Nunca más: la historia de María Seneida, de apenas 13 años, abusada por paramilitares y ejecutada por el Ejército

Nunca más: la historia de María Seneida, de apenas 13 años, abusada por paramilitares y ejecutada por el Ejército

La JEP compulsó copias para encontrar a ‘Juancho’, un paramilitar señalado por múltiples testigos de haber abusado de la menor de 13 años. La niña, en estado de indefensión, fue inmovilizada y ejecutada con tal ensañamiento y violencia en Dabeiba, Antioquia, que a los involucrados se les imputó el crimen de guerra de tortura.

Por: Alejandra Bonilla Mora

María Seneida Areiza vivía con su familia en la vereda Las Cruces, muy cerca de Dabeiba, en Antioquia. Es una de las víctimas del horror de las ejecuciones extrajudiciales, mal llamadas ‘falsos positivos’. Pero su vil asesinato no puede ser una cifra más, ya que el sufrimiento al que fue sometida es prácticamente inenarrable. Tenía apenas 13 años.

Era el 14 de julio de 2005. María iba en moto cuando fue detenida solo porque se decía que andaba de novia con Isidoro de Jesús Cardona, a quien un ganadero señaló de ser, supuestamente, un extorsionista.

La compañía ‘Dinamarca’ del Batallón de Contraguerrillas No. 79, al mando del sargento Fidel Iván Ochoa, que patrullaba junto a paramilitares, detuvo primero a Isidoro: le pusieron una bolsa en la cabeza y una toalla mojada, una técnica de asfixia. Luego, la detuvieron a ella en un retén en la carretera y la pusieron bajo la vigilancia de los soldados Juan David Aguirre y Darío Alberto Botero.

María, Isidoro y  Diafonor Guisao, otro adolescente, sufrieron primero la restricción de su movilidad: les pusieron una especie de arnés para “asegurarlos” y evitar que luego los cuerpos aparecieran con marcas de ataduras. A continuación, fueron obligados a andar desde la medianoche del 14 de julio hasta la madrugada del día siguiente hasta llegar a la vereda Tamarindales, en la vereda El Caliche.

En el recorrido, un paramilitar conocido con el alias de Juancho estuvo junto a María. Fidel Ochoa dice que este hombre “enseguida se apegó a la muchacha”, y Aguirre relató que vio a ‘Juancho’ le tocarle el cuerpo a María y llevársela “a solas”. Confesó que no hizo nada para frenar la agresión sexual ni informó a sus comandantes de la situación.

Así, los militares primero detuvieron a la niña bajo un sesgo de género: “ser la mujer de”. Le restringieron la movilidad, vieron que ‘Juancho’ le realizó tocamientos y que abusó de una menor de 14 años que no era libre ni podía expresar palabra alguna. El mismo militar Ochoa reconoció que era evidente que María Seneida era menor de edad y, sin embargo, nadie hizo nada. Es más, siguieron con el designio criminal de ejecutar a las tres víctimas. Y en el caso de María Seneida, su ejecución implicó tortura.

Ochoa le ordenó a Aguirre que matara a la menor. Como Aguirre dijo no ser capaz, el soldado Botero se encargó: a eso de las 5:00 del 15 de julio le disparó tres veces a la niña. Aguirre se quedó con ella y, al ver que María Seneida, intentó pararse, le disparó dos veces más. Como si no bastara, unos soldados se acercaron a ver el cuerpo de la niña. Uno de ellos le disparó una ráfaga en la cara cuando ella, con el último esfuerzo de vida, intentó ponerse en pie de nuevo. El informe forense  consignó siete heridas de bala: siete disparos sin compasión alguna a una menor de edad en estado de indefensión.

El caso de María Seneida es uno de los 47 ‘falsos positivos’ y desapariciones forzadas ocurridas entre 2002 y 2006 por el cual fueron imputados en 2024 los militares William Andrés Capera Vargas, Jaime Coral Trujillo, Efraín Enrique Prada Correa, Hermes Mauricio Alvarado Sáchica, Edie Pinzón Turcios, Yair Leandro Rodríguez Giraldo y Fidel Iván Ochoa Blanco. Ahora, el Tribunal para la Paz avaló esa imputación que había hecho la Sala de Reconocimiento en el caso que envuelve al cementerio de Las Mercedes en Dabeiba.

A María Seneida le dispararon y la remataron

Pero el Tribunal hizo precisiones importantes frente al caso de María Seneida y les imputó el crimen de guerra de tortura a Yair Leandro Rodríguez Giraldo y Fidel Iván Ochoa Blanco al comprobar que causaron graves sufrimientos físicos y mentales a las víctimas antes de asesinarlas. Y a Ochoa Blanco le añadió responsabilidad por no impedir la violencia sexual hacia la niña que, además, fue desaparecida.

“Cualquier interpretación que reduzca la violencia sexual sufrida por María Seneida Areiza a un acto privado o personal del guía paramilitar carece de sustento. La agresión sexual debe ser analizada en el contexto de su detención, de las acusaciones en su contra y de la discriminación ejercida por su condición de mujer vinculada sentimentalmente con un presunto miembro de las Farc-EP”, señaló el Tribunal.

La decisión resalta que la violencia sexual no se produjo de manera aislada, sino en el marco de un conjunto de prácticas que prolongaron el sufrimiento y la indefensión de María Seneida, sometida, asesinada y “rematada”.

La niña era la única mujer presente frente a seis militares, dos que la custodiaban directamente, el sargento Fidel Ochoa, que mandaba, y el paramilitar ‘Juancho’. En palabras de la JEP: “esta desproporción de poder y género acentuó su situación de indefensión y refuerza el carácter discriminatorio y humillante de la violencia sexual a la que fue sometida”.

La JEP compulsó copias a la Fiscalía por el atroz crimen de María Seneida, a fin de investigar y encontrar a ‘Juancho’, sobre quien no se tiene conocimiento de si fue o está siendo judicializado por estos hechos.

En este caso,  los militares involucrados tuvieron una audiencia pública en 2023, en Dabeiba, en la que pidieron perdón. Allí, Juan David Aguirre dijo: “Pertenecí al Batallón 79. Reconozco que ayudé a retener y asesinar a la señorita María Zenaida Areiza. Quiero decirle a la familia que también oculté información, y yo me encuentro en total disposición para aclarar todo”.

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