El árbol de las manzanas podridas

El árbol de las manzanas podridas

En recientes declaraciones el confeso paramilitar Salvatore Mancuso afirmó desde su prisión en los Estados Unidos que el país sentiría un hondo dolor al develarse los vínculos entre miembros de la Fuerza Pública y las autodefensas.
Estaba equivocado, más que dolor el Cabildo Indígena Cerro Tijeras ha sentido una enorme satisfacción cuando con el actuar de la justicia se pone al descubierto los clarísimos nexos entre militares y paramilitares en la masacre del Naya ocurrida en 2001 y que cobró la vida de no menos cien comuneros: en días pasados fue detenido el general Francisco René Pedraza, ex comandante de la Tercera División del Ejército, por su responsabilidad con este crimen.

 

 

Desde el momento mismo de la masacre advertimos sobre la connivencia entre los armados ilegales que pasaron por un retén militar sin ser advertidos….sin embargo no fuimos escuchados. Dijimos también que los paramilitares que finalmente llegaron a Puerto Merizalde fueron auxiliados por miembros de la Infantería de Marina…tampoco nos prestaron atención. Afirmamos luego sobre la permisividad del ex gobernador del Cauca, Mosquera Chaúx con paramilitares vinculados a esta masacre….hicieron oídos sordos.

Hemos dicho tantas verdades, elevado demandas y denuncias y la respuesta ha sido difamar a los pueblos indígenas y/o a quienes se atreven a hacerlo, tal es el caso de un conductor y cuyo nombre omitimos por razones obvias, que rindió declaración juramentada ante la Fiscalía por la violación a sus derechos fundamentales como consecuencia de la retención, amenazas de muerte y tentativa de homicidio por parte de las Autodefensas Unidas de
Colombia que se preparaban para su macabra incursión en la zona del Naya.

Lo curioso del caso es que días después de su retención por las AUC, fue conducido hasta el Batallón Pichincha en donde fue interpelado por varios militares. Aporta el declarante nombres precisos de militares, las unidades de las cuales son orgánicos, números de celulares y otros tantos detalles que no son producto del imaginario de un amenazado sino de su dolosa experiencia: “el comandante Mario de las AUC recibió una llamada del Batallón Pichincha en donde le informaban que iba tropa desde Robles hasta Timba, que debían retirarse para no dejarse ver por la tropa y así fue….”. Afirma más adelante ante el fiscal que “hablaban de una masacre en Jamundí, que la Policía de Jamundí ya estaba hablada, eso estaba cuadrado”. Asevera luego que un sargento al que le dicen el Bacam y que tenía relación directa con los paramilitares lo llevó al Batallón Pichincha a entrevistarse con un mayor y con un sargento primero de apellido Paniagua que lo indagaron sobre la presencia de guerrillas en la región.

Al preguntársele por los nexos de las AUC con diferentes estamentos de Cali y Cauca el indagado afirmó que: “me di cuenta que hay muchas personas que les colaboran, ellos decían que los patrocinaban para hacer limpieza: muchos ricos ganaderos, los graneros de Jamundí. De la Policía dijo el comandante Mario que en Robles podían entrar sin problema y sacar a quien quisieran; con el ejército se habla para coordinar la ubicación de la guerrilla y atacarla”
Uno a uno han venido cayendo: Rito Alejo del Río, Faruk Yanine, el general Cabrales y ahora el general Pedraza, todo lo cual pone en entredicho la tesis de que se trata de “manzanas podridas”. No nos entristece conocer los vínculos entre paramilitares y militares porque siempre lo hemos sabido: porque los hemos visto patrullar de manera conjunta, porque llegan a nuestras comunidades mezclados unos con otros. Y no nos entristece porque nada de lo que digan los desmovilizados es nuevo para nosotros.

El general Pedraza que por ese entonces oficiaba como comandante de la Tercera Brigada, fue involucrado por los paramilitares Hébert Veloza, alias HH, Elkin Casarrubia, alias El Cura y Armando Lugo, alias Cabezón. La investigación también cobija al ex alcalde de Santander de Quilichao Ricardo Cifuentes, el ex alcalde de Florida-Valle Humberto López y a un mayor adscrito al Batallón Pichincha por haber facilitado la masacre.

Si bien esta detención nos pone en el camino correcto para que se haga justicia, la noticia sobre su liberación por fallas procedimentales nos alerta para que el crimen no quede en la impunidad. Invitamos a todas y a todos los amigos de la vida a que presionemos a las instancias gubernamentales y de justicia en aras de condenar a los culpables.

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