De EPS y otros demonios

Una de las primeras dificultades es que ese plan de beneficios no consulta la realidad el perfil epidemiológico de la población colombiana, por lo tanto, deja por fuera el cubrimiento de enfermedades por desconocimiento, pero sobre todo, por sus costos.

El sistema de salud en Colombia tiene, entre otras graves fallas, las siguientes: puso gran parte de la atención bajo la responsabilidad de los intermediarios; las EPS, desde su posición dominante, ponen barreras a la atención de pacientes de alto riesgo, a la buena práctica médica, a los medicamentos que se deben prescribir, a los exámenes e interconsultas que se requieren para tener un diagnóstico cierto y, por consiguiente, a un tratamiento eficaz dentro de lo posible.

El sistema de salud en Colombia es un negocio, y las EPS, como uno de sus componentes, buscan reducir costos y que el flujo de dinero hacia las IPS sea con la lentitud necesaria para su beneficio financiero, además, las medicinas no se dispensan a tiempo ni debidamente, pues buscan gastar lo menos posible. Acetaminofen e Ibuprofeno, que tienen sus bondades para lo que fueron fabricadas, se convirtieron en una especie del famoso Noni, que servía para sanar más de un millón 357 mil 327 enfermedades. Son medicados para todo.

La oportunidad en la prestación del servicio, criterio ligado a la calidad, se ve afectada porque los pacientes, usuarios o clientes, en muchas ocasiones, deben presentar tutelas para recibir la atención debida, lo que representa un retraso, pues hay que esperar el fallo judicial y eso perjudica la calidad del servicio.

El tiempo que se destina a las citas es otro factor que afecta la calidad. Se ha sofisticado tanto el asunto que hasta a los computadores les ponen temporizador para que transcurridos 15 minutos de consulta se bloquee el sistema, lo que les impide seguir con la atención al paciente, esto puede aumentar los eventos adversos, eufemismo con que se denomina a los errores médicos y que incluye a su entorno, empezando por los porteros.

Según el Ministerio de la Protección Social, casi 1 de cada 5 pacientes en Colombia recibe atención médica inadecuada y 18 de cada 100 sufren por errores médicos cometidos mientras los atienden.

A lo anterior hay que añadirle la ‘captura’ que de los recursos de la salud y el resto del erario, han hecho actores legales e ilegales, políticos de profesión o advenedizos. Lo que señala Daniel Coronell (ver Semana 03/04/11) demuestra que las EPS tienen gran poder, que la Supersalud, como las otras superintendencias, fueron creadas para estar del lado de los empresarios, y muy de vez en cuando, de parte de los usuarios, que no se justifica su existencia. Hasta los interventores de la salud en departamentos y municipios deben contar con el visto bueno del político regional para acceder a esta labor.

Las EPS, fundamentalmente, han hecho del sistema de salud una risa. La reforma a la salud no es posible hoy, tendremos que esperar que la crisis destruya a las IPS para adentrarnos en qué hacer con el sistema. Entretanto, los usuarios seguiremos padeciendo a las EPS y sus demonios.

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