El pasado domingo fue asesinado en Ciudad Bolívar, al sur de Bogotá, Carlos Ruiz Escarraga, un joven de 24 años que había sido integrante del colectivo contracultural Res Gestae. Dos días antes un comunicado con la firma del grupo paramilitar BACRIM anunció el inicio de una “nueva limpieza social” en ese sector de la ciudad, definiendo como blanco a “viciosos, jíbaros, gente del común y maricas” que anduvieran por “bares, discotecas y billares”.
Pasaron tan sólo 48 horas desde que se conoció el comunicado con la amenaza paramilitar hasta el asesinato de Carlos, en Sierra Morena, Ciudad Bolívar, a las 8 de la noche del domingo. Las amistades del joven, quien recientemente había conseguido un trabajo de panadero, vinculan ambos hechos: “No es extraño que en época de elecciones los paracos se estén alborotando”, explicó un amigo. Vecinos del lugar señalan que esa madrugada fue asesinado otro joven del barrio, que jugaba microfútbol, sobre el cual Colombia Informa no pudo verificar su identidad.
El Colectivo de la Calle es un espacio estudiantil de periodismo popular y cultura. “Recordemos que los caídos son semillas que en el pueblo viven”, expresaron en un comunicado en el que manifiestan su preocupación por el caso, e informan sobre la realización del velorio desde el día de hoy martes, en la Capilla de La Fe, bario El Carmen, junto a la Iglesia del Colegio Tecnológico del Sur. El entierro tendrá lugar en el Cementerio Central el día miércoles desde las 2.30 de la tarde.
Impunidad criminal y paramilitar
Si bien no hay plena confirmación de que el asesinato del joven tenga relación directa con el comunicado de amenaza, hechos recientes encienden señales de alarma. Días atrás sectores políticos, sindicales y sociales denunciaron en conferencia de prensa “Amenazas directas por parte de grupos paramilitares a líderes y organizaciones sociales”. Por otra parte, la situación coincide con el anuncio de que en el próximo mes de agosto, 200 paramilitares saldrán de las cárceles, entre ellos 46 comandantes y mandos medios responsables de más de 30.000 homicidios y desapariciones.
Esas señales de impunidad, alientan el accionar de las bandas residuales del paramilitarismo reconvertidas en bandas criminales (BACRIM), que amenazan con arremeter contra los jóvenes, en especial de la periferia de las grandes ciudades como Bogotá. Y ponen en alerta a quienes podrían ser sus nuevas víctimas, como el caso del joven Carlos Ruiz Escarraga.