¿NI UN SOLO PERIODISTA ASESINADO ESTE AÑO?

¿Cómo poder hablar de libertad de prensa en Colombia, cuando desde la misma casa de Nariño se convocan ruedas de prensa parcializadas a determinados medios?

¿Cómo hablar de libertad de prensa, cuando el mismo presidente Uribe ataca a los periodistas más críticos de su gobierno?

¿Es que acaso es suficiente como lo dijo Uribe Vélez en su rueda de prensa en Miami, la semana pasada, que este año no ha sido asesinado un solo periodista?

¿Desconoce Uribe los amenazados, los exiliados, los desplazados de sus regiones, los que cambian de fuente, los obligados a guardar silencio?

¿Se olvida Uribe de los esfuerzos que han hecho periodistas como Hollman Morris, Carlos Lozano, Daniel Coronel, cientos de periodistas alternativos, para seguir a pesar de todo, persistiendo en su tarea social y política de denuncia?

No. Por el contrario. Este mago de las palabras, del cinismo y de la improvisación, simplemente lo que hace es desviar las preguntas de los reporteros a su acomodo mediático, no contestar lo que se le requiere, crear por doquier cortinas de humo frente a hechos que se desbordan de su poder, dar largas entrevistas de radio, y ahora de televisión para confundir, una vez más, a la opinión pública ayudado de sus medios amigos y hacerle creer que en este país no pasa nada, que sus cifras acomodadas son las únicas que tienen validez, y que los paramilitares se desmovilizaron por completo.

¿Porqué no habla de las intimidaciones de las que son víctimas los periodistas regionales por parte de paramilitares, las mismas que se acentuaron el año pasado en plena época pre-electoral, sobre todo en departamentos como Sucre y Córdoba, hoy los más afectados por el escándalo de la parapolítica?

Fue precisamente en éste último – Córdoba – donde más se incrementaron las infracciones a la libertad de prensa en el 2006. Registró nueve, entre ellas la del asesinato del periodista Gustavo Rojas Gabalo, a manos de tres personas, dos de ellas, supuestos paramilitares desmovilizados.

¿Por qué no cuenta cómo se han incrementado las agresiones contra la labor periodística a manos de la fuerza pública, a manos del ESMAD, que reprime no solo el derecho a informar, sino el derecho a la libertad de expresión, de manifestación, de oposición?

Según datos de la FLIP, la fuerza pública ocupa el segundo lugar, después de los paramilitares de ser los causantes de la mayor parte de infracciones contra la libertad de prensa.

¿Se le olvida acaso a Uribe que el 18 de octubre del año pasado, fue interrumpida la transmisión por televisión del debate que se realizaba sobre la relación de políticos y paramilitares en los departamentos de Sucre y Córdoba y que dos semanas antes, cerca del 60% de la edición del periódico “El Meridiano de Córdoba” fue recogida por desconocidos?

Claro que no ha habido asesinatos de periodistas este año. La estrategia de silencio cambio. Ahora los periodistas no esperan su muerte. Se desplazan, salen al exilio, simplemente se callan. Las cifras hablan por sí solas: según la Fundación para la Libertad de Prensa, de 5 periodistas exiliados en el 2005, se pasó a 10 en el 2006. De 64 amenazas a 77, de 9 hechos de obstrucción del trabajo periodístico a 17, de 11 tratos inhumanos o degradantes a 24 y finalmente de 2 asesinados a 3.

Este año, hace apenas unos pocos días, salio de su región, el periodista Germán Hernández, coordinador periodístico de la Unidad Investigativa de El Diario del Huila, luego de recibir llamadas amenazantes a su celular. Con él ya son 5 periodistas desde el 2005 los que se han desplazado de esta zona del país.

¿Por qué Uribe Vélez no habla sobre las cifras, cada vez mayores, de la autocensura que se aplican periodistas y medios de comunicación?

Es claro para diversos investigadores que existen zonas en el país, como en el caso del departamento de Bolívar, en las cuales las escasas violaciones registradas se deben a ésta práctica entre los periodistas de este departamento, sobre todo, según informa la FLIP, en lo relacionado con conflicto armado y derechos humanos.

¿Será que al presidente Uribe se le olvida que en lo que va corrido del año, dos jueces regionales han ordenado a varios medios de comunicación, suspender sus publicaciones o emisiones, las cuales hacen referencia a sonados casos de corrupción?

¿Acaso estos hechos no son claras violaciones a la libertad de prensa y a la libertad de expresión o será que el presidente Uribe tiene otro concepto frente al tema?

Debe ser porque o si no ¿cómo se explica que a pesar de decir que existen claras garantías para la oposición, cada vez que surgen nuevas acusaciones, debates o hechos en los cuales esta en duda la actuación de su gobierno o de él mismo como persona, lo único que hace es atacar y poner en riesgo a sus contradictores tratándolos de ser “cómplices de la guerrilla” o “guerrilleros vestidos de civil” como en los casos del director del semanario Voz, Carlos Lozano y del senador Gustavo Petro?

Finalmente, como pasar por alto los altos índices de impunidad, frente a asesinatos de periodistas. ¿O es que ya se dictó sentencia por las muertes de Jaime Garzón o de Orlando Sierra?

En definitiva no se explica como es que Álvaro Uribe Vélez crea y quiera hacerlo creer, que porque no ha habido un solo periodista asesinado este año, es que hay libertad de prensa y de expresión en nuestro país. Como si la autocensura, el exilio, el desplazamiento y el consabido silencio por miedo, no fueran una clara muestra de la manera como se esta asesinando a la libertad de prensa, como se están acallando las voces de los periodistas.

NI CENSURA
NI AUTO CENSURA

DESATEMOS TODAS LAS VOCES.

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