Proceso de Paz: Un bimestre turbulento

Proceso de Paz: Un bimestre turbulento

En esos momentos, el proceso nadaba sobre aguas tranquilas en lo referente a los cronogramas de la agenda entre el Gobierno y las FARC-EP, pero se evidenciaban signos que advertían que esa situación iba a cambiar rápidamente.
Desde la Habana la insurgencia denunció en repetidas ocasiones ese mismo mes, que el Ejército estaba asediando y copando sus áreas defensivas y desplegando ataques selectivos de alto valor estratégico. Esta situación provocó que las FARC-EP, a pesar que esta insurgencia había decretado un cese al fuego unilateral desde el mes de Diciembre, previera una crisis del modelo de desescalamiento en cualquier momento.

En los primeros días del mes de abril, el ambiente para la paz se tornaba favorable, coincidiendo acontecimientos como la marcha del 09 de abril en favor de la paz y las víctimas en todo el país; las positivas conclusiones de la cumbre de las Américas respecto a la paz en Colombia; así como el mejoramiento de las relaciones norte-sur a través del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre EE.UU y Cuba. A ese hecho, se le sumó el principio de acuerdo sobre el desminado y descontaminación de municiones y explosivos sin explotar, acordado por la subcomisión técnica de la mesa de negociación de la Habana.

 

En esos momentos, el proceso nadaba sobre aguas tranquilas en lo referente a los cronogramas de la agenda entre el Gobierno y las FARC-EP, pero se evidenciaban signos que advertían que esa situación iba a cambiar rápidamente.
Desde la Habana la insurgencia denunció en repetidas ocasiones ese mismo mes, que el Ejército estaba asediando y copando sus áreas defensivas y desplegando ataques selectivos de alto valor estratégico. Esta situación provocó que las FARC-EP, a pesar que esta insurgencia había decretado un cese al fuego unilateral desde el mes de Diciembre, previera una crisis del modelo de desescalamiento en cualquier momento.

Por otro lado, en la mesa de la Habana se empezó a evidenciar un estancamiento preocupante en el desarrollo del punto de víctimas y en el de fin del conflicto. Las FARC-EP rechazaron de plano el Marco Jurídico para la paz, como mecanismo idóneo de justicia transicional y reafirmaron su postura en el sentido de pactar un modelo propio de indulto y/o amnistía (con base en tesis jurídicas como el margen de apreciación nacional)

Para terminar de complicar el escenario, las líneas editoriales de varios medios masivos de comunicación, lanzaron una ofensiva contra la insurgencia en todos sus flancos. La estrategia: Presionar los tiempos en la Habana, minando credibilidad a los diálogos de paz con las FARC-EP y el ELN ante la opinión pública.

Simultáneamente, el Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, denunció ante los medios de comunicación que un soldado que realizaba tareas de reconstrucción en un parque infantil de norte de Santander; cayó en un campo minado y perdió en este hecho sus piernas. Seguidamente, las autoridades castrenses informan que guerrilleros del ELN habían colgado las piernas amputadas del militar en la valla de una escuela como trofeo de guerra; lo que era una clara violación a la dignidad del herido y, por supuesto, una violación a los DDHH. Este hecho es desmentido por el ELN. Después de esta serie de acontecimientos, queda claro que las Fuerzas Militares lanzaron una campaña de propaganda dirigida a acusar a esta guerrilla de crueldad en sus prácticas; con el objetivo de generar el repudio de la opinión pública hacia el grupo insurgente. (Ver la declaración del ministro de defensa Juan Carlos Pinzón en El Tiempo)

A partir del 21 de abril se puede observar un cambio brusco de tendencia en la percepción de los diálogos de paz por parte de la ciudadanía. Esto es causa del ataque a un comando del ejército en el departamento del Cauca por parte de las FARC-EP, acción que deja once militares muertos. Este hecho es mostrado por todos los medios de comunicación como una masacre de soldados indefensos, lo que genera que se sintonicen todos los sectores opuestos a los diálogos de la Habana reclamando acciones contundentes contra la insurgencia; y exigiéndole al presidente el reinicio de los bombardeos. A partir de ese momento el sector militarista del Gobierno Santos toma nuevamente la iniciativa.

