Entrevista a Domingo Tovar, quien a nombre de la CUT integró la última delegación de víctimas en La Habana

Entrevista a Domingo Tovar, quien a nombre de la CUT integró la última delegación de víctimas en La Habana

Tovar Arrieta asistió en su condición de víctima del conflicto, como quiera que desde 1998, debido a su liderazgo sindical en la CUT, le tocó afrontar situaciones de amenazas, desplazamientos y un exilio temporal. Pero además actuó como vocero político de esta central sindical.

 

Domingo Tovar Arrieta, dirigente sindical de larga trayectoria, actual director del Departamento de Derechos Humanos de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, fue una de las doce personas que integró la quinta y última delegación de víctimas que el martes pasado estuvo cara a cara con los equipos negociadores del Gobierno y las FARC en La Habana, con el fin de plantear sus demandas y que éstas sean incluidas en un eventual acuerdo que ponga fin al conflicto armado colombiano.

Tovar Arrieta asistió en su condición de víctima del conflicto, como quiera que desde 1998, debido a su liderazgo sindical en la CUT, le tocó afrontar situaciones de amenazas, desplazamientos y un exilio temporal. Pero además actuó como vocero político de esta central sindical.

La Agencia de Información conversó con él sobre su participación en esta quinta delegación de víctimas, y los planteamientos que hizo en los quince minutos que tuvo el uso de la palabra en el escenario de La Habana: Domingo Tovar A.

Para empezar, precisemos en qué condición de representación estuvo usted esta semana en la mesa de negociación de La Habana.

Yo estuve en calidad de director del Departamento de Derechos Humanos de la CUT, y como parte del proceso que adelantan las víctimas del movimiento sindical, en mi caso concreto, las de la CUT. Individualmente también estuve como víctima del conflicto armado, por las amenazas, desplazamientos y el exilio que viví por cuenta de mi militancia sindical desde cuando era educador en Sucre, mi departamento. Esto porque las personas escogidas para viajar a La Habana deben ser víctimas, es el perfil establecido por las entidades que coordinaron el proceso, que fueron la Conferencia Episcopal, el Centro de Pensamiento de la Universidad Nacional y Naciones Unidas. Pero dejé claro que, como CUT, estamos participando en el proceso de reparación a las víctimas. En compañía de la ENS hemos hecho dos encuentros nacionales de víctimas, y por decisión del Congreso de la Central hemos asistido a todos los escenarios. El propósito de nuestra presencia en La Habana es contribuir, como parte de la sociedad, a que se pare la guerra mediante una salida política al conflicto armado.

¿Cómo fue el encuentro de la delegación de las víctimas con los negociadores del Gobierno y las FARC?

Fue muy amable. Inicialmente se hizo un acto simbólico. Las 12 víctimas que asistimos les entregamos flores a ambas delegaciones: al gobierno y a la guerrilla. Luego intervino el gobierno en cabeza de Humberto de la Calle, después las FARC en cabeza de Iván Márquez, y luego intervinieron las víctimas. A cada una se nos dio entre 15 y 20 minutos. Después, al final, hubo un proceso de integración de todos, que fue la siembra del árbol de la vida, la esperanza y la paz. Esta fue la delegación de cierre, para completar 60 personas en total, que quedamos conformados como un comité nacional de víctimas, con una gran diversidad porque en esta última delegación hubo dos militares.

Y en esos quince minutos que le correspondió a usted hablar, ¿qué dijo?

El primer punto fue precisar que la violencia en Colombia no nace con la guerrilla; que el sindicalismo nació en 1909 y ya en 1910 hubo la primera masacre contra sindicalistas. Luego hice un recuento de lo que fue sucediendo en las diferentes fases, para demostrar que la violencia antisindical fue un proceso sistemático. ¿Y cuál ha sido la respuesta del Estado? Ha sido la Ley 975 para legalizar a los paramilitares; la Ley 1448, conocida como ley de víctimas, que estamos trabajando en la mesa nacional de la unidad de víctimas, conjuntamente con las centrales sindicales. También me referí a lo que para nosotros consiste la salida política al conflicto armado, dejando claro que ésta no soluciona la conflictividad social, y que CUT va a seguir luchando por su agenda. Me referí a cómo concebimos la reparación colectiva del sindicalismo, del tema de la impunidad, y de las preocupaciones de seguridad que tenemos. Porque no es cierto que se ha acabado la situación de inseguridad para los dirigentes del movimiento social y de derechos humanos.

En el punto concreto de la reparación de las víctimas del sindicalismo, ¿usted qué planteó?

El VI Congreso de la CUT determinó por resolución una reparación integral a partir de la Ley 1448, que ha sido ampliamente difundida. ¿Por qué integral? Porque no se puede reparar una persona individualmente sin que eso tenga repercusión en el sindicato en el que esa persona tiene militancia. Una de las cosas que dejamos en claro en la mesa de La Habana, es que el sindicalismo es un actor político que genera desarrollo, productividad y bienestar para la sociedad en su conjunto, papel este que se le ha negado mediante diversos métodos, entre ellos la violencia contra el movimiento sindical.

Su participación en este encuentro de La Habana y lo que allí usted recogió, ¿le abre una agenda a la CUT en el futuro próximo?

Aspiro a que en la próxima reunión con el Comité Ejecutivo analicemos tranquilamente los fenómenos que están pasando en estos días, en Colombia y el mundo. Es muy valioso que Cuba y Estados Unidos retomen sus relaciones diplomáticas; como también es valiosa la declaratoria del cese al fuego unilateral y a las hostilidades por parte de las FARC, porque los trabajadores necesitamos gestos materiales concretos de paz. De todas maneras el tema de la salida política y el de la reparación de las víctimas está en la agenda de la CUT para el próximo año.

Finalmente, ¿cómo califica el viaje, su experiencia personal y política como delegado de las víctimas del conflicto en La Habana?

Más allá del viaje, soy un convencido de que el proceso de paz no tiene reversa, y que las partes están comprometidas a seguir trabajando en el camino hacia la paz. No es un proceso fácil, pero uno oye los discursos del gobierno y las FARC y hay coincidencias, hay una actitud diferente en la mesa. Y quienes estuvimos allá, regresamos convencidos y esperanzados en que este proceso va a salir adelante. En el comunicado que emitimos después del encuentro les insistimos al Gobierno, al ELN y al EPL para que den un paso e instalen la mesa de negociación en igualdad de condiciones.

¿Ganó la CUT con su viaje como delegado de las víctimas en La Habana?

Sí. Estoy seguro de que la CUT y el movimiento sindical ganamos haciendo presencia en el escenario de La Habana. Es un compromiso como colombianos y colombianas, como trabajadores y trabajadoras. Una de las resoluciones que aprobó el VI congreso de la Central fue precisamente trabajar por la salida política al conflicto, y tenemos el compromiso de seguir impulsando eso. Gana la CUT, gana el movimiento sindical y el pueblo colombiano. La paz hay que construirla de una manera conjunta entre todos los colombianos.

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