El pasado 23 de abril de 2014, se reanudó la audiencia pública contra el Coronel (R) Wilson Ramírez Cedeño, el capitán ( R) Javier Alarcón, el cabo Sánchez Ocoro, y Once soldados profesionales más, adscritos al Batallón de ingenieros N. 14 Batalla de Calibío por el secuestro y posterior ejecución extrajudicial del campesino Parmenio Manuel Hernández Anaya en hechos ocurridos el 27 de diciembre de 2007 en la vereda la poza, jurisdicción del municipio de Canta Gallo, Sur de Bolívar; luego que el grupo de militares hostigara, amenazara e intimidara a la familia del campesino durante toda una noche, entre ellos dos niños y una niña.
En esta audiencia se escuchó el testimonio del Teniente Javier Danilo Páez Herrera quien para la época de los hechos era comandante de la tropa que perpetró el crimen, y quien el pasado 21 de Agosto de 2013 se acogió a sentencia anticipada aceptando su responsabilidad por los delitos imputados por la Fiscalía 63 de la Unidad de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, a saber; homicidio en persona protegida, secuestro y falsedad en documento público, Páez Herrera también se ha acogido a sentencia anticipada, en otros procesos que se adelantan en su contra por delitos similares.
En su testimonio el teniente Páez Herrera, refirió que él y sus hombres hacían parte de un grupo especial del batallón de ingenieros N. 14 Batalla de Calibío, y que recibían órdenes del comandante de esta guarnición que hasta el mes de noviembre de 2007 era el Coronel Néstor Camelo Piñeros retirado del ejército luego del escándalo de las ejecuciones extrajudiciales ocurridas en Soacha en Octubre de 2008; Luego recibió el mando de este batallón el Coronel Wilson Ramírez Cedeño, quien también fuese retirado tras este escándalo en 2008 y el cual se encuentra siendo investigado por hechos similares en otros procesos.
Páez Herrera sostuvo durante la audiencia pública, que estos “trabajos” refiriéndose a las ejecuciones extrajudiciales eran una práctica sistemática en el Batallón Calibío incluso antes que él llegara a integrar este batallón, sostuvo además que ya habían estado en la casa del labriego días antes de los aterradores acontecimientos, y habían conversado tanto con la víctima directa como con la esposa y que también vieron a los niños que estaban en la casa. Sostuvo también que el 27 de diciembre de 2007 volvieron a la casa de esta familia con el objetivo intencionado de dar el positivo porque había mucha presión de parte del Comandante de la Decimocuarta Brigada que para la época era el General Juan Carlos Barrera Jurado y el Comandante del Batallón, y que esa presión incluía la advertencia de que si no daban resultados podían terminar con su carrera militar.
Páez Herrera fue enfático en señalar que en este tipo de “trabajos” como él se refirió a estos repudiables crímenes, las ordenes de operaciones y anexos de inteligencia eran elaborados posteriormente a la perpetración del crimen; refirió que para el caso de Parmenio el anexo de inteligencia se elaboró meses después de ocurridos los hechos por orden del Coronel (R) Wilson Ramírez Cedeño, cuando este tuvo conocimiento que iba a realizarse una visita a la Guarnición militar por parte de la Inspección General del Ejército encabezada por el General Carlos Arturo Suárez, y agrego además que el acta de gasto de munición que reposa en los expedientes nunca fue elaborada y mucho menos firmada por él, por lo tanto es un documento falso.
Con este testimonio del Teniente Páez Herrera, queda claro que al campesino Parmenio Manuel Hernandez Anaya lo asesinaron soldados colombianos a sangre fría, en estado absoluto de indefensión en la oscura época de la seguridad democrática mientras el país lo precedía Álvaro Uribe Vélez y su Ministro de Defensa era el actual presidente de Colombia Juan Manuel Santos quien hoy aspira a prolongar su mandato cuatro años más.
La búsqueda de justicia en este caso se ha visto afectada por los reiterados aplazamientos y maniobras dilatorias, el cambio recurrente de jueces, el poco estudio y atención de la juez en el caso lo cual ha quedado evidenciado en audiencias, hacen que hoy cuando se van a cumplir siete años de estos repudiables acontecimientos la familia del humilde campesino y la sociedad colombiana sigan sin conocer la verdad y mucho menos la justicia.