Entre los múltiples aprendizajes que ha dejado la labor de defensa de los derechos humanos a las organizaciones que han asumido esta tarea en nuestro país, uno bastante significativo se relaciona con el reconocimiento de la importancia de incorporar prácticas pedagogías tendientes a empoderar-posicionar a individuos y colectividades como sujetos protagónicos en la ardua tarea que conlleva, defender, promover y exigir los derechos humanos y de los pueblos.
Esta necesidad de complementar la acción jurídica con otras disciplinas, campos del saber y acumulados históricos no solamente académicos sino políticos y organizativos, ha llevado a estas organizaciones y en nuestro caso particular como CAJAR, a explorar nuevas formas de acompañar las luchas de quienes nos confieren dicha responsabilidad; entendiendo que los derechos y la justicia como devenir histórico, aspiración política y horizonte axiológico, rebasan la captura que han hecho de ellos el aparato judicial y la disciplina del derecho.