Conocimos a Emilsen en el año 2011, en ese entonces ella se encontraba acompañando a los indígenas Nonam en el Bajo Calima en el establecimiento del su territorio como: resguardo humanitario y biodiverso, parte de una estrategia de protección ante la guerra que se centró en sus territorios. Desde entonces tenemos grabada su sonrisa, sus expresiones de solidaridad, e inquebrantable compromiso por la paz y la justicia.
En el 2012 Emilsen y su esposo Joe, se integraron a un proceso de formación por la defensa del territorio en el que confluyeron varias organizaciones del suroccidente del país, allí representaban un proceso juvenil que abogaba por los derechos de las comunidades, frente a los intereses concretos de grandes y múltiples megaproyectos, entre los cuales mencionaron: la exploración petrolera, el proyecto Agua Dulce, la ubicación de un relleno sanitario dentro de los territorios del consejo comunitario, la explotación de minerales con la consecuente contaminación del río y la explotación indiscriminada de maderera.
De igual manera evidenciaron como los procesos de consulta previa se basaban en engaños y el total incumplimiento de los principios internacionales que la rigen. Refirieron además las consistentes irregularidades en los procesos de titulación de sus territorios, la presencia y control paramilitar y los indiscriminados efectos de las fumigaciones aéreas en los cultivos de pan coger y la salud de las personas. Todas parte de una sola estrategia de despojo.
En uno de los trabajos que Emilsen presentó durante el proceso de formación afirmó sobre a las empresas que hacían presencia en el territorio:
“son aquellas que se nos llevan todas las riquezas que tenemos en nuestro territorio, por ejemplo la plata, el oro, el are, el agua, ellos las empresas no son seguranza para nosotros, algunas de las personas les da miedo decir NO a las ETN, porque les puede costar la vida, porque cuando llegan y se les cierran las puertas pueden matarnos y llegan de manera violenta.
Las ETN llega ofreciéndonos muchas cosas y después nos sacan de nuestra propia casa, porque los empresarios se convierten en los nuevos dueños se apoderan de lo nuestro”.
Su férrea conciencia sobre el colectivo, su actitud frente a lo injusto, continuaron sin descanso y se armonizaron con su papel de madre amorosa y presente, como pudimos constatar en varios encuentros, así como la dedicación de Joepor el bienestar por su familia.
Quien haya querido arrebatarnos sus sonrisas, deberá tener presente que su odio no nos contagia y que el legado de amor nos compromete más con la búsqueda de la paz, para que repudiables horrores como este, nunca más vuelva a ocurrir. Nos solidarizamos con sus familias y organizaciones, nos sumamos a su clamor de verdad y justicia.