Haciendo memora, en Latino América se han presentado una serie de golpes de Estado en los últimos años, entre ellos el sucedido en Venezuela contra Hugo Chávez en abril de 2002, contra Manuel Zelaya en Honduras en junio de 2009, el intento de golpe contra Evo Morales en Bolivia en septiembre de 2008 y ahora el sucedido en Ecuador contra Rafael Correa, sucesos que sin duda no son fortuitos, sino que han hecho parte de acciones planificadas.
Todo esos eventos tienen aspectos en común, entre ellos que tales gobiernos han adelantado una serie de reformas a favor de los sectores populares, lo cual ha afectado los intereses de la inversión extranjera de los mega monopolios, como los de la rama del petróleo y la minería, así como afectado los intereses de los grandes terratenientes en beneficio de campesinos e indígenas; tienen en común, que los golpes han estado encabezados por terratenientes y grandes empresarios mineros como sucedió en Bolivia, los grandes empresarios en Honduras, banqueros y terratenientes en Venezuela, los banqueros y elites en el actual caso en el Ecuador; tienen en común la ingerencia de los Estados Unidos por medio de sus fichas como Pedro Carmona en Venezuela, las elites Santacruceñas en Bolivia, de Roberto Micheletti en Honduras y en Ecuador Lucio Gutiérrez.
En todos se buscan argumentos para desprestigiar a los presidentes progresistas acusándolos de corrupción, eso hicieron con Allende hace 37 años y con Zelaya el año pasado, hoy con el argumento de lesionar garantías laborales a los policías orquestaron el golpe contra Correa, no se olvide que este presidente expulsó el año pasado los militares gringos que estaban en la base militar de Manta.
Todo eso tiene explicación si se entiende que los Estados Unidos han venido perdiendo control político y económico en Latino América, pero que a su vez buscan retomarlo, de ahí la reactivación de la cuarta flota marítima en el año 2008 para cercar y asegurar la región, de ahí la implantación de las siete bases ilegales en Colombia, así lo disimulen con “ropaje humanitario”, de ahí su ingerencia cada vez mayor en la geopolítica regional, como por ejemplo los golpes y desprestigio a presidentes que defienden la soberanía de sus naciones.
Sin embargo, en todos los eventos mencionados, llama la atención cómo los sectores populares han salido en defensa de los gobiernos y sus proyectos políticos, pues dichos sectores garantizaron el regreso de Chávez, mantuvieron a Evo, pelearon por Zelaya y regresaron a Correa.
En síntesis, el golpe no fue exclusivamente contra Correa, ni contra el Ecuador, es contra los proyectos de algunos gobiernos y naciones de salirse de la órbita norteamericana, lo cual debe ser reflexionado por todos los que de una u otra manera conmemoramos el bicentenario.