El “Estado de opinión” tercera fase del fascismo, agonía del Estado social de derecho

El pasado 20 de julio, el presidente Uribe volvió a mencionar el concepto “Estado de opinión”, considerándolo como la fase superior del Estado social de derecho. Para entender a que se refiere, es necesario abordar algunas características del régimen actual y cómo se ha ido configurando en las últimas 2 décadas, particularmente en los de su gobierno.

 

 

Lo primero que hay que decir es que un régimen como el existente en Colombia tiene como blanco de sus ataques la ideología liberal y la ideología de izquierda, lo que se ha expresado en diferentes formas de lucha, pues el régimen actual combina elementos tanto legales como ilegales, tanto materiales como ideológicos. Por ende no se puede reducir tal régimen al quehacer institucional ni a la figura presidencial a pesar de ser quien lo conduce. En cuanto a la combinación de lo legal con lo ilegal la justicia ha comprobado nexos entre funcionarios del gobierno, congresistas, militares y empresarios con los grupos paramilitares. Respecto a lo ideológico, tal régimen considera a la izquierda “terrorista” y los liberales, cuando critican su gobierno, como auxiliadores de ésta, al respecto se pueden citar innumerables casos.

Aunque al interior de quienes promueven el modelo hay divergencias y por ende no todo es coordinado, lo cierto es que todas las vertientes confluyen en el objetivo de instaurar en Colombia un régimen cada vez más antidemocrático.

Si bien, de antemano en la historia reciente de Colombia se han presentado intentos de imponer regimenes fascistas como fue el caso con Laureano Gómez en la década del 40 y con las políticas de Turbay Ayala en la del 70, es importante detenerse a analizar el actual proyecto que logró hacerlo y se encuentra en proceso de consolidación.

Por ello, a continuación se realiza una breve descripción de tres fases por las que ha pasado el modelo fascista en Colombia, aclarando de antemano que elementos de una se entrelazan con la otra.

1ª Fase de emergencia regional del fascismo.

 

Recuérdese que este proyecto viene desde los años 80 con escuadrones de la muerte como “los masetos” y “la mano negra”; en esa década tal vez un hecho significativo fue la creación del Movimiento de Reconstrucción Nacional, MORENA, liderado por alias Ernesto Báez cuando fue alcalde de Cimitarra, de igual manera hay que mencionar la creación de las CONVIVIR en la década delos 90, en Antioquia cuando Uribe Vélez fue gobernador. En tales décadas la presencia de los mercenarios internacionales quienes iniciaron el entrenamiento de grupos de autodefensa, que en un inicio tuvieron como objetivo militar a las guerrillas y posteriormente a los comunistas y dirigentes sociales, se constituye en otro acontecimiento relevante. [1]
Antes del año 2000 los actores fascistas tuvieron principalmente presencia regional, allí el Estado social de derecho sin duda fue remplazado por los actores de extrema derecha, proceso en el cual aplicaron diferentes modelos de control político y militar, como por ejemplo el chucureño y el trujillense [2]

En este periodo de emergencia regional del fascismo es evidente que la izquierda fue el objetivo principal, el asesinato de militantes y simpatizantes de la Unión Patriótica, expresa claramente dicha afirmación.

Posteriormente de lo regional y de lo militar se hace un transito a lo nacional y a lo político, vale recordar el documento de Mancuso titulado “De una orilla a la otra”, de finales de la década del 90, en el que se orientaba darle importancia a construir una base social del proyecto; de igual manera la unificación de las autodefensas regionales en Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, en ese mismo periodo, van a darle proyección nacional.

En esa dirección, la relación de alcaldes, gobernadores, representantes a la cámara y senadores, promueven, financian y se constituyen en voceros de tal proyecto, son quienes hoy hacen parte de la llamada parapolítica.

Todo ello acompañado de ejecuciones extrajudiciales, torturas, desapariciones, el desplazamiento y todas las formas más antidemocráticas que se aplicaron en múltiples regiones del país. Hoy por innumerables declaraciones de los implicados se sabe que todo ello ocurrió con la complicidad de entidades, instituciones y funcionarios del Estado. Esta primera fase de emergencia con expresión regional del modelo fascista fue tejiendo un proceso en diferentes ámbitos, logrando someter a instituciones estatales regionales y locales a sus proyectos de rentabilidad y muerte.

