Nuevo informe exige sistemas alimentarios más democráticos

Nuevo informe exige sistemas alimentarios más democráticos

(foto: universia) La seguridad alimentaria y los derechos humanos permanecen profundamente amenazados por la concentración de la propiedad de la tierra, la dominación de los sistemas alimentarios a manos de las corporaciones, y la incoherencia política, según informa el Observatorio del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición 2014, presentado oficialmente hoy en la FAO en Roma, con la participación de la nueva Relatora Especial sobre el Derecho a la Alimentación de las Naciones Unidas, la Dra. Hilal Elver.

 

 

Roma, Utrecht, Heidelberg, Ginebra, Berlín, 8 de octubre de 2014 – La seguridad alimentaria y los derechos humanos permanecen profundamente amenazados por la concentración de la propiedad de la tierra, la dominación de los sistemas alimentarios a manos de las corporaciones, y la incoherencia política, según informa el Observatorio del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición 2014, presentado oficialmente hoy en la FAO en Roma, con la participación de la nueva Relatora Especial sobre el Derecho a la Alimentación de las Naciones Unidas, la Dra. Hilal Elver.

“A la vez que celebramos el progreso alcanzado durante la última década, es importante tener en mente que tendremos que trabajar de manera más intensa para poder realizar el derecho a la alimentación y para que finalmente el hambre y la malnutrición dejen de afligir a la humanidad”, advirtió la Dra. Elver con ocasión del décimo aniversario de las Directrices Voluntarias en apoyo de la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada en el contexto de la seguridad alimentaria nacional.

El Observatorio 2014 – titulado “Diez años de las Directrices del Derecho a la Alimentación: logros, inquietudes y luchas” – analiza una serie de procesos políticos fundamentales y subraya el incremento de la influencia de las corporaciones en la gobernanza internacional en materia de alimentación y nutrición, lo que supone una amenaza para la lucha global por el derecho a una alimentación adecuada.

Por un lado, el aumento del poder de las corporaciones multinacionales de bebidas y alimentación sobre lo que finalmente acaba en los platos de los consumidores ha provocado un aumento en el consumo de alimentos ultraprocesados poco saludables, factor que ha contribuido al aumento de la obesidad y la malnutrición tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.

Entre el 40 y el 50 por ciento de la población adulta de Bélgica y Colombia padece sobrepeso, según el Observatorio 2014.

Por otro lado, los inversores agrícolas y financieros están tomando control de los recursos naturales y socavando los derechos y la soberanía alimentaria de las comunidades locales y de las personas productoras a pequeña escala. Dichas prácticas son promocionadas y consentidas por los gobiernos en nombre del ‘desarrollo’.

Se estima que un millón de hectáreas de tierra han sido adquiridas en Malí en los últimos años, privando a muchas comunidades campesinas de sus medios de subsistencia. La expansión de la minería en Suecia y su impacto en las poblaciones indígenas y campesinas ilustran que el acaparamiento de tierras es un fenómeno a nivel mundial.

El Observatorio hace un llamamiento para que los gobiernos muestren un compromiso político a la hora de abordar las desigualdades en los sistemas alimentarios, y exigen que el derecho a la alimentación sea ‘transversalizado’ en políticas coherentes en materia de alimentación, nutrición, energía y de comercio.

El fortalecimiento de las instituciones democráticas y los mecanismos involucrados en la formulación de políticas que afectan a aquellos más golpeados por el hambre se encuentran entre los objetivos de las actuales movilizaciones y resistencia social – desde Guatemala a la India y Noruega, como revela el Observatorio 2014.

Tal y como subrayaba Olivier De Schutter, antiguo Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, “hay actores importantes capaces de bloquear cambios como resultado de la posición dominante que han adquirido en los sistemas alimentarios y políticos. Por ello, la democracia alimentaria es realmente la clave para lograr sistemas alimentarios más sostenibles.”

 

 

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