El 9 de septiembre de 2020, Colombia fue testigo de una de las más graves masacres cometidas por la Policía Nacional en tiempos recientes. En medio de la indignación por el asesinato de Javier Ordóñez, la ciudadanía salió a protestar pacíficamente en Bogotá y Soacha. La respuesta estatal fue la represión desmedida: disparos indiscriminados contra la población civil, que dejaron un saldo de 13 jóvenes asesinados y decenas de personas heridas, en su mayoría por armas de fuego.
Ese día fueron asesinados: Julieth Ramírez, Angie Paola Baquero, Cristhian Andrés Hurtado, Anthony Gabriel Estrada Espinosa, Fredy Mahecha, Eider Arias, Germán Puentes, Cristián Camilo Hernández, Julián Mauricio González, Lorwan Mendoza, Jaider Fonseca, Andrés Felipe Rodríguez y Cristián Rodríguez.
Sus nombres y el de miles de víctimas de abuso policial siguen siendo un llamado de dignidad, memoria y justicia.
La masacre del 9 de septiembre no fue un exceso aislado ni una reacción desbordada de algunos agentes: fue la expresión de una política estatal de represión contra la protesta social. El uso indiscriminado de la fuerza, el encubrimiento institucional y la falta de sanciones a los responsables demuestran que se trató de un crimen de Estado, cuya responsabilidad no recae únicamente en los ejecutores materiales sino también en las autoridades que han mantenido la impunidad.
Cinco años después, desde organizaciones defensoras de derechos humanos y de víctimas denunciamos que:
- No se han realizado transformaciones estructurales en la Policía Nacional, pese a los anuncios de reforma.
- El simple cambio de nombre del ESMAD no ha modificado las prácticas letales y represivas.
- Las doctrinas militares de enemigo interno continúan orientando la acción estatal contra líderes sociales, comunidades y quienes ejercen el derecho a la protesta.
- Las víctimas del 9 de septiembre y sus familias siguen enfrentando impunidad, estigmatización, amenazas en algunos casos y ausencia de reparación y garantías de no repetición.
Las víctimas del 9S eran en su mayoría jóvenes de barrios populares, mujeres y trabajadores que ejercían su derecho a la protesta. La violencia estatal golpea con más fuerza a quienes históricamente han sido marginados, profundizando las brechas sociales, de género y de clase. Es importante reconocer estas dimensiones diferenciales para comprender la gravedad de la masacre y para garantizar que no se repita.
La masacre del 9S es una herida abierta que demuestra que,sin transformaciones de fondo los crímenes de Estado se seguirán repitiendo.
Hoy, en 2025, las mismas prácticas represivas siguen vivas: movilizaciones estudiantiles, ambientales y comunitarias continúan enfrentando detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza y estigmatización. El 9S no quedó en el pasado: es una advertencia permanente de que, mientras no existan transformaciones estructurales, la represión seguirá siendo la respuesta del Estado frente a la protesta.
Pedimos garantías de no repetición que transformen de raíz la relación entre Fuerza Pública y ciudadanía. La memoria de las víctimas demanda que nunca más un joven que proteste pacíficamente sea visto como enemigo interno y que nunca más el Estado utilice las armas contra su propio pueblo.
Por ello, exigimos al Estado colombiano y al Gobierno Nacional:
- Verdad plena, justicia y reparación efectiva para las víctimas y familiares del 9 de septiembre.
- Una reforma estructural y participativa de la Policía Nacional.
- El desmonte real y definitivo de dispositivos antidisturbios como la UNDMO, herederos del ESMAD.
- El fin de la doctrina del enemigo interno y de toda práctica estatal que criminalice la protesta social.
La memoria de los jóvenes asesinados el 9 de septiembre nos convoca a seguir luchando.
Hacemos un llamado a la sociedad a no olvidar, a exigir justicia y a acompañar a las familias, el sábado, 13 de septiembre de 2025, en los actos de memoria que realizaremos en Bogotá y Soacha, para honrar a las víctimas y reiterar que la paz exige transformaciones reales.
Porque mientras la represión siga viva, las víctimas seguiremos resistiendo y exigiendo una
#FuerzaPúblicaParaLaPaz