Nace sindicato en Davivienda, el único de los grandes bancos que no tenía organización sindical

Nace sindicato en Davivienda, el único de los grandes bancos que no tenía organización sindical

Después de un año de brega, un grupo de trabajadores de Davivienda en Medellín logró conformar en esta entidad una filial de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios (ACEB), una organización que nace con la tarea de eliminar el desconocimiento de derechos y las malas prácticas que se dan en este banco, y sobre todo lograr una Convención Colectiva que supere el Pacto Colectivo que rige las relaciones laborales en la entidad.

Después de un año de brega, un grupo de trabajadores de Davivienda en Medellín logró conformar en esta entidad una filial de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios (ACEB), una organización que nace con la tarea de eliminar el desconocimiento de derechos y las malas prácticas que se dan en este banco, y sobre todo lograr una Convención Colectiva que supere el Pacto Colectivo que rige las relaciones laborales en la entidad.

Pero lo primero que tendrá que superar es la ya tradicional política antisindical de esta entidad bancaria. De hecho era el único de los grandes bancos que no tenía sindicato, de lo cual incluso se jactaba. En el prospecto de emisión de acciones de Davivienda en 2011, se lee: “Es una de las pocas entidades financieras en Colombia cuyos empleados no están sindicalizados. La calidad de la relación laboral se corrobora aún más por sus bajos niveles de rotación de personal en comparación con las demás empresas del sector”.

Davivienda es el tercer banco por ingresos operacionales y el cuarto en utilidades en Colombia. Según la Superintendencia Financiera, entre 2013 y 2014 sus utilidades crecieron en un 37,2% muy por encima de las de Bancolombia que decrecieron 9,31% y las de Banco de Bogotá que aumentaron 6,12%. Tiene 16.483 empleados en los 5 países donde opera: Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras y El Salvador. En Colombia emplea 12.366 personas.

Las relaciones laborales en este banco desde 1991 la rige un pacto colectivo que abarca a la mayoría de empleados. Para establecerlo incumplió el artículo 481 del Código Sustantivo del Trabajo, que ordena que un pacto colectivo surta las mismas etapas de una convención colectiva, y allí no las surtió. Además la empresa usa el pacto como estrategia antisindical. Así lo hizo recientemente: lo puso como techo para la firma de una convención colectiva con el naciente sindicato, lo que necesariamente bloquea la actividad y el crecimiento de éste.

No es de extrañar entonces que las y los trabajadores de Davivienda sean de los más mal remunerados en el sector financiero. En 2013 el costo promedio de un trabajador, comparado con los 10 principales bancos, fue el segundo más bajo, solo lo superó el Banco Agrario, entidad en la que casi la totalidad de sus trabajadores están por contratos que no generan estabilidad laboral.

La insatisfacción laboral en Davivienda está pues al orden del día. Y si sus trabajadores no habían creado antes un sindicato, fue porque la empresa no lo permitió. Se recuerda que hace algunos años varios empleados que laboraban en Bucaramanga fueron despedidos por intentar sindicalizarse. Aunque la empresa no lo reconoció así, se limitó removerlos de sus cargos e indemnizarlos. Y eso asustó al resto del personal.

Según el sindicato, son varias las causas de insatisfacción. De unos años para acá, en vez de aumentar los beneficios para sus empleados con base en sus ganancias, Davivienda los ha venido disminuyendo. Por ejemplo, ha cambiado las condiciones de acceso a los incentivos por productividad. Antes estos incentivos los entregaba cada 3 meses, y ahora cada 6. También cambió los requisitos, de modo que es muy difícil obtener los máximos beneficios. Cada vez hay más trabajo y menos bonificación.

Según Carlos Andrés Loaiza, directivo del naciente sindicato, también hay inconformidad porque en el contrato hay una cláusula por permite rebajarle el sueldo al empleado que solicite un traslado; y porque le deben “regalar” al banco parte de su tiempo. Hay agencias donde se realizan hasta tres reuniones a la semana, lo cual lleva a que se extienda la jornada laboral de manera informal e ilegal, desconociendo el pago de horas extras.

Un parto difícil

Todo empezó cuando Carlos Andrés Loaiza y Victmar Moncada, empleados de la regional Antioquia, emprendieron la tarea de reunir un grupo de trabajadores para discutir temas de interés para ellos y conformar un sindicato. Sabían que no era tarea fácil, considerando la tradición histórica antisindical del Banco.

