“Las iglesias en Suecia pueden ayudar al proceso de paz en Colombia” Soraya Gutiérrez

“Las iglesias en Suecia pueden ayudar al proceso de paz en Colombia” Soraya Gutiérrez

Muchos sacerdotes católicos a nivel local también hablaron mal del acuerdo de paz. Creo que las iglesias suecas podrían hablar con sus contrapartes en Colombia para incidir en ellas y asegurar que el contenido del acuerdo de paz se vuelva real “, concluye Soraya Gutiérrez.

Publicado originalmente en: https://krf.se/kyrkorna-sverige-kan-hjalpa-fredsprocessen-colombia/ [Traducción propia]

La semana global de las iglesias, se realiza del 18 al 25 de noviembre en Suecia y este año el tema central es “Quién puede ser escuchado”, y cómo las condiciones de la sociedad civil para defender los derechos humanos han retrocedido en muchos países. Conozca a Soraya Gutiérrez, quien durante décadas se ha enfrentado a intereses poderosos en Colombia.

Soraya Gutiérrez ha trabajado para el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo en Colombia durante 27 años. La organización fue fundada hace 40 años para representar a las víctimas de violaciones de derechos humanos, y ha sido un punto de referencia en el país. A menudo, es suficiente referirse al “colectivo” para las personas que entienden a qué organización se hace referencia.

“Nos centramos en las personas que sufren delitos en los que el Estado está detrás. Ellos son los más vulnerables, cuando el Estado es responsable de protegerlos y en lugar de eso, se convierte en perpetrador”, dice Soraya Gutiérrez.

Además de acompañar a las víctimas en proceso judiciales, el Colectivo apoya a varias organizaciones, por ejemplo, a través de la educación en derechos humanos, el acompañamiento en sus procesos, la incidencia y de diferentes maneras. Un trabajo que desafía los intereses poderosos, que hacen todo lo posible para dificultar la vida de las y los abogados.

Desde hace muchos años, el estado ha otorgado al Colectivo, medidas de seguridad consistentes en escoltas, puertas de seguridad y vehículos blindados. Los miembros más vulnerables están protegidos por observadores internacionales de Peace Brigades International, PBI, (en español Brigadas Internacionales de Paz) quienes, como el Movimiento por la Paz Cristiana, trabajan desde el enfoque preventivo para reducir las amenazas a los defensores de los derechos humanos y aumentar su alcance para la acción.

El incidente más grave que golpeó personalmente a Soraya Gutiérrez ocurrió en 2003.

“Llegué a casa a mi casa tarde en la noche cuando aparecieron dos carros. Dos personas con armas automáticas salieron y se acercaron a mi vehículo. Recuerdo haber preguntado si el vidrio blindado aguantaría un disparo. Mientras activaba el seguro adicional del carro seguí conduciendo y escuché un estallido. Luego comprobé que habían impactado mi carro con sus armas.

El atentado estuvo seguido por una campaña muy agresiva de llamadas telefónicas amenazantes. Entre otras cosas, la gente que la llamaba le hacía saber que estaban monitoreando los trayectos cotidianos de su hija. En una ocasión recibió un paquete de correo con una muñeca rota.

Más tarde, supo que era el Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, máximo organismo de inteligencia del país, que estaba detrás de las amenazas. Sin embargo, aún desconoce si fue el mismo DAS el responsable del atentado que sufrió en su vehículo. El DAS se disolvió en 2011 cuando se conocieron sus métodos de trabajo.

Hoy en día, el alcance del trabajo del Colectivo está principalmente limitado por amenazas anónimas y señalamientos públicos.

-Las autoridades aún tienen dificultades para entender que nuestro trabajo es legítimo. Muchos funcionarios aún nos ven como “un enemigo interno” que desarrolla un “guerra jurídica”, dice Soraya Gutiérrez.

Para los movimientos sociales locales en las zonas rurales, la situación en muchas partes del país es difícil, aún dos años después del acuerdo de paz que se firmó entre el gobierno y la mayor guerrilla, las Farc.

“Nosotros en la comunidad apoyamos el acuerdo de paz, porque salva vidas”. Los miembros de la guerrilla y los soldados ya no mueren en el campo de batalla, tampoco los civiles. Pero el asesinato de líderes sociales locales ha aumentado.

Una de las razones de la violencia es que cuando las Farc depusieron las armas, ese vacío fue llenado rápidamente por otros grupos: la guerrilla del ELN, el crimen organizado y los nuevos grupos paramilitares. Otra razón es que el acuerdo de paz significó una oportunidad para que las personas despojadas de sus tierras durante el conflicto armado lucharan por recuperarlo, enfrentando peligrosos poderes.

Por estos días, Soraya Gutiérrez, como presidenta del Cajar, está de visita en Estocolmo para dar conferencias y reunirse con la Agencia Sueca de Cooperación Internacional y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia.

“Queremos asegurarnos de que la comunidad internacional continúe monitoreando a Colombia.

En agosto de este año, un nuevo presidente, Iván Duque, llegó al poder con una visión crítica del acuerdo final de paz y ahora muestra claramente menos voluntad política que su antecesor para implementarlo. También ha congelado las negociaciones con la guerrilla del ELN. Esto, en combinación con la violencia contra los defensores locales de los derechos humanos, hace que el futuro sea incierto.

Soraya Gutiérrez ve un papel especial que las iglesias y las comunidades pueden desempeñar a favor del proceso de paz y la protección a los defensores de los derechos humanos.

La Iglesia Católica en Colombia apoyó el proceso de paz, pero muchas iglesias evangélicas no lo hicieron. Un argumento que los gobernantes conservadores usaron en contra del acuerdo de paz fue que contenía formulaciones sobre la perspectiva de género y los derechos de las personas de LGBTI.

-Muchos sacerdotes católicos a nivel local también hablaron mal del acuerdo de paz. Creo que las iglesias suecas podrían hablar con sus contrapartes en Colombia para incidir en ellas y asegurar que el contenido del acuerdo de paz se vuelva real “, concluye Soraya Gutiérrez.

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