rendirle pleitesía, vicios de la democracia representativa colombiana, se escoja a los más destacados de los cincuenta enlistados, por si solo un indiscutible honor.

Quienes deseen expresar su preferencia, pueden ingresar al portal http://www.fp-es.org/los-50-intelectuales-iberoamericanos-mas-influyentes-2012 en donde encontrarán el nombre de Piedad Córdoba, antes del 22 de Octubre, fecha límite para seleccionar a los más reconocidos.

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