Las estrategias de control se fortalecen conforme avanza la tecnología. Es verdad: la vigilancia callejera que hacía la policía en Londres recibió un gran apoyo cuando decidió poner cámaras en cada esquina[1]; si bien se discute si ha servido para la contención de la criminalidad callejera[2], no hay duda que esas grabaciones ingresan a sus bases de datos permitiendo un control de la circulación de las personas por sus calles.

 

 

Otro ejemplo clásico es la Nueva York de la década del 90. Los avances tecnológicos ayudaron a la policía neoyorquina para desarrollar el COMPSTAT (Computer Statistics) mediante el cual pusieron en orden toda su base de datos, la relacionaron geográficamente (georreferenciación) y la han alimentado desde entonces. Sin embargo, como solamente registran ciertos crímenes que principalmente afectan la seguridad de la calle –puesto que la policía no está en la capacidad operativa de ir tras los delincuentes más poderosos que se esconden tras un escritorio-, en esa base de datos aparecerán reseñados como zonas calientes (hot spots), que merecen la intervención represiva de la policía, los barrios más marginales.

Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York desde 1994 a 2001, ha sido el gurú de la política de Cero tolerancia[3] que inspiró el COMPSTAT y ha llevado su mensaje a varias latitudes. Obviamente Colombia, y la ciudad de Bogotá, ha sido receptora dócil de esa política republicana que ha llevado a más negros y latinos a prisión que cualquier otra estrategia de seguridad ciudadana en la historia de Estados Unidos[4].

En 2012, el Departamento de Policía de Nueva York mostró su más reciente avance: los drones de vigilancia urbana. Desarrollados a partir de la tecnología militar que fue usada en la ocupación estadounidense en Afganistán, que posteriormente fue llevada al control fronterizo con México, estos nuevos drones cuentan con una maniobrabilidad importante, cámaras de alta definición, sobrevuelan desde los 120 metros de altura, son controlados desde dispositivos móviles y transmiten datos en tiempo real a cualquier ordenador. Fue tanta la maravilla que en 2013, el alcalde neoyorquino Michael Bloomberg, cuando un sector social lo acusaba de violentar la privacidad, respondió públicamente: “los drones de vigilancia son inevitables, acostúmbrense”[5]

Hace un par de semanas, Colombia recibió una visita anunciada: Rudolph Guiliani estuvo hablando con el Presidente candidato Juan Manuel Santos. Y decimos que anunciada porque, tal como se están moviendo las fichas, todo indica que se está en desarrollo de una política de seguridad para el postconflicto armado, en la que la agenda de seguridad estadounidense no iba a dejar de participar.

En la visita de Guiliani a Santos, aquel le recomendó a éste dos puntos que marcaran la agenda política en materia de seguridad ciudadana en Colombia:

En primer lugar, la urgencia por iniciar un programa de desarrollo e implementación de las tecnologías de cibervigilancia que han estado desarrollando en Estados Unidos: los drones policiales.[6] Y en segundo lugar, un tema que el General (r) Óscar Naranjo ha estado impulsando de tiempo atrás: un Ministerio de Seguridad Ciudadana[7].

El 16 de mayo pasado se supo que la empresa privada colombiana Emerging Technologies Corporation –ETC llegó a un acuerdo comercial con el proveedor estadounidense DreamHammer para la importación exclusiva de tecnología para la fabricación de drones en Colombia.[8] Esta empresa ETC es contratista de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional, y las abastece de equipos “de inteligencia, optrónicos, armamento y municiones, equipos para fuerzas especiales, y sistemas y equipos para la instrucción táctica”[9]. Además, está adscrita a la corporación estadounidense Vista Holdings Group que reúne una serie de servicios tecnológicos para la defensa y la inteligencia en el campo militar e informático.

Teniendo en cuenta que el acuerdo comercial es de exclusividad, la empresa ETC será quien desarrolle los drones policías para las ciudades y los campos de Colombia.

