Salgar-Antioquia: cuando la naturaleza evidencia una problemática social

Salgar-Antioquia: cuando la naturaleza evidencia una problemática social

La tragedia causada por la avalancha de la quebrada la Liboriana, afectó en mayor medida a los habitantes que vivían en sus orillas, pertenecientes a las comunidades de las veredas El Mango, La Habana y La Liboriana del corregimiento Las Margaritas. Sector que, según el Plan de Desarrollo del Municipio del 2012, está en constante amenaza debido a la “alta torrencialidad que caracteriza a la quebrada”.

Más de 70 muertes (según cifras oficiales entregadas el miércoles 20) dejó la avalancha que al amanecer del 18 de mayo rompió la tranquilidad en el municipio de Salgar, Antioquia. Una tragedia de la que muchos dicen ” partió en dos la vida del pueblo” pero que también recordó las problemática de poblamiento que padece este territorio.

“Allá arriba sabían que eso estaba taponado y que se podía venir”, admitió Edilma Arango, una de las damnificadas entrevistadas por el periódico El Colombiano. Lo que demuestra que lo sucedido en Salgar, más allá de ser un fenómeno natural fue una tragedia anunciada, que para evitar sus consecuencias, obligaba a una reubicación de la población por parte de las entidades municipales.

La tragedia causada por la avalancha de la quebrada la Liboriana, afectó en mayor medida a los habitantes que vivían en sus orillas, pertenecientes a las comunidades de las veredas El Mango, La Habana y La Liboriana del corregimiento Las Margaritas. Sector que, según el Plan de Desarrollo del Municipio del 2012, está en constante amenaza debido a la “alta torrencialidad que caracteriza a la quebrada”.

La información que detalla el Plan de Desarrollo de hace tres años, constata que el problema no era desconocido, ya que se especificaba que el factor de vulnerabilidad de la población estaba en aumento debido a la invasión de su cauce y llanura de inundación por edificaciones, “siendo ésta, una práctica tan cotidiana que alrededor de la tercera parte de las viviendas urbanas están asentadas aquí”.

La tragedia ocurrida en Salgar evidencia, una vez más, el problema de la tenencia de tierra que caracteriza a Colombia, por lo cual miles de familias deben asentarse en cualquier parte, y bajo inmenso riesgo, ante la imposibilidad de acceder a un pedazo de ésta para trabajarla y desde ella garantizar su vida diaria, o para poder levantar una vivienda digna, sin necesidad de arriesgar sus vidas.

Los pobladores de Las Margaritas, hoy víctimas, decidieron correr ese riesgo, al no ver gran amenaza en una quebrada que nunca había reaccionado como lo hizo la madrugada del domingo 18 de mayo.

Es la pobreza la que lleva hasta el abismo, hasta el borde, a miles de familias en nuestro país. Solo basta ver las tejas de zinc y las casas de frágil cimento arrasadas por el barro y la fuerza de la quebrada para concluir que los mayores afectados de esta tragedia fueron las familias de bajos recursos.

“Hasta el momento son 64 personas muertas, de las cuales 19 están plenamente identificadas y 37 con identificación indiciaria que debe ser verificada por los peritos de Medicina Legal; 115 personas albergadas en el Hogar Juvenil y 5 damnificados más en la Casa del Hogar del municipio”, según el último reporte de la Defensoría del Pueblo.

Ahora, mientras el presidente Juan Manuel Santos anuncia una indemnización por muerte de 16 millones de pesos (algo más de US$6.500) para las familias afectadas, las autoridades solicitan ayudas para los damnificados. especificamente alimentos no perecederos, ropa de cama, colchonetas, elementos de aseo e implementos básicos de cocina. Sin embargo, la pregunta que falta por resolver es ¿A dónde serán reubicados los afectados para que estos hechos desafortunados no continúen repitidiéndose? Y, ¿cuándo será resuelto el problema de la tierra en nuestro país, para que este tipo de sucesos no vuelvan a ocurrir?

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