¿De qué paz nos hablan? Si mientras por todos los medios tratan de convencernos e involucrarnos para apoyar los diálogos de la Habana, funcionarios que hacen parte del gobierno nacional siguen involucrados en el narcotráfico, si las mismas fuerzas militares están implicadas en el desplazamiento, si altos funcionarios del Estado están untados de narcotráfico, masacres y se han quedado con muchísimas hectáreas de tierra que eran nuestras, haciéndose pasar por compradores de buena fe, porque cuentan con el poder, el dinero para comprar abogados y jueces que fallen a su favor, para pagar matones que sigan amenazando y asesinando campesinos, reclamantes de tierras y desplazados que han intentado volver al campo.
como órgano informativo de los desplazados, vemos con buenos ojos la búsqueda de la paz; pero una auténtica y verdadera paz para los desplazados, campesinos, indígenas, negritudes, pueblo trabajador en general.No queremos la paz que permite a los ricos quedarse con las tierras usurpadas violentamente a millones de campesinos pobres y medios; no queremos la paz que protege a grandes terratenientes y capitalistas para que sigan aumentando su caudal de tierras y riquezas, mientras los desplazados estamos pasando por las peores inclemencias e injusticias. Es falso lo que dice el gobierno de turno, que todo está marchando perfectamente para nosotros.
¿De qué paz nos hablan? Si mientras por todos los medios tratan de convencernos e involucrarnos para apoyar los diálogos de la Habana, funcionarios que hacen parte del
gobierno nacional siguen involucrados en el narcotráfico, si las mismas fuerzas militares están implicadas en el desplazamiento, si altos funcionarios del Estado están untados de narcotráfico, masacres y se han quedado con muchísimas hectáreas de tierra que eran nuestras, haciéndose pasar por compradores de buena fe, porque cuentan con el poder, el dinero para comprar abogados y jueces que fallen a su favor, para pagar matones que sigan amenazando y asesinando campesinos, reclamantes de tierras y desplazados que han intentado volver al campo. Nosotros tenemos dignidad, palabra, honestidad y enorme fuerza para pelear por lo nuestro.
La paz que buscamos los desplazados, no es la que nos lleve a abrazarnos con nuestros victimarios olvidando todo como si nada hubiera pasado, a olvidar el inmenso dolor y daño que nos ocasionaron, quienes amparados por el mismo Estado, emprendieron a comienzos de los 80 una feroz guerra para sacarnos a sangre y fuego de nuestras tierras, con el propósito exclusivo de quedarse con ellas por la inmensa riqueza que les producía; los ricos querían el campo libre de campesinos para ampliar sin contemplación el desarrollo capitalista en el campo a través de la explotación minera, carbonífera, petrolera, plantaciones de palma, etc., sin importar que eso conllevara a la ruina y muerte de millones de seres humanos en veredas, caseríos enteros y municipios del país.
No queremos la paz que sigue engañándonos con la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras; ésta es una farsa porque no garantiza la devolución de tierras a los campesinos pobres, no ofrece ninguna solución real para nosotros. Esta sólo ha servido para legalizar la expropiación y beneficiar a los ricos, a burócratas corruptos y politiqueros que siguen libres protegidos por el Estado, aunque todo el mundo sabe que son victimarios, responsables de miles de asesinatos, desaparecidos y desplazamientos.
La Ley 1448 sirve para que algunos empleados burócratas se apoderen de grandes sumas de dinero destinado a los desplazados; para que nos sigan engañando en las innumerables mesas de trabajo de carácter nacional, departamental, distrital, o local; para que entidades, como la Unidad de Víctimas, Unidad de Tierras, entre otras, montadas con esta Ley supuestamente para atendernos y darnos soluciones, despilfarran millones de plata en reuniones, viajes, propaganda engañosa, refrigerios, etc., queriendo hacer ver que a nosotros nos tienen en cuenta para tomar decisiones y que nos están cumpliendo con todo. Es una ley que ha puesto a jueces, abogados y policía a decidir si nos devuelven o no lo nuestro.
Por todo esto, las negociaciones que se llevan a cabo en la Habana no buscan la paz para los desplazados, lo que hacen allí gobierno y Farc, es acordar un mejor negocio para ellos, los ricos de Colombia y otros países; se están gastando millonarias sumas de dinero en lugar de solucionar realmente nuestra situación; y por supuesto, para nada les importa el destino de los pobres en el país. Están pensando en el bienestar de ellos, no de la población que sufrió y sigue sufriendo el verdadero conflicto.
La paz no es la firma de unos acuerdos, o que se desmovilicen los guerrilleros, o que se acaben las pescas milagrosas. Los pasos para llegar a una verdadera paz, comenzarán uniéndonos y organizándonos todos para pelear exigiendo que nuestros derechos sean reivindicados totalmente; que haya salud, vivienda y educación dignas, empleo, devolución efectiva de nuestras tierras, reparaciones e indemnizaciones reales y no limosnas. Tenemos que trabajar por lograr la unidad y organización para ser mucho más fuertes, eso nos hará inmensamente poderosos para enfrentar y hacer retroceder a quienes hasta ahora, han pisoteado y violentado nuestros derechos.
El camino hacia la verdadera paz lo lograremos peleando también porque cesen los despidos masivos, porque las huelgas de toda índole, de obreros, campesinos, camioneros, indígenas, jóvenes, etc., no sean reprimidas; que cuando el pueblo luche no obtenga como respuesta la violencia de las fuerzas del Estado: ejército y policía, para acallar y anular sus justas peticiones. La paz verdadera para los desplazados y pueblo trabajador en general será alcanzada cuando tengamos el control y participación con verdadera democracia en el Estado de obreros y campesinos, donde seamos nosotros quienes tomemos las decisiones y las riendas de nuestro destino; cuando ya no existan hombres que se atribuyan el derecho a vivir explotando, reprimiendo, persiguiendo, criminalizando y asesinando a otros para arrebatarles lo que han trabajado y luchado toda la vida.
Es así como los desplazados, el pueblo trabajador y luchador, en términos generales, planteamos una verdadera paz.Comité de Desplazados, Bogotá Rechazamos de manera enérgica y contundente el asesinato de los jóvenes Edward Samir Murillo y Daniel Perlaza, quienes entran a engrosar la lista de asesinados por su color de piel. Este atroz crimen fue el pasado 9 de abril, en el Barrio Potosí de Bogotá, justamente cuando el Estado de los ricos, desplegaba por todos los medios su propaganda, dizque “conmemorando” el día de las víctimas, y para que el pueblo crea que están buscando la paz de los pobres. Cuál paz? si el Estado sigue permitiendo que los desplazados sigamos siendo víctimas ahora en la ciudad, somos señalados de delincuentes, traficantes de droga, estigmatizados y declarados blanco de ataque para acabar pronto con nosotros.Por eso llamamos a nuestros compañeros desplazados sin importar raza, color de piel, procedencia, color político o religión, a unirnos todos para pelear contra nuestro común enemigo: el Estado de los ricos, que solo le importa defender y beneficiar justamente a los ricos del campo y la ciudad; utiliza y permite la expansión de ideologías o sectas que conducen a la discriminación, poniendo al pueblo a odiarse entre sí.
El pueblo debe oponerse a la discriminación racial, ésta es una lacra del capitalismo que debemos destruir entre todos los explotados y oprimidos.
PARAR YA LA DISCRIMINACIÓN Y ASESINATO DE LAS NEGRITUDES