Así fue el acto de entrega de restos y conmemoración de la vida de Alfonso Jacquin Gutiérrez

Así fue el acto de entrega de restos y conmemoración de la vida de Alfonso Jacquin Gutiérrez

Lea aquí la reseña del caso y del hallazgo de sus restos

Según el proceso penal, Alfonso Jacquin, uno de los comandantes de la toma guerrillera, no murió en combate durante los hechos sino que por el contrario sobrevivió a la confrontación armada con la fuerza pública pero su paradero permaneció desconocido durante 32 años.

En marzo de este año, sus restos fueron encontrados en la tumba de Libardo Durán, escolta del magistrado Alfonso Reyes Echandía poniendo fin a la larga y silenciosa búsqueda por parte de su familia y dejando en evidencia las irregularidades cometidas por las fuerzas del orden con los cuerpos de las víctimas, así como las violaciones al Derecho Internacional Humanitario y a los Derechos Humanos que se cometieron durante el operativo de retoma del Palacio, y que han sido reconocidas por la Corte Suprema de Justicia y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Así fue el acto

El jueves 26 de julio en un pequeño salón de la antigua escuela del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, se entregó a la familia, abogados, organizaciones acompañantes y allegados el informe técnico científico que permitió establecer, después de 32 años, que parte de los restos exhumados como Libardo Durán, eran en realidad los de Alfonso Jacquin Gutiérrez.

Los medios de comunicación no tuvieron acceso al informe y solo pudieron hacer unas tomas de apoyo al inicio del acto y tomar declaraciones del abogado del caso en las afueras de Medicina Legal, cambiando el protocolo usual en los casos del Palacio de Justicia.

Al final del informe y la lectura del acta de entrega de los restos por parte de la Fiscalía General de la Nación, Sandra Beltrán Hernández, hermana de Bernardo Beltrán Hernández, uno de los desaparecidos de la cafetería del Palacio de Justicia, sentó su voz de protesta por lo que consideró un trato discriminatorio. Sus palabras fueron recibidas con afecto y reconocimiento por parte de la familia de Alfonso Jacquin, que después de muchos años, sigue enfrentando las dificultades, dilemas y conflictos de buscar a su hermano desaparecido quien además fue uno de los comandantes guerrilleros de la toma.

El día 27 de junio se inició con un acto de conmemoración de la vida de Alfonso Jacquin Gutiérrez en la Corporación Colombiana de Teatro. Lilia Jacquin, hermana de Alfonso, recordó a los asistentes que esta entrega tuvo que haber tenido lugar el 9 de noviembre de 1985 y no 32 años después, pues si bien su hermano cometió el delito de rebelión al alzarse en armas contra el Estado, sus derechos humanos como combatiente no le fueron respetados, al mantener su cuerpo desaparecido durante todos estos años.

Margarita Jacquin, otra de las hermanas, se despidió de su hermano con poemas consignados en un recordatorio a los asistentes y leídos a viva voz:

Pompo, dijiste que harías un largo viaje. Aseguraste que volverías. Ese viaje ha durado treinta y dos años y muchos días inconcebibles. Los del final de tu travesía, en los que tu hermana Lilia Marina te rescató, de las regiones sin nombre de la desparición, asistida por Antígona como diosa tutelar.

A su turno, el periodista Javier Correa, leyó dos columnas de semblanza del que conoció como el guerrillero más feliz del mundo, rescatando así la identidad más conocida de un hombre que también fue hijo, hermano, tío, amigo, bacán caribeño, intelectual y abogado constitucionalista.

También sus amigos de la universidad y la tertulia en el Caribe lo recordaron en su alegría, su irreverencia y sus rupturas intelectuales, como cuando quiso crear un espacio donde la voz de las mujeres fuera escuchada.

Compañeros de sus años en la clandestinidad quisieron rendir palabras en homenaje recreando la época de su militancia en el M19, los temores, dudas, anhelos de la toma que terminó convertida en holocausto y tragedia por la respuesta desproporcionada y aleve del Estado en el operativo de retoma. Hubo espacio para pedir perdón y para señalar los símiles entre aquellos tiempos de procesos de paz traicionados y los tiempos que corren.

El abogado del caso, Eduardo Carreño Wilches, reseñó las verdades judiciales que se han logrado establecer y que señalan que toda la operación fue premeditada desde el Estado, por lo que concluye que se trató de una sola toma. También recordó los principios del Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos que permiten concluir que Alfonso Jacquin fue víctima de los delitos de homicidio y de desaparición forzada, al igual que muchos civiles. También recordó que aún hoy se desconoce el paradero de al menos una decena de las y los guerrilleros que ingresaron al Palacio el 6 de noviembre de 1985.

El padre Alberto Franco, integrante de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, resaltó el hecho de que este acto hubiese tenido lugar en un escenario desde el cual se ha ejercido el arte crítico que contribuye a la construcción de verdad y memoria. También destacó la importancia de reconocer todas las facetas de un hombre que tomó una opción pensando en la transformación de las injusticias. Su intervención se cerró con el gesto simbólico de ubicar junto a la imagen y los restos hallados de Alfonso Jacquin, las letras que conforman la frase SIN OLVIDO que ya es representantiva de las víctimas de desaparición forzada y de las víctimas del Estado en el Palacio de Justicia, particularmente.


Al finalizar el acto, las y los asistentes acompañaron a Alfonso hasta el Colegio San Bartolomé. Allí después de una sentida ceremonia presidida por el padre Alberto Franco, familiares de la cafetería entregaron una ofrenda floral a la familia de Alfonso Jacquin con el mensaje de que sus familias están unidas por el dolor, la búsqueda de la verdad y la justicia.



Su familia partió hacia Santa Marta para rendirle otro homenaje en el Liceo Celedón donde estudió, no sin antes depositar sus restos hallados en el osario de la capilla del San Bartolomé, junto con los de otras víctimas de la toma, y entre palabras como valentía, ejemplo, amor, bacán, dolor, compromiso, alegría, sonrisa. Un símbolo de la reconciliación que necesita el país en tiempos de construcción de paz, había dicho René Guarín hermano de Cristina del Pilar Guarín, la Siempreviva, en el homenaje de la Corporación Colombiana de Teatro. Un hecho de paz que va tomando forma entre todas las víctimas del Palacio de Justicia, pero que parece aún muy difícil para el Estado.


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