Palabras de apertura de la celebración de los 40 años del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo -Cajar

Palabras de apertura de la celebración de los 40 años del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo -Cajar

40 años desde que un grupo de jóvenes profesionales decidieron conformar en 1978 una Asociación Nacional de Profesionales Asonalpro, que nació con el convencimiento de que su profesión no debía estar al servicio de la oligarquía en el poder, sino al servicio de pueblo.

Soraya Gutiérrez Argüello
Presidenta
Colectivo de Abogados
“José Alvear Restrepo”
Septiembre 7 del 2018

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En nombre del equipo humano del Cajar, queremos agradecer a todos y todas por acompañarnos hoy en esta celebración de 40 años. Un saludo:

Al cuerpo diplomático presente, a la Oficina de Alto comisionado para los DH, a la Defensoría del Pueblo, a los amigos y amigas de organizaciones internacionales de Derechos Humanos, a los integrantes de la VI Caravana Internacional de Juristas, a las agencias de cooperación, a Brigadas Internacionales de Paz.

Un saludo a las organizaciones hermanas del movimiento de Derechos Humanos, a los integrantes de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, a las organizaciones sindicales. Un saludo muy especial a las víctimas por que han convertido el dolor en esperanza, persisten en el reconocimiento de sus derechos, y han sido ejemplo en la lucha por la paz.

Han pasado 40 años… 40 años de sueños, de luchas, resistencias, de dolores, pero también de esperanzas.

40 años desde que un grupo de jóvenes profesionales decidieron conformar en 1978 una Asociación Nacional de Profesionales Asonalpro, que nació con el convencimiento de que su profesión no debía estar al servicio de la oligarquía en el poder, sino al servicio de pueblo. Entre sus fundadores se destacaban Eduardo Umaña Luna, su hijo Eduardo Umaña Mendoza, Eduardo Carreño Wilches, Rafael Barrios Mendivil, Luis Castro Murcia, Rafael Soto Beltrán, María Consuelo del Río y Daniel Medina. Ellos y ella decidieron crear un equipo jurídico que trabajara con los sectores populares, los indígenas, los campesinos, los estudiantes, los obreros y los presos políticos.

Decía Eduardo Carreño que para esa época no se hablaba de Derechos Humanos:..” Sólo querían reivindicar a los sectores populares en la defensa de sus luchas, desde el enfoque jurídico.” El problema fue que muchos de los amigos y amigas que asesoraban pertenecían al movimiento estudiantil, al sindical y al barrial, y en plena aplicación del Estatuto de Seguridad y Estado de Sitio decretado por el Gobierno de Turbay Ayala, empezaron a caer presos y terminaron juzgados por Consejos Verbales de Guerra, acusados de pertenecer a grupos guerrilleros”

Desde Asonalpro, y junto a organizaciones como el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos –Fcspp, la Asociación Colombiana de Juristas –ACJ y el Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos -CPDH, impulsaron el primer Foro de Derechos Humanos, en el que enfrentaron el Estatuto de Seguridad y denunciaron ante organismos internacionales las violaciones a los Derechos Humanos. Este primer Foro dio origen a la creación de varias organizaciones de defensores de derechos, y a la consolidación del CPDH.

Dos años después de su fundación, el 9 de enero de 1980, las fuerzas militares allanaron la sede de Asonalpro, lo que originó la desbandada de varios de los profesionales, quedando solo los abogados, quienes decidieron crear el Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo”. Rafael renunció al cargo que tenía como asesor del director de control del Banco de la República para sumarse a este equipo de abogados progresistas, y alquilaron una oficina en el edificio Unión en la carrera 10a. El nombre de José Alvear Restrepo fue propuesto por el Maestro Eduardo Umaña Luna, reivindicando la memoria de este abogado antioqueño que como lo describe el escritor Héctor Arenas: “trabajó durante tres años junto al caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán. Tras el asesinato de Gaitán, y el inicio de la época conocida como la “violencia bipartidista” y ante las amenazas a su vida, José Alvear viajó hacia los Llanos Orientales donde se unió a la resistencia campesina que se organizó en los departamentos del Casanare, Meta, Arauca y Vaupés para confrontar la represión de los gobiernos conservadores de Mariano Ospina, Laureano Gómez y Roberto Urdaneta Arbeláez. Durante la década de los cincuenta se convirtió en el intelectual orgánico del movimiento rebelde –los campesinos lo conocían como “El Doctor”- y el principal redactor de la primera y segunda ley del Llano, columnas vertebrales de la resistencia campesina.

En 1953, la embarcación que lo transportaba se hundió y allí murió ahogado, y su nombre fue borrado de las memorias oficiales y por esto fue reivindicado por este grupo de abogados.

