Las verdades a medias del Glifosato

Las verdades a medias del Glifosato

Cuando se habla de Glifosato, se está diciendo una verdad a medias, debido a que este ingrediente activo para ser aplicado debe estar acompañado de otros productos que mejoran su acción. Uno de los más utilizados es llamado POEA. Este producto hace que el Glifosato se adhiera mejor a la superficie de la hoja facilitando así su ingreso y el daño, con la consecuente muerte del vegetal.

Después de muchos años de uso y abuso de sustancias xenobióticas, tanto el ecosistema como la salud humana empezaron a manifestar efectos adversos que llamaron la atención de la ciencia. Ejemplo patente y patético lo presenta el grupo de los llamados plaguicidas organoclorados como el DDT; este y otros productos obligaron a negociaciones entre Estados para estructurar y firmar el Convenio de Estocolmo, el cual busca erradicarlos de la faz de la Tierra.

Como puede verse, tales sustancias fueron producidas, utilizadas y por último cuestionadas. En consecuencia, que el cuestionamiento se plantee al final del camino, parece ser enrevesado, pues se ha sometido tanto a la naturaleza como a la población humana a padecimientos innecesarios… Dicho de forma somera, lo descrito es el origen del garantista Principio de Precaución, estatuido por la Declaración de Río y con el cual el Estado colombiano se ha comprometido.

De diferentes maneras y en diferentes espacios se ha argumentado dudas y certezas que devienen de la aplicación aérea de la sustancia xenobiótica llamada Glifosato. La Corte Constitucional amparada en el Principio de Precaución se ha manifestado y aun así, dale con la cantinela de aplicarlo, ahora matizando la petición con la expresión: modular la Sentencia (T-236 de 2017), es decir, “que se permita su uso en casos excepcionales que comprometan la Seguridad Nacional como son los cultivos ilícitos”.

En primer lugar, al parecer se ha hecho caso omiso de la argumentación que señala que la naturaleza no ha evolucionado hacia cultivos ilícitos (sic); es menester insistir: algunos de sus usos han sido catalogados como ilícitos… En segundo lugar, viene a la memoria una de las estrofas de las Redondillas de Sor Juana Inés de la Cruz: Parecer quiere el denuedo/ de vuestro parecer loco/ al niño que pone el coco/ y luego le tiene miedo…

Involucrar la Seguridad Nacional para buscar apalancar la modulación del Principio de Precaución, suena embaucador cuando al interior voces como la de Francia Márquez, activista de los Derechos Humanos, invita a la Vicepresidenta de país a ajustar su modus vivendi al salario mínimo 2020… ¡980.657 vs 241500.000 pesos colombianos!

La injusticia, la inequidad son las mayores amenazas a la Seguridad Nacional. La concentración de la riqueza, la concentración de la tierra, el escaso acceso a la educación, a la seguridad social del campesinado, compele una parte de la comunidad a desarrollar o a colaborar con actividades cuestionables… La sabiduría popular lo advierte, la calentura no está en las sábanas…

Acaba de publicar el Gobierno a través del Ministerio de Justicia un proyecto de Decreto sobre aspersión de cultivos de uso ilícito, y estará por treinta días en disposición de ser debatido; pues bien… podría ser repetir la cantinela como se había mencionado al inicio, pero entonces hagámoslo ahora de manera más expedita, como para el corriente criterio, mejor dicho, sin mucho tecnisismo.

Cuando se habla de Glifosato, se está diciendo una verdad a medias, debido a que este ingrediente activo para ser aplicado debe estar acompañado de otros productos que mejoran su acción. Uno de los más utilizados es llamado POEA. Este producto hace que el Glifosato se adhiera mejor a la superficie de la hoja facilitando así su ingreso y el daño, con la consecuente muerte del vegetal. Dicho adherente contiene una sustancia conocida como 1-4 dioxina sustancia que conforma el grupo que el Convenio de Estocolmo mencionado párrafos atrás, busca erradicar de la faz de la Tierra, por ser contaminantes orgánicos persistentes o lo que es igual a expresar que permanecen por prolongados períodos en el ecosistema, sobre todo en las cadenas y redes tróficas o alimenticias. Baste decir someramente que son cancerígenos, teratogénicos (alteraciones ocurridas durante la gestación) mutagénicos (alteraciones en el material genético) y disrruptores endocrinos (sustancias capaces de alterar el equilibrio hormonal).

Cuando se habla de Glifosato, se está diciendo una verdad a medias, debido a que el ingrediente activo en cuestión, como todas las sustancias que componen este planeta, se degrada… por ejemplo, la cáscara de una naranja se va poniendo verdoza y polvorienta a medida que empieza a descomponerse. Pues bien, el Glifosato se degrada también una vez liberado en dos sustancias llamadas AMPA (más persistente que el Glifosato y tan tóxico como él) y formaldehído, el cual es un cancerígeno reconocido.

Cuando se habla de Glifosato, se está diciendo una verdad a medias, debido a que este ingrediente activo, viene con cantidades traza de un “primo” llamado N-nitroso glifosato y con un “mal de familia”: la mayoría son cancerígenos. Pero además, en el ambiente, en contacto con la saliva humana o con fertilizantes nitrogenados, como la mayoría de los utilizados por la agricultura convencional, fácilmente se degrada a N-nitroso glifosato, que adolece de la condición ya mencionada.

