Nos dirigimos al Comité Noruego para nominar a la comunidad global de Defensores/as de Derechos Humanos (HRDs) para el Premio Nobel de la Paz 2018.
Cada día, en diferentes partes del mundo, activistas de Derechos Humanos arriesgan sus vidas para luchar por la libertad, la justicia y la paz social. Estas valientes personas están al frente de la continua lucha para la construcción de sociedades más pacíficas. Ya sea en la lucha para combatir la degradación medioambiental, como en la búsqueda de los desaparecidos o en la denuncia en contra de la corrupción; sus esfuerzos constituyen un valioso instrumento en el proceso de construir democracias pluralistas, promover el acceso a la justicia y defender el Estado de Derecho.
Los Defensores/as de Derechos humanos provienen de experiencias muy diferentes y de todas las regiones del mundo. Ellos/as están conectados y tienen en común su compromiso hacia los derechos humanos y su deseo de conseguir una paz fundamentada sobre una base de justicia social. Los Defensores/as de Derechos Humanos toman enormes riesgos para defender los derechos de otros y para denunciar violaciones y abusos de poder cometidos por los Estados y las corporaciones. Su trabajo es indispensable para el avance y la defensa de los derechos humanos además de para el fortalecimiento del Estado de Derecho.
Es de gran preocupación observar cómo, en muchos países, los Defensores/as de Derechos Humanos, comprometido/as con la promoción y la defensa de las libertades fundamentales, se enfrentan a amenazas, acoso, ataques, intimidación, inseguridad, restricciones a la libertad de asociación o expresión, abusos en procedimientos judiciales penales y civiles, desapariciones forzadas e incluso ejecuciones extrajudiciales. Desde 1998, más de 3.500 Defensores/as de Derechos Humanos han sido asesinados por defender los valores más altos y fundamentales de la humanidad. (Sólo en el 2016 fueron asesinados 281 Defensores/as en 22 países diferentes).
Los peligros que enfrentan dichos activistas son crecientes y muy reales. El creciente retroceso en contra de los derechos humanos y de las libertades fundamentales ha acentuado la necesidad de promover y reconocer a los Defensores/as de Derechos Humanos y el trabajo tan crucial que realizan para proteger a la humanidad y defender las libertades fundamentales, a las que a cada uno de nosotros tenemos derecho.
El contexto en el que los Defensores de Derechos Humanos opera es más volátil e inseguro que nunca. Es un entorno desafiante que evoluciona rápidamente, en donde los derechos humanos, el Estado de Derecho y la democracia se encuentran amenazados a nivel global; donde las libertades civiles se ven restringidas por parte de actores estatales y no estatales, y donde aquellos que buscan el cumplimiento de ciertos derechos básicos se exponen a ataques. El populismo, el terrorismo, el extremismo religioso, la violencia sectaria, el destructivo expansionismo económico, las múltiples crisis migratorias, etc, todo ello apunta de manera preocupante hacia el aumento de la inestabilidad social y la creciente polarización del discurso político. Los Defensores/as de Derechos Humanos trabajan para revertir estas hostilidades, fortaleciendo así el rol de la sociedad civil y avanzando hacia la construcción de sociedades más plurales y pacíficas.
Ver y descargar en PDF la carta oficial de presentación de la nominación al Premio Nobel
