Vulnerados a derechos fundamentales ciudadanos en el municipio de Funza

La oposición política y los derechos de la ciudadanía que sienta voces de protesta, construye y dinamiza poder popular, son vulnerados por las autoridades civiles y armadas del municipio. Se puede decir que no existen garantías reales para que los inconformes y promotores de disidencia interactúen con el pueblo, con la administración municipal y los órganos de control, como la Policía Nacional. De esto da cuenta el hecho sucedido el pasado sábado 30 de enero de 2010, en el marco de la realización de la Rendición de cuentas Funza 2009.

 

 

ANTECEDENTES.

1. El Libelo es un medio de comunicación, tipo panfleto, que circula desde el 10 de diciembre de 2008. Siempre ha dado de qué hablar en el municipio. Algunos habitantes se han congratulado con su aparición, y otros han despotricado de él, según ellos, por ser un medio de mentiras. El Libelo surgió por la iniciativa del suscrito, director del periódico de la Universidad Distrital El Macarenazoo (que existe desde el 2005), y residente del municipio de Funza desde hace 22 años, es decir, toda su vida.
2. El Libelo es un medio de comunicación, principalmente, de denuncia, que surge por el interés de publicar notas que concienzen a la gente de las reales condiciones de Funza, el país y el mundo; en general comunicar lo que los medios tradicionales no transmiten. Hasta ahora ha publicado 32 ediciones. El fin de la denuncia y visibilización de casos “invisibles” es que las autoridades respectivas tomen acciones eficaces frente a esos hechos.

3. En la edición No. 25 (4 de octubre de 2009), El Libelo denunció cómo en los municipios de Funza y Mosquera, la Policía ha aumentado las agresiones contra los ciudadanos. En dicha ocasión, una víctima de estos abusos de autoridad fue una colaboradora de El Libelo quien colocó la denuncia pertinente ante Fiscalía y Policía Nacional.

4. En la más reciente edición de El Libelo, No. 32 (24 de enero de 2010), de nuevo, comprobamos que la Policía continúa intimidando a la población, con las denuncias de un vendedor ambulante, víctima de sus atropellos, y dos colaboradores de El Libelo, que fueron intimidados al querer grabar un atropello de policías bachilleres contra un ciudadano que se encontraba en un alto estado de beodez.

5. El suscrito, actuando en nombre de El Libelo, El Macarenazoo y la Corporación Almendra (de la cual es su secretario), ha gestado importantes eventos culturales en el municipio, con el apoyo decidido, en la mayoría de actividades, del Centro Cultural Bacatá (CCB). Soy un gestor cultural, que actúa políticamente como un ciudadano que vela por sus intereses y los del municipio. Algunos de esos eventos son: Los Festivales del Aba y de la Fapqua, la Toma Cultural Bacatá, el Festival La Poesía Está en la calle, la Muestra de Cine y Video Indígena – Daupará, entre otros.
HECHOS.

1. El Comité Editorial de El Libelo decidió desde un principio plasmar en cada papel publicado que hiciera referencia al municipio de Funza, y que fuera una denuncia, el logo de “Funza Ciudad Deficiente”, en el marco de la libertad de expresión, de prensa, y otros derechos constitucionales ganados por la reforma constitucional de 1991, innumerables leyes, y el Estado Social de Derecho. Empero, esto en ningún momento pretende ser un vehículo de anarquía, propaganda falsa o de desunión, pues pese a nuestras diferencias ideológicas estamos totalmente dispuestos a trabajar de la mano con la Alcaldía municipal y sus dependencias, en pro del desarrollo de Funza, como lo prueban los eventos culturales desarrollados con el CCB, la participación en el consejo Municipal de Cultura, en la construcción de la Política de Juventud, entre otros escenarios de diálogo directo o indirecto con la institución.

2. En el marco de la Rendición de Cuentas que se efectuó el sábado 30 de enero de 2010, y en la que el Alcalde invitó a “todas las fuerzas vivas” a participar, nosotros, como órgano independiente de opinión, decidimos asistir.
3. En la tarde de dicho día, aproximadamente a las 5 p.m., el suscrito se desplazaba en bicicleta por la calle 15, con ejemplares de El Libelo en la mano y un control remoto de DVD (puesto que a las 6 p.m. estaba programada en la Plazoleta Marqués de San Jorge, la última jornada de la Muestra de Cine y Video Indígena – Daupará, que yo coordinaba).

