¡Ni un voto para la guerra…, millones de votos diversos para la Paz!

El próximo Congreso tendrá que desarrollar la justicia transicional, los acuerdos sobre cultivos de uso ilícito, aprobar el presupuesto de la nación que haga posible la implementación de los acuerdos, dar paso a nuevas reglas de juego a nivel político y electoral, aprobar el Estatuto de la Oposición y mucho más. Por eso los ciudadanos y las ciudadanas, los movimientos sociales, los partidos democráticos, progresistas, alternativos y de oposición tenemos que cerrarle el paso a una extrema derecha guerrerista, que quiere seguir indefinidamente en la confrontación sin que le importen los 6.0 millones de víctimas del conflicto armado

 

LLAMAMIENTO A LOS ELECTORES, COMPROMISO DE LOS ELEGIDOS.

Hay un clamor social por la paz, estamos construyendo una ruta común por la paz, estamos haciendo pactos éticos y sociales por la paz, estamos con los movimientos y las organizaciones sociales que buscan la paz y nos movilizamos para que toda la sociedad se comprometa con la paz, porque la paz es un bien público que requiere del apoyo de la sociedad.

La paz es un tema social y político de trascendental importancia para el país que, en la coyuntura, tiene que ganar mayoritario respaldo ciudadano por parte de los electores y compromiso por parte de los elegidos y elegidas el próximo 9 de marzo.

El país necesita que el próximo Congreso de la República sea un apoyo y no un obstáculo para el cumplimiento de los acuerdos suscritos con la guerrilla de las FARC y con los que, ojalá muy pronto, se suscriban también con el ELN.

Este empeño por tener un Congreso mayoritariamente comprometido con la paz política no riñe con la perspectiva de la validación de los acuerdos por voto popular, ni con la propuesta de realizar en un futuro cercano una Asamblea Nacional Constituyente.

El próximo Congreso tendrá que desarrollar la justicia transicional, los acuerdos sobre cultivos de uso ilícito, aprobar el presupuesto de la nación que haga posible la implementación de los acuerdos, dar paso a nuevas reglas de juego a nivel político y electoral, aprobar el Estatuto de la Oposición y mucho más.

Por eso los ciudadanos y las ciudadanas, los movimientos sociales, los partidos democráticos, progresistas, alternativos y de oposición tenemos que cerrarle el paso a una extrema derecha guerrerista, que quiere seguir indefinidamente en la confrontación sin que le importen los 6.0 millones de víctimas del conflicto armado:

5.3 millones de personas desplazadas forzadamente, 132 mil amenazados/as, 76 mil despojados/as, 93 mil desaparecidos/as, 30 mil secuestrados/as, 9.500 prisioneras y prisioneros políticos, 54 mil víctimas de algún acto de terrorismo, 636 mil homicidios, 10 mil víctimas directas de minas antipersonas, 6 mil casos de tortura, 6 mil de reclutamiento forzado de niños, niñas y adolescentes, 4 mil casos de violencia sexual.

Esa extrema derecha es implacable e insaciable y pretende seguir obteniendo beneficios económicos y políticos de la guerra. Es preciso derrotarla en la calle con movilización y en las urnas con la más amplia participación electoral en favor de candidatos y candidatas verdaderamente comprometidos con la paz integral.

El reto es que desde todo el espectro político, desde todas las preferencias políticas, desde todas las poblaciones nos preparemos a votar el 9 de marzo por los candidatos y las candidatas más claramente comprometidos con la paz. En el voto de cada uno y cada una está el futuro de la paz.

¡Ni un voto para la guerra…, millones de votos diversos para la Paz!

 

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