Resguardo Provincial denuncia abusos de poder empresarial de Cerrejón

Resguardo Provincial denuncia abusos de poder empresarial de Cerrejón

En el día de los derechos humanos, sed, enfermedad y contaminación: Los resultados del abuso de poder empresarial/ La comunidad del resguardo indígena de Provincial del sur de la Guajira colombiana, ha sufrido por cerca de 35 años la explotación minera de carbón a tajo abierto que actualmente se eleva a más de 32 millones de toneladas al año (1).

A 62 días que nuestra comunidad lleva en paro, informamos que:

1. Las actividades de explotación minera de carbón han provocado graves daños al ambiente, la habitabilidad y el disfrute de nuestro territorio. Así, la alimentación, la salud especialmente de los niños y las niñas; la productividad de los suelos; el tránsito libre por el territorio, nuestra cultura, la armonía social, el acceso al agua potable y las estructuras de nuestras casas, sitios sagrados y lugares comunes se han visto francamente dañados por las actividades diarias de la empresa: También los animales nativos han migrado por el impacto de la minería.

2. A pesar del conocimiento que tienen el estado y la empresa Cerrejón de esta situación han reabierto un tajo en las proximidades del sector Cerrito I. Esto que hace parte de la expansión minera se ha hecho desconociendo los análisis científicos sobre los daños que implica y las consultas correspondientes con nosotras las personas de la comunidad afectada.

3. Ante la indiferencia de la empresa, del estado en cabeza de las autoridades nacionales y municipales concernidas y de nuestras propias autoridades del resguardo, la comunidad se ha visto en la necesidad de iniciar un paro en medio del cual hemos pedido a todos ellos que nos escuchen, que atiendan nuestro clamor y busquemos en conjunto salidas a esta crisis.

4. A pesar de eso la respuesta empresarial ha sido la indiferencia, la amenaza y ahora el cierre de la única vía de acceso que teníamos para llegar al río en vehículo y motocicletas. Ante nuestra denuncia la empresa manifiesta que esta intervención la realizó en sus predios y como mecanismo de protección al río frente a actividades de minería ilegal. Estas afirmaciones confirman el abuso de poder de la empresa y su intención de llevarnos a la desesperación amparándose en una supuesta legalidad en su actuar que en la práctica no existe.

5. Claramente hemos denunciado que cualquier actividad minera deteriora nuestra vida y territorio, incluyendo la que no tiene licencia para contaminar. Hace tres años denunciamos ante Corpoguajira la necesidad de proteger el río ante este tipo de riesgos.

6. Así, la empresa en un claro e ilegal simulacro de protección, sigue abusando de su poder.

7. La agresividad de la empresa Cerrejón contra una comunidad que exige pacíficamente el restablecimiento de sus derechos evidencia la capacidad su simular responsabilidad social mientras es indiferente al dolor y el sufrimiento que padecemos. A la vez, queda claro el profundo desamparo institucional del estado colombiano en el que permanecemos. Esto pone en riesgo nuestro territorio ancestral y amenaza nuestras vidas cuya calidad se deteriora y enferma muriendo lentamente.

8. La dolorosa experiencia despojo y destierro que han sufrido las comunidades afro e indígenas por cuenta de la minería del Cerrejón, sin que nada cambie, hace prever que muchas otras van a sufrir la tragedia de la comunidad de Tabaco en diáspora después de más 16 años por el embrujo minero que prometiendo progreso y desarrollo sólo nos ha dejado desolación, enfermedad y muerte.

9. Continúa la estigmatización y persecución que sufrimos quienes denunciamos este insoportable sufrimiento, especialmente las mujeres, lo que también deteriora nuestra existencia digna en el territorio.

10. A raíz de todas estas afectaciones, decidimos en el año 2011 emprender un proceso de fortalecimiento interno y autonomía, en busca de la recuperación y exigencia de nuestors derechos. Para ello buscamos asesoría jurídica y desarrollamos
diversas actividades de formación, denuncia, incidencia, comunicaciones, y acciones jurídicas de protección al territorio y reclamación de daños. Este proceso se truncó con un mal acuerdo entre la empresa y un grupo de líderes que negociaron por el 0,6% de las afectaciones reclamadas, lo que ha profundizado las graves violaciones a los derechos de la comunidad. Bajo el chantaje para acceder a puestos de trabajo, la empresa en peligro nuestro futuro, cohesión y armonía.”

Por lo anterior Llamamos:

– Al estado colombiano, a que asuma sus obligaciones de protección y garantía frente a nuestra comunidad enferma de contaminación con esos tajos y botaderos que pronto estarán en nuestras cocinas.

– A la empresa a que respete nuestros derechos a la existencia, la subsistencia, ambiente sano, agua y la autodeterminación, cerrando los tajos y botaderos que rodean nuestro resguardo y que nos impiden respirar y tener agua limpia para vivir.

– A los países de origen de las empresas accionarias de Cerrejón, a que controlen la actividad minera que éstas desarrollan con tanto sufrimiento y violación de derechos para la nuestra y otras comunidades de la Guajira.

– A la sociedad colombiana y los medios de comunicación que hande solidarizarse con nuestros niños y niñas que son quienes pagan el mayor costo de esta situación, nuestro profundo agradecimiento y estímulo a seguir superando la indiferencia social frente a las consecuencias que sufrimos por cuenta de la actividad minera y el desamparo institucional del estado colombiano.

Nota:

1. Por cada tonelada de carbón se extraen más de 10 de desechos que la empresa llama “estériles” y que en realidad son tóxicos dispuestos en nuestro territorio a los cuales se les conoce como “botaderos”. Éstos constantemente se incendian en combustión espontánea que puede durar las 24 horas arrojando tóxicos al aire que respiramos las comunidades. Así, la explotación no solamente destruye el suelo, los bosques y cauces de los arroyos y ríos, sino que interviene y destruye el subsuelo y los acuíferos en este lugar en el que habitamos poblaciones indígenas, afrodescedientes y mestizas subsistiendo de lo que nos suministra el territorio. Esa actividad también produce millones de toneladas de desechos tóxicos que el estado colombiano nunca se ha dado a la tarea de estudiar y controlar. Para nadie es un secreto que además es una zona vulnerable a la sequía.

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