Artículo 13

Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

La libertad de circulación, es el derecho de todas las personas para moverse libremente, ya sea dentro de un país, o de un país a otro. Según este derecho, los ciudadanos de un Estado tienen la libertad de viajar y residir en cualquier parte del Estado en el que a uno le plazca dentro de los límites de respeto a la libertad y los derechos de los demás, y a dejar ese Estado y volver en cualquier momento. Sin embargo, el derecho no incluye ni ampara el hecho de que cualquier persona quiera entrar libremente en otro país que no sea el suyo, es decir, que no se reconoce ni el derecho de entrada ni el derecho a la inmigración individual ni colectiva.

Este derecho implica que tenemos la libertad de circulación dentro de un país, que solamente puede ser restringido por una orden judicial, por ejemplo, que ordene no salir de una ciudad o la caución de no acercarse a ciertos lugares. En el resto de ocasiones se debe permitir el paso por el territorio nacional, por esto, las comunidades han denunciado a las empresas multinacionales como Pacific Rubiales o el Cerrejón, cuando por medio de la fuerza pública o sus cuerpos de seguridad privada han cerrado vías, impedido el paso a bienes públicos o instalado retenes privados.

Cuando se trata de la circulación de ciudadanos entre países, puede tratarse del derecho a visitar otros lugares por turismo, educación o negocios, o de cambiar de residencia. Casos en los cuales, los Estados tienen el derecho de rechazar la radicación de extranjeros y establecer criterios para la admisión de ciudadanos a su territorio.

Algunos países, por otra parte, han reclamado regímenes diferenciales con diferentes grados de libertad de circulación, según el tipo de empleo que el migrante vaya a realizar. En este sentido existe una fuerte tendencia a facilitar y reducir las restricciones para la libertad de circulación de científicos, artistas, trabajadores especializados, deportistas y empresarios, en un proceso que ha dado en llamarse fuga de cerebros. Simultáneamente con la facilitación de la fuga de cerebros muchos países han extremado las restricciones para la circulación de los trabajadores menos calificados, aumentando los requisitos para ser admitidos.

Todas estas restricciones suelen incrementarse en tiempos difíciles como en las guerras o crisis económicas, que generan desplazamientos forzados de poblaciones hacia fuera de sus Estados. En las últimas décadas, ha sido muy común que ciudadanos de países de América Latina, como Cuba, Ecuador, México y en particular, Colombia migraran en condiciones muy difíciles a países como España y Estados Unidos. Estos países han restringido las condiciones de migración, llevando a millones de personas a condiciones de “ilegalidad” que les privan de ejercer otros derechos humanos. Esta situación se repite en muchos lugares del mundo. En total existen 11 muros fronterizos que impiden el tránsito de ciudadanos de un país a otro. En la gran mayoría de ocasiones, las personas que migran huyen de situaciones extremas de violencia y exclusión, con la única esperanza de preservar sus vidas.

 

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