Durante esta época defendieron a mas de 1.200 personas, la mayoría miembros de organizaciones sociales, acusadas de pertenecer a movimientos guerrilleros. Pero también defendieron a integrantes de la cúpula del entonces M-19 como Carlos Pizarro, Carlos Toledo Plata e Iván Marino Ospina entre otros, lo que llevó a que los organismos de seguridad del Estado los acusaran y estigmatizaran de pertenecer a la guerrilla. Acusaciones estas que aún persisten en el discurso oficial y sectores de las fuerzas militares que nos siguen acusando de hacer “guerra jurídica”, de hacer “guerra política” en contra de las Fuerzas Militares… En fin…

El Cajar de la mano del movimiento de derechos humanos, de las plataformas de derechos como la Coordinación Colombia Europa Estados Unidos -CCEEU, la Plataforma colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, del movimiento social y sindical, del movimiento campesino, de los afros, de los pueblos indígenas que nos han enseñado a caminar la palabra, logramos eliminar la justicia penal militar que juzgaba a civiles, apoyar los proceso de paz y la posterior a la creación de la Unión Patriótica. También contribuir a la expedición de Constitución del 91 y a denunciar la existencia de la justicia sin rostro, visibilizar la grave situación de los derechos humanos y las prácticas de exterminio y genocidio contra el movimiento social y de derechos humanos a través de la estrategia paramilitar diseñada desde los más altos niveles y apoyada por sectores económicos responsables de la comisión de crímenes de Estado. Este trabajo colectivo llamó la atención de la comunidad internacional, lo que redundó en el establecimiento en el país de la Oficina de Alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en la presencia en Colombia de Brigadas Internacionales de paz, así como en el surgimiento de los programas estatales de protección a defensores/as.

La presión colectiva obligó a la creación de las unidades especializadas de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, el impulso de redes de Derechos humanos. Con ellos y ellas logramos visibilizar los impactos de la intervención extranjera a través del Plan Colombia, el proceso de impunidad que se pretendía imponer con el proceso de desmovilización paramilitar y obtener decisiones nacionales en diferentes jurisdicciones, y decisiones internacionales en el Sistema Interamericano, en los procedimientos especiales de Naciones Unidas y en la Corte Penal Internacional –CPI, que llevó a la apertura del examen preliminar a Colombia, para combatir la impunidad y garantizar los derechos de las victimas a la verdad histórica, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición

Hemos acompañado a las víctimas de la estrategia paraestatal buscando combatir la impunidad en tribunales nacionales e internacionales, y contribuido al fortalecimiento de la organizaciones, al impulso de procesos organizativo de las víctimas como el Movice y sus diferentes capítulos regionales, y de los hijos y las hijas que se levantan por la memoria, por la justicia, contra el olvido y el silencio.

Los procesos formación como las Escuelas de la memoria para la no repetición, y el facilitadores jurídicos, han dotado a las víctimas y comunidades de herramientas para su empoderamiento y la exigibilidad de sus derechos. La lucha se ha extendido a la defensa de territorio, del medio ambiente y la pervivencia de las comunidades que las habitan, y a favor de una salida política negociada al conflicto armado, que se ha profundizado en los últimos años con la firma del Acuerdo final con las Farc y el impulso a las conversaciones con el ELN

Es importante Saber de dónde venimos para saber hacia dónde vamos

A lo largo de este camino hemos compartido el dolor con las víctimas, especialmente de las víctimas de la violencia estatal, ellas las más vulnerables, las victimizadas por quien tenía la obligación de protegerlas, las negadas, las silenciadas… pero de ellas hemos aprendido que no se puede renunciar a la lucha por la dignidad y que mantener viva la memoria es luchar por el “Sin Olvido”, porque no renuncian a esclarecer la verdad como salvaguarda para que los crímenes NUNCA MÁS se vuelvan a repetir. Porque ellas entienden y defienden el valor de la memoria, como historia para la humanidad y la no repetición.

En esta lucha, la resistencia desde los territorios han sido el motor para continuar estas batallas porque el Estado respete y garantice los derechos humanos que es lo que lo legítima al Estado. Desde la Guajira y sus comunidades que luchan contra el Cerrejón hasta el sur del país, desde el Magdalena medio hasta el Cauca de los Nasa, de los campesinos de Bellacruz y Asocazul hasta el centro del país con las víctimas del Palacio de Justicia y las madres de Soacha, del centro del país hasta la Colombia profunda, de la Sierra de los Wiwa, los Kankuamos, en fin…

En estas luchas hemos recibido el apoyo solidario de muchas organizaciones de múltiples partes del mundo y nos hemos solidarizado con otras luchas en el mundo por la conquista de derechos de la mano de la Federación Internacional de Derechos Humanos -FIDH, la Organización Mundial contra la Tortura -OMCT, el Centro Internacional para la Justicia y el Derecho -Cejil, las Organizaciones Internacionales de Derechos Humanos actuando en Colombia -Oidhaco, Amnistía Internacional, pero también de las agencias de cooperación que han sido nuestros pares en estos procesos.