En efecto, cuando las directivas del banco se enteraron de que unos trabajadores querían sindicalizarse, despidió a cuatro de ellos sin justa causa. No explicó las verdaderas razones, pero a todos les quedó claro que fue por lo del sindicato. Eso, sumado a las presiones que siguió haciendo la empresa, hizo que la creación del sindicato se “congelara”. Hasta que Carlos, Victmar y otro grupo grande de trabajadores consideraron que ya no lo podían aplazar más. Un domingo lograron reunir 35 personas, quienes ratificaron su voluntad de conformarse en sindicato. Pero una semana después fue removido de su cargo uno de ellos, en las mismas circunstancias de los 4 anteriores, y eso volvió a desalentar la iniciativa.

Hasta principios de este año 2015, cuando Victmar y Carlos entraron en contacto con las directivas de la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios (ACEB), que creyó en su proyecto sindical y ofreció apoyo para llevarlo a la realidad. Así que después de otro intento fallido, otra vez por causa de los temores infundidos por la empresa, el 28 de marzo ésta fue notificada de la creación legal del sindicato.

La primera tarea fue la redacción de un pliego petitorio, que se presentó al banco el 20 de abril. Para tal efecto la junta directiva nacional de ACEB expidió un comunicado que en un aparte dice:

“El Pliego no tiene por objetivo crearle problemas a Davivienda, que de por sí es un banco moderno con gran solvencia económica y mucha solidez. El pliego lo elaboramos los trabajadores cansados del maltrato y los atropellos a los que venimos siendo sometidos por parte de la dirección de la empresa, se trata de discutir y acordar con el Banco una Convención Colectiva que supere el Pacto Colectivo y que elimine las perversas prácticas del maltrato, el acoso laboral, las metas abusivas y el desconocimiento de derechos tan elementales como el derecho al necesario descanso”.

Oscar Iván Díaz, vicepresidente nacional de ACEB, opina que es un pliego bastante modesto en sus peticiones, comparado con los demás del sistema financiero del país.

John Jairo Aguilar, quien lleva 23 años en el banco y representa al sindicato en la mesa de negociación, dice que el banco trató de minimizarlos y hacerles ver que ellos no son representativos de los trabajadores. No solo nombró una comisión negociadora de bajo perfil, sino que determinó que las negociaciones se llevaran a cabo en Medellín, por ser los trabajadores de allí. Pero el sindicato no aceptó esta última condición y logró que la mesa se trasladara a Bogotá, donde están las oficinas principales.

La negociación

La etapa de arreglo directo se inició el 29 de abril, con los argumentos del abogado de la empresa sobre la supuesta ilegalidad del pliego, para paso seguido presentar el Pacto Colectivo, con la intención de que sirviera de techo a la convención colectiva. Es decir, al sindicato no le ofrecía más de lo que había en el pacto. Este punto el sindicato lo aceptó, y dejó claro que para suscribir el acuerdo solo faltaba —y falta todavía— resolver el tema normativo y las garantías sindicales.

En lo normativo el sindicato pide jornada máxima de 42,5 horas por semana, y que todo el tiempo de más en reuniones y capacitaciones se pague como horas extras. También que se nombre una planta de supernumerarios, para que no se siga utilizando a los aprendices del SENA en labores habituales; y que los trabajadores tengan acceso real a los concursos para el lleno de vacantes y procesos de ascensos, ya que los concursos que hoy se realizan no son prenda de garantía para los aspirantes.

El pasado 18 de mayo terminó la etapa de arreglo directo sin acuerdo completo. La empresa no aceptó ninguna de las propuestas sindicales en temas de normas de convivencia, respeto de derechos, participación sindical en el COPASS y Comité de Convivencia, ya que eso lo considera coadministración, ignorando que en toda empresa los trabajadores tienen derecho a participar en la toma decisiones que los afectan y en los mecanismos paritarios creados por la ley.

Las diferencias que aún persisten deberán ser resueltas por un Tribunal de Arbitramento Obligatorio.

Pero así y todo, la creación del sindicato y la presentación del pliego de peticiones ya arrojó beneficios a los trabajadores. Como se dijo, la empresa corrió a elaborar la prórroga del Pacto Colectivo, el cual tuvo que mejorar para así atraer a los trabajadores hacia el mismo. Este nuevo pacto incluye prima semestral extralegal y ayuda para los estudiantes de post grado; y aumento salarial del IPC más dos puntos a partir del 1º de enero de cada año. Y todo eso con el fin de desmotivar la afiliación al sindicato.

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