Dos semanas después se producen varios bombardeos que dejan más de cuarenta guerrilleros muertos, entre ellos dos negociadores de la guerrilla en la Habana. Esta situación, provoca una grave crisis en la negociación y el retroceso en el cronograma de desescalamiento. Las FARC-EP anuncian la terminación de la tregua unilateral, y los países garantes Cuba y Noruega llaman a las partes a no retroceder en los acuerdos alcanzados en la mesa. Éstos, resaltan que se debe recurrir a la mediación internacional si es preciso para desescalar el conflicto que pone en riesgo los diálogos.

Ahora bien, las tácticas y operativos de las Fuerzas Militares varían de acuerdo a cada momento.

Mientras las FARC-EP son hostigadas con acusaciones calculadas en los medios; las Fuerzas Armadas preparan una acción militar contundente de bombardeos dirigidos, con base en la excusa del ataque a los militares en el Cauca.
Al ELN lo acusan de sevicia y sadismo, en el caso del militar que perdió las piernas a causa del estallido de una mina. Esto, con el propósito de arropar estratégicamente los últimos operativos militares desplegados contra esta guerrilla en los últimos días y, que hasta la fecha, han producido varias bajas insurgentes, entre ellas la muerte de ‘Marquitos’ (en combates este fin de semana en el municipio de Segovia Antioquia). ‘Marquitos’ era miembro de la dirección nacional y negociador de paz del ELN. (Ver noticia completa de la muerte de ‘Marquitos’ en Semana)
Teniendo en cuenta la lógica de los estrategas de las FF. AA, el objetivo de estas campañas de propaganda es claro: justificar las acciones militares en contra del “terrorismo”. Maniqueísmo que polariza a la sociedad en torno a la negociación de paz.

Por su parte el ELN se pronunció a través de su página en internet, con el fin de solidarizarse con las FARC-EP a raíz de la muerte de sus hombres. Esta insurgencia criticó al Gobierno Santos por atentar contra la paz, además de reiterar: Qué para el ELN el esquema de diálogo del Gobierno Santos colapsó, aludiendo que la negociación en medio del conflicto está agotada. El ELN exige cese al fuego bilateral, buscando presionar de esta manera al gobierno a ceder en temas que conciernen a las dos mesas de diálogo. En este momento de la negociación, hay elementos de coordinación entre las agendas de negociación de las FARC-EP y el ELN. Este hecho, lo evidencian las conclusiones a las que llegaron los dos máximos comandantes de las dos insurgencias, Gabino y Timochenco en su cumbre en la Habana, en la que reafirmaron: “…el propósito de avanzar en las dos mesas de diálogo, dentro de una visión común de paz”. (Ver completo en el Portal Voces de Colombia del ELN). Es importante resaltar que en este último bimestre, las agendas de las dos guerrillas están unificadas en reclamar el cese al fuego bilateral. Estos esfuerzos, están dirigidos a detener la infraestructura de guerra, que se ampara en la estrategia contrainsurgente del estado.

El cese al fuego bilateral es un punto común en las dos negociaciones. Las dinámicas, tanto de las FARC-EP como las del ELN, ejercen presión sobre este punto; al que el gobierno le da la misma salida: continuar la estrategia militar de golpes estratégicos a las guerrillas, para reafirmar su superioridad militar en coordinación con el comando sur. Esta lógica es a todas luces equivocada y pone en riesgo la arquitectura de la paz.

Para devolverle al proceso de paz el acumulado cualitativamente superior que significa desescalar el conflicto armado, se requiere de decisiones comprometidas de parte del gobierno nacional, como apostar por un cese bilateral verificable y condicionado entre las partes. El gobierno del Presidente Santos, al igual que el del Presidente Obama en los Estados Unidos, no tiene otro momento. Los tiempos de ambos presidentes están cercanos a terminar. El Presidente Santos debe decidir si pasa a la historia como el anodino gobierno de Pastrana, o se juega su capital político para destrabar los acuerdos en Colombia.

Esta tesis requiere de mucha participación de la población. La gente tiene que salir y defender el proceso de paz, para vencer la ideología militarista; ese pulpo de cien brazos que controla todas las esferas de la guerra.

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