Esta hora no es de vacilaciones, otro espíritu está consolidándose en Colombia, diciendo no queremos más guerra, no más violaciones a los Derechos Humanos, no más violencia. Este espíritu está nutrido de esperanza colectiva porque es el tiempo histórico de cambiar profundamente el destino de nuestra patria maltratada.
La juventud se moviliza, los pueblos indígenas, los afros, los campesinos, los sindicalistas, las mujeres, la población LGBTI, los que sufrían de indiferencia frente a las heridas sangrantes de la patria.
Surge un eco colectivo de repudio a la guerra, de rechazo a la violencia. Las y los mimos, titiriteros, actores, poetas, músicos, cantantes, científicos, empresarios, las víctimas, defensores de DDHH, expatriados. Todas y todos se unen en el objetivo común de votar Sí el 2 de octubre para que Colombia pueda comenzar otro ciclo de su historia, para que empecemos a construir la paz y encontremos en la profundización de la democracia, un camino de pluralidad en el respeto de las diferencias y al reconocimiento de los derechos de los demás, al tiempo que reivindicamos los propios.
Tenemos 8 millones ciento noventa y dos mil razones para votar Sí al acuerdo de La Habana. Para que no sumemos más víctimas.
Tenemos 22 millones de razones para decir Sí en el plebiscito, porque no queremos que nuestros niños y niñas tengan que seguir padeciendo un país en guerra.
Tenemos 9mil millones de razones para apoyar el acuerdo de La Habana, porque la humanidad toda merece la oportunidad de que las guerras terminen a través del diálogo y Colombia puede ser un bello ejemplo.
Tenemos más de 6 millones de razones para votar Sí el 2 de octubre, para que la población colombiana que ha huido al exterior de la violencia y de la miseria, pueda pronto regresar a Colombia, para contribuir desde sus aprendizajes y sabidurías a crear el país de oportunidades que todos merecemos.
A los escépticos les preguntamos ¿El no creer ayuda a transformar? A los que creen que la guerra no es con ellos les preguntamos ¿Si el pago de sus impuestos en vez de ser destinados a la muerte no sería mejor invertirlos en salud, educación, vivienda?
A los que piensan que es mejor el exterminio que el diálogo, les invitamos a reflexionar que los que mueren en la guerra son la gente humilde de siempre, de todos los bandos.
¡Los que hoy pregonan el No al Acuerdo no derramarán su sangre ni la de sus hijos!
Los que lideran la oposición al Acuerdo reivindicando justicia no están pensando en que se falle contra sus propios crímenes y graves hechos de corrupción cuando gobernaron.
Que nadie ahorre esfuerzos, que nadie se canse de pregonar las bondades de la paz que busquemos en nuestras familias y amistades cercanas y lejanas quienes dudan de votar Sí o quieren votar No al plebiscito y, logremos que superen la desinformación y la mentira.
Esta hora no es de vacilaciones, otro espíritu está consolidándose en Colombia, diciendo no queremos más guerra, no más violaciones a los Derechos Humanos, no más violencia. Este espíritu está nutrido de esperanza colectiva porque es el tiempo histórico de cambiar profundamente el destino de nuestra patria maltratada.
Por todo ello, movilicemos el 2 de octubre y con el triunfo masivo en las urnas, refrendando el acuerdo de La Habana, hagamos la fiesta más grande, el carnaval fantástico de la paz y de la vida porque te lo mereces tú porque nos lo merecemos todos.
Luis Guillermo Pérez Casas
Colectivo de Abogados “José Alvear Restrepo”
Miembro del Consejo Nacional de Paz