UN MUERTO QUE NO PARA DE NACER

 Es interés de muchos amigos conocer acerca del estado de salud de Fidel Castro. A los cubanos también nos preocupa y mas cuando pasa el tiempo y no le vemos. Les cuento que la vida transcurre en Cuba con normal tranquilidad. Se acude al trabajo, se compra en los comercios, se visita a los familiares y amigos, se va a los espectáculos públicos, en fin, nada nos alarma ni nos detiene.

 

 

Es interés de muchos amigos conocer acerca del estado de salud de Fidel Castro. A los cubanos también nos preocupa y mas cuando pasa el tiempo y no le vemos. Les cuento que la vida transcurre en Cuba con normal tranquilidad. Se acude al trabajo, se compra en los comercios, se visita a los familiares y amigos, se va a los espectáculos públicos, en fin, nada nos alarma ni nos detiene.

Pienso que nuestra preocupación por la salud de Fidel es válida, sentimos y amamos a ese líder que hizo cambiar el curso de la historia, quien es admirado hasta por sus enemigos.

Quizás su recuperación no ha sido como se esperaba y en este momento su enfermedad no le permite rehacer su vida política pero nosotros debemos tener confianza en lo que se nos dice.

No le tememos a la muerte de Fidel porque con ella no se acaba el sistema socialista en Cuba. Tenemos una Constitución que así lo respalda. También están las leyes que no podrán ser cambiadas por cualquier improvisado. Pero tenemos unidad en nuestras fuerzas política. Recuerden que el Partido Comunista de Cuba es la fuerza rectora y dirigente de la sociedad y todo el sistema político cubano responde a ese partido único.

Tenemos además buenos líderes, jóvenes que han demostrado capacidad, abnegación, talento, inteligencia, ética revolucionaria, experiencia de dirección, instrucción académica y política, sentido del deber, modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo.

A lo que si debemos temerle es que la muerte de Fidel Castro sea un pretexto para los imperialistas y se invente una causa fantasma para una invasión militar a Cuba. Por favor, amigos de Cuba, no permitan semejante situación.

Nos duele mucho que el gran líder de la Revolución cubana esté enfermo. Nos duele más si la muerte se apodera de él y no lo deja ver a una América Latina unida.

Pero no hay que lamentarse por la muerte de un hombre que ha cumplido en la vida. Y Fidel nos avergüenza a todos porque dudo que ninguno de nosotros tenga oportunidad de empuñar las armas para defender la libertad, salir con éxito, fundar un país con cimientos socialistas y justicia social y mantenerse medio siglo en las mandíbulas del monstruo sin permitirle cerrar la boca.

No podemos lamentarnos por la desaparición física de un héroe, tenemos que lamentarnos porque no le alcanzaremos. Tenemos que ponernos de pie y aplaudir porque jamás vamos a descubrir su fórmula, esa mezcla de valor, de estudio, de firme convicción hacia adelante.

Hay que aprender de Fidel. El destino de los fascistas es el olvido. En cambio el de un revolucionario: es el de un muerto que no para de nacer.

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