Intervención del Cajar-Liga de la FIDH Colombia en Foro Empresas y Derechos Humanos de la ONU

Intervención del Cajar-Liga de la FIDH Colombia en Foro Empresas y Derechos Humanos de la ONU

Sólo si se atiendan los reclamos y llamados justos de las comunidades estaríamos ante la posibilidad de tener mecanismos de participación y reparación eficaces, eficientes, reales, ajustados a las diferentes formas, lenguas y modos de vida, medidas de reparación que cumplan con estándares y parámetros que deben ser construidos con los pueblos, para no caer en el embrujo de lo que queda en el papel y que no se cumple.

Cuenta Eduardo Galeano que un cocinero reunió a todas las aves del mundo, gallinas, faisanes, gansos, patos, a todas las aves. Y les preguntó con qué salsa querían ser comidas. Pero una de las aves, una humilde gallina, dio un paso al frente y le dijo al cocinero que ellas no querían ser comidas de ninguna manera. Y el cocinero de manera muy democrática, le dijo que esto estaba fuera de la cuestión.

Buenos días a todas y todos:

Esta es una metáfora de nuestra realidad. Defensores y defensoras de derechos humanos y del ambiente que dan un paso al frente, son estigmatizados, amenazados, criminalizados, y en el peor de los casos asesinados. Lamentablemente, los encontramos conductas como la del cocinero que no da más opciones.

Las palabras que les dirijo hoy, llevan consigo una responsabilidad tan profunda como el mar, pues la expresión de nuestra voz, es la de muchas personas defensoras de los derechos humanos que desde sus países, territorios, comunidades indígenas y campesinas han elevado sentidos llamados de alerta ante el mundo entero sobre la difícil situación que enfrentan.

Agradecemos este espacio de participación. Esperamos un verdadero diálogo que debe partir de la verdad.

El año pasado en este mismo foro fue angustioso escuchar al presidente de la empresa Anglo American, que justo refirió como ejemplo de las políticas de responsabilidad social de su empresa las de la mina el cerrejón, una de las minas de carbón a cielo abierto más grandes en el mundo. Y justo en febrero de ese mismo año ocurrió el desalojo forzado impulsado por esta empresa de la comunidad de Roche, ustedes verán las imágenes más adelante.

Ningún mecanismo, ninguna reparación, ningún diálogo tendrá sentido si no se considera la situación de riesgo de todas estas personas y comunidades. Tenemos derecho a defender. Con miedo, porque nos matan, no será posible un diálogo real. Cualquier acción que se realice en este contexto no será válida. Y mientras exista y continúe la negación de este riesgo por parte de los Estados y de las empresas, no existirá legitimidad.

Se necesitan cambios profundos en los discursos estigmatizantes, en el reconocimiento de la legitimidad de nuestra labor, de la validez de nuestros argumentos y de nuestras luchas.

“no vuelva a la casa, porque lo matamos” fue el mensaje enviado a Héctor Sánchez entre otros, tras haber denunciado las afectaciones causadas por las actividades de la empresa Pacific. Las denuncias por estas amenazas continúan en la impunidad.

Y como lograr en pocas palabras expresar lo que son y significan las agresiones contra las mujeres, mucho más impactantes, dolorosas y desgarradoras.

43 denuncias por agresiones, son las que ha presentado Julia Figueroa integrante de una organización de ocho mujeres abogadas que luchan contra la impunidad y en defensa del territorio. Lo que les ha representado ser tildadas como mujeres de izquierda radicales y organizaciones de la guerrilla.

Sólo si se atiendan los reclamos y llamados justos de las comunidades estaríamos ante la posibilidad de tener mecanismos de participación y reparación eficaces, eficientes, reales, ajustados a las diferentes formas, lenguas y modos de vida, medidas de reparación que cumplan con estándares y parámetros que deben ser construidos con los pueblos, para no caer en el embrujo de lo que queda en el papel y que no se cumple.

Hablando de Reparación, podemos pensar en las experiencias de algunas jurisdicciones ya existentes, la Corte Interamericana a señalado que la reparación implica medidas de satisfacción, rehabilitación, restitución, de compensación y garantías de no repetición, que deben ser pensadas desde y junto a las comunidades y debemos siempre estar claros que estos mecanismos no pueden convertirse en meros trámites que en la práctica sean el desarrollo de un negocio: comprar los derechos territoriales, culturales y patrimoniales.

Los Estados y las empresas deben intentar recuperar los sentidos y creer en lo que muchas personas y comunidades están advirtiendo. Pensar si podrán tomar del agua de un río contaminado, respirar el aire sucio de una mina de carbón, no tener un paisaje que admirar, y sentir la tristeza de una tierra que después de ser fértil y tener vida, queda convertida en un cementerio donde no florecerá nada de nuevo.

Hermanas y hermanos del mundo, nuestras voces no serán silenciadas, ni nuestros movimientos y luchas oprimidas. Entre más fuerte la represión más fuertes deberemos ser. La resistencia para nosotros es la posibilidad de vida, la esperanza.

Quizá soluciones sí hay, pero para esto es necesario que los Estados y empresas escuchen a los pueblos atendiendo a su cosmovisión, formas de vida para juntos encontrar verdaderas alternativas para todos los problemas.

Share This