Saludo de Corporación Yurupari

Saludo de Corporación Yurupari

Reciban un fuerte y caluroso saludo, con el mayor deseo para que todas sus actividades y desafíos sigan encaminadas en la conquista por los derechos y la paz con justicia social.

 

En esta oportunidad les escribo para hacerles entrega de este simbólico regalo, que resume las luchas de muchos hombres y mujeres que como sencillos pero grandes seres humanos han significado un nuevo pensamiento para nuestra América Latina.

Es un pequeño detalle para rendirles a Uds, un homenaje por la resistencia y persistencia en la lucha de hace más de 35 años por los derechos humanos y por estar al lado de los sectores más vulnerables. Cumplir 35 años, no es fácil, y menos aun cuando esta sociedad está en peligro desde hace siglos y siglos.

A ustedes queridos amigos, amigas, felicitarlos, por ese enorme compromiso que han manifestado siempre al lado de los más humildes, acompañando los sectores populares, por ser escuela en lo local, en lo regional y en lo nacional; por contribuir desde lo más simple a lo más complejo un lenguaje de una Colombia donde impere la justicia social y el respeto por los derechos humanos y la paz.

Ustedes, nos dejan un rastro de verdades que quizás muchos y muchas jóvenes se quedarían atónitos al saber en qué país han nacido y vivido. Se verían sorprendidos por esa verdad, que han apreciado ustedes como Colectivo de Abogados, al saber cómo desde el establecimiento se trazaron estrategias para eliminar el pensamiento de quienes lucharon por una país sin exclusión ni miseria. Uds. han sido testigos como esta estrategia estuvo encaminada a impulsar un modelo de desarrollo al servicio de las elites nacionales y transnacionales.

En estos 35 años han sido testigos de la privatización de la educación pública con la persecución implacable de los y las educadores a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional. Han sido testigos de las millones de hectáreas despojadas a los desplazados de las veredas y los corregimientos a campesinos con su rostro quemado por el sol, a campesinos con sus manos callosas de labrar la tierra por producir el alimento de miles de hogares, a campesinos que hoy deambulan por las calles de las grandes urbes mendigando una miga de pan.

Ustedes, han sido testigos de la desaparición paulatina del sistema de salud que hoy tiene en estado de coma este derecho humano. Han sido testigos de la desintegración del tejido social y cómo el miedo se apodero de los procesos culturales, artísticos, artesanales y políticos.

La historia está cargada de memoria, mientras se consolidaba lo que son hoy ustedes. Se enfrentaron y develaron la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN), la doctrina de seguridad democrática, y la hoy la llamada prosperidad democrática que consolida la ideología estadounidense y estimula el pensamiento de derecha representado en el “gran colombiano” y que cataloga como enemigo interno a todo aquel que defiende los derechos como objetivo al que hay que destruir.

Pero Uds., no han sido testigos mudos, por el contrario han dedicado su vida a luchar contra la injusticia, Uds. son ejemplo y esperanza de las victimas que luchan contra la impunidad de la criminalidad del estado, de las comunidades que defienden su territorio, la soberanía alimentaria el medio ambiente y la diversidad multiétnica y pluricultural.

Estimados amigos y amigas nuevos desafíos tenemos hoy: Fortalecer la unidad del movimiento social y de derechos humanos para evitar que la historia criminal se repita, develar la política de defensa y seguridad democrática como una política de largo plazo que se desarrollara bajo la tutela de las iniciativas militares, fueros especiales en desmedro de los derechos de las y los colombianos y defender nuestro territorio frente a la voracidad de los grandes empresarios nacionales y las transnacionales que más miseria y desempleo acarrearán.

En fin queridos amigos ya para despedirme solo quería recordar que la historia tiene dos formas de sentir y vivir los pasos del ser humano por la tierra: La de los opresores de la libertad, que la asesinan o la encarcelan, en cualquier lugar del mundo, y la de aquellos y aquellas que dedican su vida a la defensa de los más nobles ideales de justicia y dignidad, Uds. hacen parte de este ultimo y reducido grupo y ejemplo a seguir por la pureza de sus ideales, el carácter y la firmeza de sus principios y las luchas por forjar hombres y mujeres nuevos.

A ustedes los sencillos hombres y mujeres, de carne y hueso, pero grandes seres humanos los que hoy cumplen años de vida institucional, seguirán cumpliendo años sembrando semillas de libertad, construyendo colectivos humanos en defensa de la vida, para que permanezcan firmes en el fragor de la lucha por los derechos humanos y enseñándoles a los que hoy siembran a Colombia en el terror de la muerte, que renacerán de las cenizas hombres y mujeres nuevos.

Ese trabajo de hormiga de ustedes amig@s del Colectivo de abogados y abogadas José Alvear Restrepo; que han realizado, en el territorio nacional o en otras ocasiones en la solidaridad planetaria, al norte, al sur, al oriente, al occidente. Muchas gracias, y muchas felicitaciones, en estos 35 años.

Con la más alta estima

JHON JAIRO GUTIERREZ B
Director
Corporación Yurupari

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