Reelección y Dictocracia

La Comisión Primera del Senado de la República aprobó sin debate alguno el referendo constitucional que autoriza la reelección presidencial por segunda vez consecutiva. Como dijo Posada Carbó no se tomaron el trabajo de sustentar su significado o bases jurídicas y pasaron por encima de toda advertencia de inconstitucionalidad.

 

 

El Congreso de la para política vuelve a exhibir el estilo mafioso de imponerse de forma atrabiliaria cambia sin pudor el texto que fue firmado por millones de personas, pasa
por encima de impedimentos de congresistas que reemplazan a para políticos
hoy sometidos a la justicia y subvalora el cuestionamiento político, ético
y jurídico a la operación de recolección de firmas con irregularidades de
todo tipo.

Sobre lo que está ocurriendo hay diversas valoraciones críticas pero todas
coinciden en la necesidad de oponerse a la aprobación de un referendo
reeleccionista que es contrario a la democracia y lleva a la destrucción
del Estado Social de Derecho constitucionalmente establecido. La lista de
antireeleccionistas significa que se ha conformado ya un amplio frente
común que incluye a la Iglesia Católica, gremios como la ANDI, sectores
empresariales antioqueños, voceros conservadores como Pastrana o Juan
Gabriel Uribe el director del Nuevo Siglo, académicos como los decanos de
Derecho, Economía y Ciencia Política de las más importantes universidades
públicas y privadas, uribistas que ya están de precandidatos como Germán
Vargas, Martha Lucia Ramírez y por supuesto a Mockus, la oposición
liberal y del Polo Democrático.

El espectro de esa convergencia es tan amplio porque la pretensión
reeleccionista destruye pilares fundamentales de la institucionalidad y se
convierte en fuente de inestabilidad y nuevas violencias. Los gobiernos
surgidos de ese atropello solo podrán ser de crisis y de nuevas
transformaciones que dan mensajes nacionales e internacionales de
desconfianza frente al futuro de Colombia. El reeleccionismo uribista es
interpretado en Estados Unidos y Europa como una oscura operación para
instituir un régimen autoritario, una especie de “dictadura civil
constitucionalizada” al estilo de lo que intentó Fujimori en el Perú.

La única sustentación que ha circulado desde la primera reelección la ha
dado el historiador José O.Gaviria, quién dice que Uribe es un líder
excepcional de esos que solo se producen una vez por siglo y que hay que
aprovechar sus luces y cambiar las reglas de juego para que el pueblo
pueda tenerlo como opción. En su libro sobre el tema compara el fenómeno
Uribe con Bolívar o Nuñez por estas latitudes o con hitos de otros lados
como los de algunos emperadores, profetas o santos.

Claro que hay otras versiones más prosaicas sobre la necesidad histórica
del caudillo y en este caso van desde las que lo identifican con un
proyecto de país basado en la recolonización o redistribución del
territorio con macroproyectos agroindustriales, hasta los que lo asocian
con la institucionalización de una clase emergente resultado del ciclo de
acumulación violenta y mafiosa.

Hay que meterle cacumen para entender el porqué de la obstinación
reeleccionista, pero mientras tanto no escapamos al verdadero dilema; o
frente común por la democracia o reelección para la dictocracia.

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