No podemos negar hoy que en muchas ocasiones nos hemos sentido sin fuerzas para continuar. Luchar contra el miedo en palabras de Alirio, el miedo a que nos asesinen, ese miedo que se produce con las amenazas que permanente recibimos, el que logró producir las acciones ilegales de inteligencia, las vigilancias, seguimientos, los ataques que se extendieron a nuestros familiares. Ese miedo al ver destruidas las vidas de amigos y amigas que asumieron un compromiso de vida por la defensa de los derechos humanos y cuyas vidas fueron segadas. Sería interminable nombrarlas a todas.

Pero el miedo se convierte en esperanza cuando vemos que junto a nosotros han caminado muchas generaciones de nuevos defensores y defensoras de derechos, que han asumido un compromiso de vida por la defensa de estas causas colectivas: la Corporación Jurídica Libertad que también hoy esta de aniversario, cumple 25 años, y a quienes enviamos nuestro abrazo hermano, a Humanidad Vigente, Yira Castro, el Colectivo de Abogados, Luis Carlos Pérez, Tierra Digna, y muchas otras que son como nuestros hijos e hijas… pero también cuando vemos que nuestra escuela de formación ha contribuido a que mujeres y hombres jóvenes sean defensores/ as de Derechos Humanos, que no solo han aportado en la construcción de este colectivo, sino que se encuentran en otras organizaciones hermanas comprometidos en estas causas.

No puedo terminar estas palabras sin dar nuevamente las GRACIAS

Gracias a nuestras familias por ser nuestro soporte emocional en este andar donde asechan los cegadores de la vida.

Gracias a todas personas y las organizaciones presentes en los 40 años del Cajar. Gracias a los ausentes físicamente pero presentes de corazón. Reciban nuestro abrazo fraterno.

Gracias a la comunidad internacional, a las agencias de cooperación por su valioso acompañamiento

Gracias a PBI por abrigarnos con sus alas de solidaridad, por promover que este año el premio nobel de paz sea otorgado a la comunidad de defensores y defensoras de Dh del mundo

Gracias a las abogadas y abogados del mundo que han cuidado nuestras vidas.

Gracias a la Caravana Internacional de Juristas por su incondicional apoyo.

Gracias a las organizaciones de derechos humanos y las organizaciones populares y sociales por existir y por caminar con nosotros por un país donde podamos vivir sin miedos, sin la angustia de la muerte definida por otros.

Gracias a las víctimas y sus organizaciones, son ustedes la razón de la misión del Cajar. Gracias por permitirnos acompañarlas en su dolor. Por compartir las alegrías cuando quebramos la impunidad. Por ser nuestras maestras de vida, por fortalecernos en los momentos que la debilidad amenaza. Gracias por ser buscadoras de paz, de verdad y de justicia.

Gracias por ser portadoras de persistencia, de esperanza, de valentía, de dignidad inquebrantable y contagiosa.

Gracias por su defensa del ambiente, del territorio, por el bienestar de las futuras generaciones

Nuestra gratitud infinita con las víctimas por su compromiso y por rodearnos con su valor y cariño.

Y Honramos la memoria de las victimas asesinadas, desaparecidas, torturadas, desplazadas de su territorio, privadas de su libertad.

Gracias a todas las personas y organizaciones que nos han respaldado en los momentos más difíciles, cuando nos han querido aniquilar. Ustedes han sido el escudo protector, gracias.

Gracias a Olga Hernández, Asistente administrativa del Cajar que nos acompaño durante más de 25 años ayudando a construir este colectivo y quien falleció este año. Un abrazo a su hija Hasbleidy y sus demás familiares.

Queremos también pedir perdón a quienes hemos defraudado, a quienes hayamos afectado con nuestros errores. Tengan la certeza que jamás hemos obrado con la intención de dañar, perdón por toda conducta que les haya podido lastimar.

Y quiero a nombre del equipo del Cajar dar unos agradecimientos especiales a Eduardo Carreño Wilches y Rafael Barrios Mendivil por ser los forjadores de esta historia que tiene el Cajar, a Luis Guillermo Pérez Casas que estuvo acompañándonos durante más de 20 años y que hoy continuará defendiendo los derechos políticos, y de la oposición y la transparencia del sistema electoral. A Alirio Uribe Muñoz gracias por su rol en el Congreso, por su trabajo incansable por la paz y el impulso a la agenda de derechos humanos y quien hoy nos acompaña nuevamente en el Cajar.

Gracias a todos y cada uno de los compañeros y compañeras del Cajar, muchas gracias y para todos ellos y ellas pido un especial aplauso y les pido que suban a la tarima.

No nos arrebatarán la esperanza, no nos despojaran de la alegría. Para la vida todo, para la muerte nada… pero si nada nos salva de la muerte al menos que el amor social nos salve de la vida.

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