Tal proyecto encontró a comienzos del siglo XXI , con el gobierno de Pastrana Arango, una sociedad en crisis, económica, política y espiritual , en donde ni la izquierda tanto armada como no armada, ni el gobierno como tal le daba salidas a tal condición, situación favorable para el ascenso de la propuesta fascista, que unida a la opinión tanto de los medios de comunicación como de intelectuales de derecha que empezaron a proponer la necesidad de un gobierno de mano dura como el de Fujimori, facilitó que la figura de Uribe Vélez emergiera como la única opción; con un contexto internacional favorable, pues con los sucesos de las torres gemelas, se inició la llamada lucha contra el terrorismo, lo que justificó todo tipo de medidas antidemocráticas.

2ª Fase de institucionalización del modelo fascista.

 

Sin duda el triunfo de Uribe Vélez con mas de seis millones de votos en primera vuelta, lleva a que el modelo fascista, inicie con relativa facilidad su proceso de institucionalización, por ello a los cinco días de posesionarse, declaró el estado de conmoción interior, lo cual le dio un periodo de 180 días para establecer medidas económicas, políticas y militares especiales, recuérdese que se decía que para un país anormal se requería leyes anormales, incluso el ministro del interior del momento Londoño Hoyos, consideraba fundamental volver al estado de sitio y proponía reformar para tales fines la constitución del 91.

En ese mismo mes de agosto, se expidió el decreto sobre las zonas de rehabilitación y consolidación en donde se recortaron las garantías civiles y políticas, a tal punto que el comandante militar era quien asumía la gobernabilidad del territorio, en tales no se permitía el tránsito de periodistas extranjeros y se empadronó a la población, afortunadamente la Corte Constitucional consideró inexequible tal decreto. El llamado estatuto antiterrorista que se presentó meses más tarde, que entre otras cosas autorizaba las “chuzadas” telefónicas fue también declarado inexequible pero esta medida al fin de cuentas se aplicó posteriormente de facto, como se evidenció con los escándalos del DAS, en lo que no se salvaron ni los funcionarios de la OEA.

Luego con Santa Fe de Ralito y la consecuente ley de Justicia y Paz hecha a la medida para legalizar bienes acumulados por los procesos regionales del fascismo, junto a los procesos de impunidad fueron dándole legalidad y legitimidad al proyecto, a tal punto que voceros de los paramilitares visitan el Congreso y el ejecutivo busca darles estatus político. A pesar de ser sindicados y detenidos por parapolítica innumerables congresistas no se ha logrado establecer la responsabilidad de sucesos en los departamentos donde ellos adelantaban su quehacer delictivo.

Por otra parte se implementaron los consejos comunitarios todos los sábados y en diferentes regiones, en donde además de constituir una forma de propaganda del modelo, a su vez los tres poderes públicos se disuelven temporalmente pues el ejecutivo cumple funciones de juez, legislador, contralor y asignador de gastos públicos. Basado en el Estado Comunitario, en esta fase, se promovieron políticas y corrientes ideológicas de control, orden, homogenización del pensamiento mezclado con el individualismo neoliberal.

Dicha propuesta logra ganar base social, no sólo por los consejos comunitarios y por la propaganda en los grandes medios de comunicación sino que la utilización de programas asistenciales como familias y jóvenes en acción, bonos para la tercera edad, etc. hace que algunos sectores populares lo aprueben, lo que conlleva a altos índices de popularidad que en momentos ha superado el 80%, esto sobre la base de procesos sistemáticos de despolitización del pueblo en general.

En esta fase, el régimen en términos generales no ha derrumbado el orden constitucional vigente a pesar de sus intentos, pero el logro de la reelección que estremeció el espíritu de la constitución y el fortalecimiento del poder ejecutivo ha minado lo que se conoce como los pesos y contrapesos de la democracia liberal. En tal fase, la acumulación capitalista logra los índices más altos llegando cerca de 7 puntos del PIB, fruto de la flexibilización laboral, el saqueo de recursos naturales y la entrega de empresas estatales a megamonopolios y la constitución de megaproyectos tanto mineros como agroindustriales, forjando con ello un gran botín que ha llevado a pugnas entre voceros y aliados del modelo.

