Campesinos de el Carmen de Bolívar marchan por abandono estatal

Campesinos de el Carmen de Bolívar marchan por abandono estatal

Desesperados por el hambre, las enfermedades, el abandono estatal y el incumplimiento de pactos mínimos de 2014 con la gobernación, cerca de mil campesinos, cabezas de hogar con parte de sus familias, marcharon de nuevo, esta vez sobre la cabecera de El Carmen de Bolívar, con pancartas y cruza calles exigiendo atención para lo que es una verdadera tragedia humanitaria.

 

Desesperados por el hambre, las enfermedades, el abandono estatal y el incumplimiento de pactos mínimos de 2014 con la gobernación, cerca de mil campesinos, cabezas de hogar con parte de sus familias, marcharon de nuevo, esta vez sobre la cabecera de El Carmen de Bolívar, con pancartas y cruza calles exigiendo atención para lo que es una verdadera tragedia humanitaria.

La masa rugiente ha llegado esta vez hasta la propia plaza del municipio de El Carmen de Bolivar con su parque y sus alrededores convertidos en un hervidero de mototaxistas, como dramática demostracion del desempleo que hace estragos entre la juventud del pueblo.

Los medios sostenidos por la publicidad oficial para divulgar las mentiras y las esquivas declaraciones del gobernador Juan Carlos Gossain, un funcionario cuya vanidad personal no tiene límites, se encargaron de dibujar una imagen idílica y falsa de El Carmen de Bolívar, como un “emporio agrícola” fundado en el cultivo del aguacate, diezmado por plagas, sin asistencia técnica y sin vías para su comercio.

La nueva marcha de campesinos de El Carmen se compone de habitantes de unas veinte veredas empobrecidas a extremos que ofenden la dignidad humana. Villa María, Las Margaritas, Los Ángeles dejan ver sus nombres en las pancartas.
Mucha gente de las localidades citadas en la protesta viven en albergues improvisados, canchas y salones de escuelas que no tienen estructura de servicios para hacinar personas.

En El Carmen de Bolívar y aún entre la comunidad cartagenera se creyó que con la liquidación del flagelo de la guerrilla, otra sería la suerte de esta comunidad, que vendrían programas sociales, inclusión y empleo. Pero nada parece cambiar en este cuadro de desolación y pobreza, con el ingrediente de unas 700 jóvenes que sufren secuelas extrañas de una vacunación contra el papiloma muy cuestionada incluso por científicos.

Las veredas de la marcha de El Carmen de Bolívar no tienen electricidad, consumen aguas estancadas y los jagueyes bajan por una sequía que preludia la llegada de El Nino.
“Si no hay agua para los humanos mucho menos para el riego” declara uno de los marchistas.

Tampoco existen en la Región sistemas de riego, suministro científico de semillas, algo que demuestre que en Colombia se gobierna pensando en el bienestar de la comunidad.

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