Foto: Movice
El 4 de noviembre de 1992, cuando se dirigía a su trabajo en Terre des Hommes y la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, Limpal, Gustavo Salgado Ramírez, defensor de derechos humanos desapareció después de haber recibido llamadas amenazantes previamente. La última persona que lo vio fue su esposa quien lo acompañaba en el bus en el que ella siguió su recorrido cuando se despidieron, pero él nunca llegó a su destino.
Dos días antes, el 2 de noviembre, la sede de Limpal había sido visitada por agentes por el extinto Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, quienes preguntaron por Gustavo, Gabriel Betancur y Teresa Quiñones, quienes también fueron víctimas de desaparición años después, así como por Ute Sodeman, quien presidía la organización y era representante de Terres de Hommes, agencia de cooperación para la que también trabajaba Gustavo.
Su desaparición se dio en un contexto de persecución política contra amplios sectores de la población, y su nombre fue hallado en archivos de inteligencia del Ejército, por lo que la tesis principal es que se trató de un crimen de Estado que hoy sigue en la impunidad.
En 2013, 19 años después de los hechos y sin avances en la investigación, un nuevo fiscal asignado al caso solicitó a Medicina Legal unas actas donde podría estar reportado el cuerpo de Gustavo Salgado pero esta entidad expresó que era una equivocación y que se trataba de otro cuerpo.
30 años después seguimos exigiendo que haya una investigación de contexto y que se avance en la búsqueda y hallazgo de Gustavo Salgado para que su familia pueda al fin cerrar la herida abierta de su desaparición forzada.