3ª Fase del Estado de opinión, agonía del Estado social de derecho.


Sobre la base de la institucionalización del modelo fascista, con el reencauche de los escuadrones de la muerte, con base social y la pugna al interior de los fascistas por quién debe conducir el modelo, hoy se habla de avanzar por medio del “Estado de opinión”.

Vale precisar que desde la teoría política no es clara la denominación de tal tipo de Estado, por ende se requiere observar los hechos para llenar de contenido tal acepción.

En esta fase del llamado “Estado de opinión”, se utilizan formas de opinión que buscan intimidar a la población, en ese sentido vale destacar que tal vez nunca en la historia de Colombia se había dado una campaña de amenazas y control por medio de panfletos, en los que se anunciaban jornadas de limpieza y se imponía el toque de queda a las 10 pm en casi todo el territorio nacional, como sucedió a finales del año 2008, logrando crear terror en los sectores populares, pues hasta la pobreza fue criminalizada.

La otra expresión del “Estado de opinión” tiene que ver con invocar al pueblo para que legitime medidas anticonstitucionales, por ello, generar movimientos de opinión, utilizando referéndum, plebiscitos, papeletas, invocando el sentir popular y discursos chovinistas en la supuesta defensa de la patria, está al orden del día, con los que se pretende enfrentar la relativa independencia de los otros poderes públicos y justificar cierre de instituciones o la implementación de medidas excepcionales.

En ese panorama, la existencia de instituciones demoliberales del Estado social de derecho, son un obstáculo para los objetivos del régimen, como por ejemplo las Cortes, que han entrabado no sólo intereses políticos sino económicos; también debe mencionarse que la pugna al interior de la bancada uribista en el Congreso que ha dificultado en momentos el avance del modelo, como por ejemplo el tramite del referendo reeleccionista, los constituyen en un blanco del proceso.

En ese contexto, es que hoy se utiliza la herramienta política del “Estado de opinión” para hacer caso omiso a las decisiones del poder judicial o legislativo y convocar el “tercer Estado”, en nombre de la democracia.

Con tal propuesta, sin duda lo que se busca es desconocer la legalidad y constitucionalidad que aún rigen a la sociedad colombiana, para imponer alguno de los modelos fascistas que emergieron en las regiones pero con institucionalidad propia y cobertura nacional, como lo dijo Jaime Garzón hace 11 años al referirse a las intenciones de Uribe para el país, “él (Uribe) vislumbra a este gran país como una zona de orden público total, es decir como un solo CONVIVIR” . [3]
Si bien esto está atravesado por una coyuntura como es el referéndum reeleccionista, la propuesta de desconocer el orden constitucional con la utilización del “Estado de opinión” es sin duda una fase de mas largo plazo necesaria en el actual régimen para asegurar su plena consolidación, ya sea con la segunda reelección de Uribe o mecanismos de fuerza que puedan utilizar, con Uribe o sin Uribe.

Pues, los privilegios económicos y políticos que han logrado un puñado de los sectores dominantes con este régimen, con certeza no serán cedidos fácilmente aceptando las reglas de la democracia liberal, por ello, acudirán a cualquier triquiñuela para mantenerse, ya sea golpes, autogolpes, carros bomba, guerras fronterizas, etc., en fin se inventarán cualquier hecatombe que los justifique.

Por todo lo anterior me atrevo a opinar que hoy en Colombia acudimos a la tercera fase del fascismo y a la agonía del Estado Social de Derecho, lo que unido a la dispersión y debilidad de la oposición y la izquierda en particular, hace más complejo el panorama, pero no por ello sin alternativas para apostarle a construir una plena democracia.

 

 

 

Notas

[1Ver, PEARCE, Yenny. Colombia dentro del laberinto. Altamir ediciones. 1992

[2Ver, Panorama de derechos humanos y violencia política en Colombia, deuda con la humanidad. Paramilitarismo de Estado en Colombia 1998-2003 Cinep 2004.

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