Más allá del vandalismo en Facatativá

Muchos de los acontecimientos sucedidos el pasado 27 de agosto son el resultado del desgreño administrativo de quienes llegan a las Alcaldías a hacer “su agosto”, feriando contratos y prebendas a cambio de clientelas que les permitan ascender en la pirámide politiquera del país.

Por esta razón, ninguno de ellos realiza un diagnóstico certero de las condiciones reales de Facatativá y creen, de pronto de buena intención, que solo con sus acciones y sin recurrir a otros mecanismos de inclusión las cosas se solucionan.
La complejidad del problema nacional nunca es incluida en los programas de gobierno y, los Planes de Ordenamiento Territorial se realizan de acuerdo a la capacidad de gestión de quienes intervienen en su elaboración, con miras a la proyección de sus negocios particulares.

Miles de personas llegan desplazadas al municipio y están conformando cinturones “invisibles” de conflictividad, a los que no se les puede dar un tratamiento represivo como el efectuado hace algunos días, sino que debe pensarse en ser pioneros de desarrollo para el postconflicto y la inclusión social.

Me pregunto si el Dr. Orlando Buitrago está pensando en este sentido o, por el contrario, está preocupado por mejorar la imagen que observa todos los días en el espejo cuando cepilla sus dientes, para responder en mejor forma a la corruptela politiquera departamental que lo financió en su campaña, mostrando junto con tres o cuatro mandos medios de la policía “resultados” en los periódicos y boletines, fotografiándose al lado de las capturas que realizan, exhibiendo estos seres humanos como trofeos de guerra para captar votantes o, en su defecto, ascensos.

El estallido social de ayer, es producto del hambre y la angustia y solo hay dos formas de superarlo: o eliminamos las causas que producen la pobreza o, por el contrario, eliminamos físicamente a los pobres. Ya hay en este país ejemplos fehacientes de esta política de eliminación y sálvese quien pueda; solo basta mirar las cifras de desplazamientos, migraciones hacia el exterior, muertes y desapariciones, la eficiencia demostrada por la derecha fascista y sus fuerzas oscuras de ocupación ilegal de tierras en Colombia, está demostrando cómo la fuerza no construye país, pues la violencia se revierte en contra de sus mayores pregoneros destruyendo todo a su paso.

Espero que el ego de nuestros mandatarios locales pueda permearse de sensibilidad social y humanismo para que, en lugar de exclusiones y prepotencia manifiesta, puedan pasar a la historia como innovadores respetuosos de la libertad y la vida de sus gobernados. El ejemplo visto por mí ayer, con orgullosos agentes de civil demostrando “resultados” con cada captura, bombardeos de gases desde helicópteros y un número indeterminado de personas detenidas nos plantea que es necesario avanzar en el análisis, más allá de coyunturas aisladas, haciendo gala de inteligencia y buen juicio.

La Comuna de París demostró claramente que el vandalaje es producto de la miseria, pero como creo que ningún politiquero de este Municipio ha leído a Víctor Hugo (claro, tampoco sus experiencias académicas se lo exigieron) recomiendo pensar que no es despreciando a los pobres sino superando la pobreza como se obtiene la paz. Esto es lo que se denomina equidad y justicia, lo demás es matonería y simplismo, muy bien recogido por el poeta francés en la personalidad del Inspector de la novela.

Facatativá, agosto 28 de 2013.

Web | + posts
Share This