Río Ranchería: la vena que desangra el Cerrejon en la Guajira

Divididos en cuatro grupos, los expedicionarios recorrieron los 26.5 Km del Río Ranchería, que la empresa Cerrejón, pretende desviar, con el fin de obtener más dividendos económicos producto de la explotación de carbón, sin tener en cuenta, las afectaciones sociales, ambientales, culturales, entre otras, que el desvío del Río causaría a la población, en su mayoría indígena y afrodescendiente, que aún habita a lo largo de éste.

Cobijados por el ardiente sol de esta zona desértica, y refrescados con las aguas del Río Ranchería, los participantes, guiados por indígenas de la región, observaron de primera mano, los efectos nocivos que la desviación del Río traería para los pobladores de la zona, que aumentarían – a todas luces – la que ya de por sí viven, luego de la llegada del Cerrejón a su territorio.

Así pudieron determinar que el Río Ranchería en la actualidad y pese al slogan que identifica a la empresa Cerrejón, “Minería Responsable”, recibe todos los desechos de la mina durante el proceso de extracción del carbón, lo que ha ocasionado, no sólo un alto deterioro medio ambiental, reflejado en la muerte de múltiples especies acuáticas que antaño eran el sustento de las comunidades asentadas en la zona, sino que el Río haya perdido sus características aguas cristalinas de años atrás.

Pero no sólo esto, la contaminación de la mina, también ha afectado la fauna y la flora de la región, las plantas medicinales y tradicionales usadas en sus rituales, también las ornamentales, café, caracoles, guara, chihuiro, iguanas, monos aulladores, especies en vía de extinción, que antes se podían encontrar en gran cantidad, árboles centenarios que en silencio pierden la vida a la orilla del río, ya que al parecer luego de redondearlos, les riegan aceite en sus raíces, para que caigan pronto y despejen el camino que la empresa Cerrejón tiene previsto para la extracción del carbón.

Los expedicionarios igualmente reportaron percibir el rompimiento del tejido social de las comunidades, sobre todo en aquellas que han sido desplazadas y reubicadas por la propia empresa Cerrejón, en lugares donde ni siquiera cuentan con agua potable, ni tienen acueducto.

La expedición partió del Resguardo Provincial de la comunidad Wayuú, ubicado a solo 15 minutos del municipio de Barrancas en el departamento de la Guajira, y el cual se encuentra cercado por una montaña de desechos que vierte el Cerrejón noche y día, luego de la extracción del carbón. Desde allí se pueden observar a lo lejos, los camiones contaminadores, sentir los movimientos de la tierra que se queja, que llora antes de las explosiones de pólvora que facilitan el proceso, que quiebran el silencio de la región, los cantos de los pájaros, los sonidos del desierto.

Este resguardo que ofreció a los caminantes descanso para sus pies, abrigo y alimento para sus cuerpos, es uno de los más férreos defensores del Río Ranchería, lugar sagrado para ellos, aguas que a pesar de contaminadas siguen usando en sus quehaceres diarios.

Ellos esperanzados al final de la jornada del cuarto día, reunidos concluyeron, que no van a permitir, no solo que su Río no sea desviado, sino que no siga la contaminación del mismo, que puedan recuperar sus aguas cristalinas y que Cerrejón, finalmente, se vaya de su territorio, ya que solo ha traído miseria para su pueblo, a pesar de las altas regalías que se supone generan este proyecto, y que a ellos no los han beneficiado en nada.

Los expedicionarios partieron, cada uno a su lugar de origen, a sus selvas de cemento, comprometidos con una recopilación de lo descubierto a lo largo de su caminar durante los cuatro días, que contribuya para que más allá de las fronteras, se conozca la verdad que Cerrejón niega, que quiere hacer y viene haciendo en su territorio.

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