Cuando se habla de Glifosato, se está diciendo una verdad a medias, debido a que este ingrediente activo, no obra solo, necesita de otros ingredientes con los cuales forma un conjunto. En virtud a la tendencia de incrementar la responsabilidad para con el ecosistema y la salud humana, se acuñó el concepto de Ciclo de Vida; es decir, quien produce una sustancia o actividad, debe velar por su proceso, desde la cuna hasta la tumba… cabe preguntarse ¿se tienen en cuenta los aspectos mencionados cuando se solicita modular el Principio de Precaución? Es evidente que se omite el concepto de Ciclo de Vida pues la totalidad de las sustancias xenobióticas utilizadas y sus procesos de degradación, no son tomados en cuenta y, huelga decir, el último concepto es consustancial al garantista Principio de Precaución.

De forma breve puede describirse el accionar del Glifosato así: en primer lugar, impide la formación de una sustancia (Fenilalanina) que en los vegetales participa en los mecanismos de defensa de las enfermedades; en segundo lugar, impide que otra sustancia (Fosfoenolpiruvato) fundamental en la producción de energía tanto de vegetales como de animales, pueda cumplir su rol. Lo planteado evidencia que la flora y la fauna comprometidas con la aspersión quedan vulnerables y por ende las comunidades humanas en derredor.

Podría extenderse esta reflexión por varias páginas repitiendo y repitiendo de nuevo las flaquezas referidas al tozudo planteamiento gubernamental sobre asperjar los cultivos de uso ilícito; sin embargo es importante darle voz a la ciencia que trae a colación la química inherente a la vida, pues tanto las sociedades como las formaciones económicas y financieras cambian en períodos de tiempo relativamente cortos, mas no ocurre lo mismo con los fundamentos de la vida, razón de ser del Principio de Precaución. Tales fundamentos tardan en evolucionar y en armonizar con el ecosistema; lo hacen en tiempo geológico, no en tiempo humano como es la legislatura de tal o cual gabinete gubernamental.

La propuesta presentada por Ministerio de Justicia esboza las rutas para poner quejas y por supuesto para resolver los problemas que se presenten en los aspectos concernientes a los diferentes daños que pueda causar la aspersión aérea con Glifosato. Asuntos tales como comezón en la piel, picazón en los ojos, mareo, dos docenas de ranas muertas, cincuenta peces en la misma condición flotando en el espejo de agua… ¡Claro! lo evidente será motivo de queja, pero la vida va más allá de esta concepción de evidencia, la vida es sutil y entretejida. Sutil pues la intimidad del código genético no salta a la vista y entre tejida porque la vida es energía fluyendo en una intrincada red trófica; que mueran ranas no es una suma matemática de cuerpos hediondos, tampoco es un suceso baladí, es en última instancia un incremento en el número de insectos debido a que la naturaleza ha perdido los organismos que controlaban sus poblaciones.

La vida es sutil y entretejida… la humanidad tardó en entenderlo y el Convenio de Estocolmo (2001) da cuenta de ello; hagámoslo evidente tomando la historia del DDT. Esta sustancia xenobiótica se dio a conocer en 1939, aplicándose sin escrúpulo para el control de insectos plaga; la observación permanente de su comportamiento culminó con una alerta científica en el 1962, es decir, después 23 años de observaciones, análisis y correlaciones, pero también 23 años de argumentaciones y contra argumentaciones, de uso y abuso, para que en el 2001 se admitiera legalmente su malignidad. Urgía no repetir esta historia y otras parecidas, para evitar el sufrimiento de las personas y los silenciosos ecocidios acaecidos, fue así como se craneó el Principio de Precaución. 62 años de dolor, historia y luchas no pueden ser menospreciados por la rapacidad de los negocios y de la necedad humana.

Que la vida se nos vaya presentando con un incremento en enfermedades y malformaciones, con una disminución en la biodiversidad, con el desbalance en el ciclo hidrológico, con la desertización de los suelos, con el incremento de plagas resistentes, con la eutrofización de las aguas, en fin, con todas las manifestaciones del calentamiento global, habla del atropello con el cual la soberbia humana, encandilada con los avances tecnológicos, ha decidido habitar el planeta.

Esta argumentación biofílica encontró amparo para la vida en el Principio de Precaución, refugio y arma de quienes aceptamos que el ecosistema planetario es un bien complejo y de temporal utilización, que puede usufructuarse mientras conservemos la vida; más adelante vendrán otras generaciones a quienes no tenemos el derecho de arrebatarles las bondades de la naturaleza, despojo que se plantea cuando de forma miope se busca resolver problemas analizados desde escasos ángulos… los medicamentos no alivian si son aplicados a las sábanas…

Un buen gobierno debe tener visión de futuro, colectiva, incluyente y holística, evitando bailar al son que le toquen gobiernos foráneos; un buen gobierno debe cuidarse de socavar los fundamentos que protegen la vida del Estado con argumentos más cercanos a la prestidigitación que a la realidad en la cual se debate la mayoría del pueblo colombiano.

Lía Isabel
3 de enero de 2020

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