Esta noticia pasa desapercibida, y se suma al hecho anunciado el 19 de mayo pasado de que se implementará la lectura biométrica para realizar trámites que van desde los trámites notariales (en algunas notarías ya se utiliza el lector de huellas), para el Registro Único Nacional de Trasportes –RUNT, y hasta para comprar la boleta e ingresar a los estadios.[10]

Si bien estas ideas se nos venden bajo la máscara de la seguridad, nada nos asegura el nivel de protección y de difusión que tendrán todos estos datos recogidos. La Operación Andrómeda y el caso del hacker Andrés Sepúlveda son claros ejemplos del uso de tecnologías para acceder a contenido restringido para el público en general y ser aprovechado para propósitos egoístas de guerra, incluso con el apoyo de funcionarios públicos.

Ese poder de infiltración, en el que participan empresas privadas de inteligencia que trafican con datos personales, debe ser leído a la luz de los nexos que sus empresarios han demostrado con las Fuerzas Militares en la lucha por la perpetuación de la guerra: una versión actualizada del paramilitarismo. Un paramilitarismo 2.0 que Revbelaremos en una próxima ocasión.

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[1] El ring of Steel (anillo de acero) fue el nombre que recibió la estrategia de videovigilancia que se empezó a implementar luego de que en 1993 hiciera explosión un carro-bomba preparado por el IRA. La “amenaza terrorista” ha llevado a que el anillo se expanda a toda la ciudad de Londres, llevándola a ser la ciudad con más cámaras por ciudadano: 1 cámara por cada 200 londinenses, para una población de más de 8 millones.

[2] Así ha sido señalado por el partido Laborista desde el año 2007 para quienes “no hay correlación que indique que a más cámaras, menos crímenes” (ver: http://www.wired.com/2007/09/cctv-cameras-fa/ )

[3] Consistía básicamente en el siguiente raciocinio: si la policía permite la más mínima infracción, cómo espera que eso no escale a un nivel mayor de violencia; por eso la policía debe ser severa frente a la más mínima infracción

[4] En entrevista a El Tiempo, Guiliani es cuestionado sobre su postura con la política colombiana de no dar cárcel a delitos menores, a este punto respondió: “Si se tiene una criminalidad alta la respuesta no es dejar salir a la gente de la cárcel, sino tener más capacidad en las prisiones. Cuando se reduce el crimen ya se pueda hablar de reducir el tamaño de las prisiones.” Y continuó: “[En Nueva York] había el temor de que íbamos a llenar las cárceles de gente. Y sí fue así, pero después vimos los resultados.” Ver: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13939736

[5] Ver: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12713965

[6] Ver: http://www.caracol.com.co/noticias/internacionales/la-guerra-sucia-gano-a-las-vagas-propuestas-de-los-candidatos-colombianos/20140520/nota/2232505.aspx

[7] “Se da por seguro que, si el presidente Juan Manuel Santos es reelegido, el general (r) Óscar Naranjo será el ministro de Seguridad Ciudadana, una nueva cartera que tendría como misión trabajar para restablecer el orden en las zonas urbanas. La seguridad ciudadana es uno de los 10 puntos claves del programa de Santos. En el Congreso ya hay un proyecto de ley en trámite para crear esta institución. En cualquier caso, si Santos es reelegido, el general Naranjo será un hombre ‘fuerte’ de ese gobierno.” Ver: http://www.eltiempo.com/politica/gobierno/de-nueva-york-a-bogota-en-secreto/13972721

[8] Ver: http://www.elespectador.com/noticias/nacional/colombia-importara-tecnologia-estadounidense-fabricar-d-articulo-492683

[9] Ver: http://www.fuerzasmilitares.org/noticias/colombia/ministerio-de-defensa/1785-etc-una-empresa-del-vista-holding-group-en-expodefensa-iii

[10] Ver: http://www.eltiempo.com/economia/sectores/huella-dactilar-para-ingresar-a-los-estadios/14010321

Fuente: http://revbelando.wordpress.com/2014/05/21/la-cibervigilancia-llega-a-colombiade-la-mano-del-sector-privado/