4. A algunos conocidos y desconocidos me acerqué, de forma muy respetuosa, para entregarles ejemplares de El Libelo, sin afectar de esta forma el normal desarrollo de la Rendición de Cuentas, y sin acercarme siquiera a las sillas ocupadas principalmente por funcionarios y líderes comunales. Cuando me disponía a irme (aunque no permanecí más de cinco minutos ahí), cerca de cinco policías me acorralaron contra una pared, siguiendo instrucciones del guardaespaldas del alcalde, conocido como “Chucho”. No me dieron tiempo siquiera para bajarme de la bicicleta, sin que los agresores pronunciaran palabra alguna; sólo vi el dedo acosador y escuché la voz estruendosa del guardaespaldas que mandaba a los uniformados de la siguiente manera: “¡Requísenlo! ¡Pídanle los papales de la bicicleta! ¡Quítenle esos papeles! (…)”

5. Acorralado, a la fuerza, decidí gritar, para comunicarle a los circundantes que esto era una “agresión de la fuerza pública y un abuso de autoridad.” Mis gritos fueron escuchados por algunas personas del derredor, pese a que el sonido de la tarima principal opacaba la acción a todas luces irregular y autoritaria de la policía y el guardaespaldas del burgomaestre. A gritos, porque me tenían sujetado, y un policía decomisó arbitrariamente casi cien ejemplares de El Libelo (hecho punitivo, y un atentado contra la libertad de expresión), me identifiqué como un gestor cultural y consejero municipal de cultura. Eso amainó la agresión, junto con la presencia inmediata de algunos líderes comunales y miembros de ONG´s locales que me reconocen como una persona honrada, no un delincuente, que no merecía semejante trato criminal. En específico fueron testigos, miembros de la JAC del barrio Tisquesusa, y un miembro de la Corporación Line Producciones.

6. Los uniformados decidieron dejarme ir, después de no comprobar nada irregular en mí. Pese a ello, sí decomisaron los ejemplares de El Libelo, atentando de esta manera contra los derechos fundamentales de movilidad, prensa, libertad de expresión, y en general, censurando de manera oficial la circulación libre y espontánea de la información.
7. El guardaespaldas del alcalde, conocido como “Chucho”, subió a la tarima mientras me alejaba, para señalarme frente al comandante de la Estación de Policía de Funza, y el alcalde Jorge Rey, a quien le dio un ejemplar de El Libelo decomisado.

En consecuencia, se exige:

1. Que en lo posible se restituyan o se dé cuenta del paradero de casi cien ejemplares de El Libelo, Edición No. 32, decomisados por la Policía, en momentos en que se efectuaba la Rendición de cuentas del despacho municipal.
2. Que la autoridad civil municipal, en cabeza del señor alcalde Jorge Rey Ángel , tome medidas tendientes a garantizar el ejercicio de la oposición política en el municipio; entendida ésta como una acción normal del Estado Social de Derecho emanado en la Constitución Política de Colombia, y de las dinámicas democráticas, también contempladas en la carta magna.

3. Que se garantice, a través de cauciones u otro mecanismo, la integridad física del actual afectado, quien suscribe esta comunicación, puesto que según informaciones conocidas, al parecer hay órdenes expresas de boicotear mis actividades, cercenar mi derecho a la expresión y a la organización política.

4. Una posibilidad para que existan verdaderos mecanismos de participación pública y de incidencia en las decisiones gubernamentales de la ciudadanía es que exista una voluntad política para fortalecer y apoyar a las organizaciones sociales de base del municipio, a través de una apertura de convocatorias para que éstas ONG´s puedan ejecutar proyectos productivos, actividades culturales, deportivas, etc., sin miedo a la estigmatización o al escarnio público. Estas actividades, obligatoriamente deberán ser respaldadas financieramente por la Alcaldía y sus entes descentralizados y/o centralizados.

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