COVID19 y Deuda Pública: La vida o la plata 

COVID19 y Deuda Pública: La vida o la plata 

Suspender el pago de la Deuda Externa es una urgente necesidad. Son recursos frescos, existen, están ahí en caja y se necesitan. Hoy es impagable la deuda en el marco de la crisis existente por el COVID19.

César Ferrari y Jorge Iván González, reconocidos y muy serios analistas, dicen que el país atraviesa, simultáneamente, por dos crisis económicas:

Por una parte, la dependencia de los ingresos estatales de la exportación de petróleo está generando y agravando el déficit  fiscal, pues el precio en el mercado internacional, en los últimos meses, ha caído a casi 35 dólares por barril, muy inferior a los cálculos  del gobierno, que consideró que estarían por encima de 60 dólares.

Esto significa que no se lograrán recaudar los recursos previstos para financiar el ya deficitario presupuesto del 2020 y, por tanto, tampoco recursos para atender la emergencia del Coronavirus.

A esto se suma la segunda crisis, la del encarecimiento de la deuda por la vertiginosa devaluación del peso frente al dólar, lo que implica que, con los escasos recaudos tributarios previstos, tendríamos que pagar más por los mismos dólares prestados a las tasas de interés acordados, tanto para amortizar capital como para responder al servicio de la deuda.

La pandemia y el confinamiento generalizado y obligatorio como debe ser, dicen estos analistas, “reducen la producción nacional y la posibilidad de sustituirla por importaciones reduciendo, a no muy largo plazo, la oferta de bienes”.

¿Cuánto debemos? Según el Banco de la República Colombia a junio de 2019 teníamos una deuda externa tanto pública como privada, de 134.972 millones de dólares. De este total, más de 73mil millones corresponden a deuda pública y más de 61mil a la privada. La Deuda en total representa 41,6% del Producto Interno Bruto, esto es casi la mitad de lo que valen todos los bienes y servicios producidos en el país un año. Colombia tiene empeñado su futuro en unos créditos hasta 2030 y otros hasta el 2050.

La pregunta que se hace el país es, si con las medidas tomada por el Presidente Duque de recurrir a los ahorros nacionales y territoriales, o reorientando y flexibilizando las rentas fijas de los presupuestos territoriales -hacia donde se perfilan las medidas de emergencia- se logrará realmente salir a flote para sortear la crisis sanitaria, social y económica generada por la pandemia.

¿Se logrará con estas medidas mantener la demanda interna de bienes y servicios, los ingresos y el flujo de caja de los hogares, de las unidades productivas en los niveles micro y mediano y grandes, incluyendo los emprendimientos, que tanto se han estimulado en los últimos años?

La respuesta es que muy probablemente no es posible salir a flote solo con los ahorros nacionales y territoriales, a lo que podríamos añadir las donaciones privadas de los megarricos, súperricos, ricos, acomodados y los generosos ciudadanos y ciudadanas de a pie. Se necesitan medidas realmente estructurales y de mayor profundidad, como por ejemplo revaluar las grandes y variadas exenciones que impiden que estos grandes capitales paguen los impuestos que deberían, y que fueron establecidas en las últimas reformas tributarias. También, para volver al comienzo, renegociar los términos de la deuda pública externa, pues no solo hay que hablar de la contingencia sanitaria, sino del mantener una dinámica de recomposición y financiación del gasto social, de la inversión social a mediano y largo plazo.

En este aspecto habrá que estudiar y llevar a cabo una estrategia integral y diversificada de negociación con la banca multilateral, lo que incluye la condonación de la deuda, la moratoria de pagos, incluyendo los intereses, y la renegociación de los tiempos y tasas de interés, esto último, basado en las recomendaciones que oportunamente han propuesto los analistas Luis Jorge Garay Salamanca y Jorge Enrique Espitia, consistente en un paquete de medidas en las que incluyen desarrollar un manejo a la deuda externa. Ellos proponen “suavizar el perfil de la deuda externa del Gobierno nacional”, pues para “… el próximo año 2021 se presenta un elevado pico del servicio de esta deuda, lo que impactará las finanzas públicas para enfrentar esta crisis.

Al liberar estos varios billones de pesos por concepto de Deuda, se podría aliviar los otros virus que emergen en la pandemia, como son la pobreza y la pobreza extrema que cobija a 16,5 millones de personas, en su mayoría mujeres, niños, niñas, poblaciones campesinas y sectores muy vulnerables a las medidas de aislamiento social. La condonación o moratoria de la deuda a los países en desarrollo,  Caso Colombia, permite a sus gobiernos liberar recursos para otras actividades, los cuales oscilan entre 22,3 y 44,6 billones de pesos para el año 2020 y destinarlos en políticas de desarrollo y reducción de la pobreza y la desigualdad.

Es importante como ciudadanos apoyar las iniciativas como la realización de una auditoría de la deuda, para saber qué porcentaje de la misma ya no es válido, y para que aquellos préstamos que se obtuvieron vulnerando la ley, sean declarados ilegales e ilegítimos. Esto siguiendo el ejemplo de países como Ecuador y Argentina, donde se ha puesto coto a la explotación de la Banca Internacional.

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