Intervención de Yessika Hoyos del Cajar y del movimiento H.I.J.O.S. en panel de paz OYW2017

Intervención de Yessika Hoyos del Cajar y del movimiento H.I.J.O.S. en panel de paz OYW2017

Con seguridad, cuando ustedes supieron que visitarían Colombia se encontraron con múltiples datos, cifras, registros de lo cruel que puede ser anular al diferente por medio de actos de barbarie, de violencia.

Pues bien, hoy estoy con ustedes para contar que no solo somos estadísticas de víctimas, también somos jóvenes que trabajamos desde lo cotidiano por denunciar las injusticias, por hacer realidad aquello que denominamos paz. Tenemos un proyecto de país que nace de la sincera convicción de que el derecho a la verdad contribuirá de forma significativa a la reconciliación.

La noche del 3 marzo de 2001 mi vida se partió en dos, asesinaron a mi padre Jorge Darío Hoyos por ser sindicalista, conocí el dolor, lo vi en el rostro de mi hermanita cuando me contaba lo que acababa de ocurrir, ahí quise que eso que sentimos nunca nadie más, ningún otro niño ni niña lo volviera a sentir.

Por eso mi propósito de vida y la de muchos y muchas jóvenes que creamos el movimiento hijos e hijas por la identidad y la justicia contra el olvido y el silencio, ha sido luchar porque nuestras historias se conozcan, pues han sido negadas a través de relatos oficiales de gobiernos de turno y los grandes medios de comunicación que han querido imponer el olvido.

Con esta motivación, hemos salido a las calles a narrar lo que nos pasó desde el amor, pintando murales, realizando galerías con fotografías de nuestros familiares, marchando al son de tambores, bajo la exigencia de verdad, de justicia y principalmente de paz. Asistiendo a las audiencias judiciales, para decir a los criminales: acá estamos, somos el espejo de lo que nunca más puede volver a ocurrir en nuestra sociedad.

Hoy en contra del silencio clamo por una oportunidad para el debate de las ideas, clamo por la posibilidad de que los jóvenes dejemos de ser indiferentes a la política y al futuro de este país y del mundo, que logremos rescatar los sueños y la esperanza a través de los recuerdos tiernos y cálidos de nuestros padres y madres, que fueron asesinados, desparecidos de manera forzada, o que fueron empujados al exilio.

Quiero el reencuentro con los ideales de justicia social que en mi país quisieron ser borrados, pero que gracias a la terquedad y resistencia de las víctimas hemos logrado recrear como faro de dignidad para alcanzar la paz. Porque si se puede. Somos ejemplo que el flagelo de la guerra se puede proscribir y sí podremos reconciliarnos en un abrazo. Este abrazo significará el respeto, el cuidado y el reconocimiento de los unos con los otros, incluida la madre tierra. Solo así podremos honrar el sentido de ser humanos.

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