Bogotá- Por Hernán Durango- El uso desmedido de la fuerza –Léase represión y paliza oficial- es la respuesta del Gobierno nacional a los manifestantes que reclaman atención a sus necesidades en varias regiones colombianas. Llamado nacional e internacional a la solidaridad y el acompañamiento a las luchas del pueblo colombiano que enfrenta el abandono y la miseria fruto de políticas neoliberales.

En el Norte del Cauca las comunidades indígenas convocaron a los pobladores a dar libertad a la Madre Tierra. El resguardo de Corinto cumplen ya tres meses en acciones pacificas de liberación de la madre tierra, ocupan desde el pasado 14 de diciembre del año 2014 siete haciendas de la parte plana del municipio de Corinto, las cuales se encuentran cultivadas de caña de azúcar y en posesión de Ardila Lule, uno de los más grandes empresarios del país, también poseedor de ingenios azucareros como Incauca y la Cabaña.

Otros hechos donde imperó la violencia y el terror de los agentes estado se registraron en inmediaciones al municipio de Caloto, en momentos en que la fuerza pública procedía a desalojar la hacienda La Emperatriz, ocupada por los indígenas quienes reclaman del Gobierno Nacional la entrega de tierras. Tanquetas, helicópteros artillados, el plomo, bolillo y gases han sido la única solución que envían las autoridades. Hay decenas de heridos y detenidos.

De igual manera los cabildos indígenas del plan de vida “Sat Fiñxi Kiwe”, Territorio de los caciques del norte del Cauca, han iniciado acciones en la vía panamericana en apoyo a las comunidades de Corinto y en exigencia al cumplimiento de los acuerdos territoriales pactados con el gobierno nacional.

En el departamento de Bolívar, los habitantes del municipio Cantagallo, se levantaron y protestaron frente a la vivienda de la alcaldesa local para exigir soluciones en los servicios de salud. En esa región los médicos y personal de salud del centro hospitalario decidieron no regresar a sus puestos de trabajo ya que les adeudan siete meses de salarios, esto profundiza la crisis humanitaria del lugar en donde estalló un paro cívico que afecta la conexión por agua con el resto del departamento de Bolívar y los transportadores terrestres decidieron apoyar la protesta. La Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra denunció atropellos y el abuso de autoridad por parte de miembros de la policía.

Entre tanto, en Altavista, Medellín, centenares de personas sin vivienda que que ocupaban un lote en el sector Mano de Dios bloquearon la vía de Altavista para evitar el desalojo del terreno por agentes del cuerpo represivo ESMAD de la Policía Nacional. Los manifestantes exigían la presencia de la Alcaldía para que diera solución a los problemas de vivienda de miles de familias desplazadas por el paramilitarismo. La prensa regional reportó que con palos y llantas los habitantes de la comuna 16, Belén de Medellín impidieron el paso del ESMAD y la Policía, quienes intentaban efectuar el desalojo.

La semana anterior, los trabajadores de Ingenio Risaralda denunciaron que la Policía los atacó con machetes. Varios obreros resultaron heridos. En esa empresa en el municipio La Virginia desde el pasado 2 de marzo los corteros de caña iniciaron una huelga a las afueras de la compañía exigiendo el mejoramiento de sus condiciones laborales, sin embargo, según denuncian los corteros denuncian que en la madrugada llegaron varios agentes del ESMAD que los agredieron brutalmente. Gracias a la resistencia, combatividad y la solidaridad ganaron un acuerdo favorable que busca solucionar sus reclamos de trabajo digo y estable, salarios justos y demás derechos.

 

En Colombia existen deplorables condiciones sociales y económicas que afectan a millones de habitantes. Las autoridades no atienden las exigencias de las comunidades, pero desde la Casa de Nariño son muy ágiles en aplicar la respuesta represiva. ¿Esa es la paz del Dr. Juan Manuel Santos?

Los colombianos anhelan una paz con justicia social en la cual se resuelvan las principales necesidades de los pobladores. Por esa consigna se movilizan y llaman al movimiento sindical, campesino y popular a construir la unidad y preparar las condiciones para una gran protesta nacional. Uno de esos pasos será la movilización del 9 de abril en varias ciudades colombianas por paz y por cese bilateral de fuego.