A raíz de los escándalos de los últimos días, en los cuales no dejan de sonar por radio y televisión afirmaciones, acusaciones, cruces y relaciones de los Nule, los Moreno, el ex ministro Gallego, las comisiones, el Polo, la contratación estatal, el Contralor Distrital, los contratistas, el anticipo, las obras del IDU, las concesiones del INCO, las obras del Invías, la corrupción y las increíbles sumas de las que hablan los periodistas; se puso de moda como producto de esta agria algarabía capitalina la cifra: un billón de pesos.

 

 

¿Y cuánto es un billón? me preguntó una curiosa abuela preocupada no sólo por el significado de esa cuantía y de qué tanta es esa plata, sino porque según la radio, como ella con rabia alega, será lo que perderá el Estado por culpa de los Nule y de los otros. Además, la abuela precisa que esa suma extraviada, o mejor robada, la terminaremos asumiendo los colombianos que pagamos impuestos y que en la mayoría de los casos, lo aceptamos sin ni siquiera quejarnos.

La respuesta que la abuela exigía no era decirle simplemente que un billón significa un millón de millones. Solicitaba una respuesta que le precisara para qué alcanza esa plata. Investigué, tire lápiz y para mi sorpresa y la suya, amigo lector, un billón de pesos es una burrada de dinero que alcanza para uno de los siguientes proyectos: 1) Construir cuarenta mil viviendas de interés social. Es decir, para construir un pueblo más grande que San Gil; 2) Pavimentar mil kilómetros de vías existentes; 3) Pagar durante 20 años, el funcionamiento del Hospital Universitario de Santander, que cuenta con 400 camas y 1.200 personas a su servicio; 4) Darle tres comidas diarias, a los cuarenta millones de colombianos, durante una semana; 5) Pagarle un smmlv a la totalidad de la población de Bucaramanga, durante cuatro meses; 6) Regalar cien mil taxis, incluido el cupo; 7) Construir 25 parques como Panachi; 8) Construir 20 Zonas Francas como la que actualmente se construye en Bucaramanga; y 9) Construir la doble calzada Bucaramanga – Pamplona, incluyendo las variantes y un túnel de un kilometro en el Picacho.

Una vez le respondí a la averiguadora abuela con datos sustentados, para que dimensionará la cifra de un billón, me formuló la pregunta del millón: ¿Y si son cuantiosas comisiones ilegales las que pagan los unos a los otros, cómo hacen para mamarle gallo a la Dian? Lo ignoro abuela, toca preguntarle a ellos.