Luis Guillermo Pérez – A la presidencia de la FIDH

 

Las dificultades, son inherentes a la necesidad de templar el espíritu humano. Las adversidades son el reto cotidiano de un defensor de derechos humanos, cuando caemos nos volvemos a levantar con mayor fuerza, porque a los verdugos y corruptos hay que vencerles con la persistencia del amor y de la movilización social.

 

 

 

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